⁞ Capítulo 6: El instinto de Marina ⁞

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El ajetreo del Cuartel Secreto solo hizo que incrementar en cuanto Aidan, Marina, Enya y Bianca cruzaron el espejo rumbo a Lumiel

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El ajetreo del Cuartel Secreto solo hizo que incrementar en cuanto Aidan, Marina, Enya y Bianca cruzaron el espejo rumbo a Lumiel. Ninguno de los cinco guerreros restantes podía poner un pie en las Tierras de Pyros sin consentimiento de sus reyes, pues aquello sería una grave infracción del principio de territorialidad que garantizaba el ejercicio de soberanía de los monarcas en sus propios reinos. Así que no les quedaba otra que esperar una misiva del Rey Kedro o de la Reina Chiska solicitando auxilio y, dado que ellos no tenía sales de viajes con las que comunicarse, era bastante improbable tener noticias hasta dentro de unas cuantas horas.

—Esto es de lo más inusual —decía Daren, Guardián de la Luna—. Las sombras solo atacan en la frontera. Hace años que no osan internarse tanto en los reinos.

—Lo cual significa que no es un ataque a la ligera —indicó Wayra sentado a su lado—. El Monarca de la Noche ha puesto en su mira Lumiel por algún motivo en particular. ¿Cuál? ¿Qué sabe él que nosotros no?

Iniciaron un acalorado debate sobre la situación. No había razones para temer por la vida de los cuatro que habían abandonado el cuartel para ir a combatir. El poder del fuego y del mar no era algo que pudiera vencerse con facilidad y haría falta mucho más que un ataque nocturno para acabar con ellos.

La Princesa Chloé permanecía en silencio mirando los rostros abrumados de unos y otros mientras trataban de averiguar las siniestras intenciones del Rey Darco. Sobre la mesa descansaba el papel en el que Bianca había empezado a traducir los tatuajes de Ilan. Fijó sus ojos verdes en la caligrafía elegante de la Guardiana del Hielo y luego sus ojos se clavaron en el estudioso. El Guardián del Bosque se había vuelto a cubrir el cuerpo con una blusa y escuchaba a Wayra hablar apasionadamente sobre el sorpresivo ataque.

Y entonces Chloé tuvo una revelación.

—¿No os parece demasiada causalidad que el Monarca de la Noche haya mandado a las sombras atacar una de las ciudades más importantes de Pyros justo un día después de que el grimorio grabara en el cuerpo de Ilan un mapa? —soltó de repente.

El resto enmudeció. Estaba claro que nadie lo había pensado. La intensidad del momento les había impedido asociar los dos acontecimientos más extraños de las últimas veinticuatro horas.

—¿Qué insinúas? —preguntó Sira—. ¿Crees que el grimorio alertó al Rey Darco de alguna manera o...?

—Eso no lo sé —acortó Chloé encogiéndose de hombros—. Pero esto sí: hace unos meses los siervos de la oscuridad acompañados de un ghoul atacaron Handros. Fue algo arriesgado e incluso suicida, todos coincidimos en eso. El Monarca de la Noche no suele dirigir esa clase de ataques, ¿verdad? Gracias a Marina descubrimos la existencia del grimorio y dedujimos el objetivo del Rey Darco: hacerse con él y obligar al ghoul a traducirlo. Hay algo en ese libro de hechizos que nuestro enemigo necesita tan desesperadamente como para autorizar una misión impulsiva con pocas posibilidades de éxito.

Los Primordiales: Gotas de esperanzaWhere stories live. Discover now