Dos seres, un camino, dos corazones, un único destino. El angel y humano, el inicio de un amor prohibido.
~El destino es el lugar al que nos dirigimos. Para algunos, ese futuro que algún día será presente ya está marcado (por alguna fuerza sobrenatu...
Los angeles son espíritus celestiales que no tienen un cuerpo de carne y hueso como el que tenemos los seres humanos. Sin embargo, hay ocasiones en que los ángeles, al ser enviados para cumplir una misión específica, sí aparecen con forma humana.
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Jimin es un joven ángel, creado con el objetivo de guiar a los humanos hacia el camino del bien, prestándole incluso servicios materiales y ayudándoles a superar múltiples dificultades, no obstante no podía obligar a los mortales a seguir el camino del bien.
Lo tenia claro. Él no podía decidir por nadie, imponer opciones. Los humanos son y permanecen libres. Pero su misión era preciosa e importante.
Como mensajero silencioso aconsejaba lo mejor, sugiriendo el camino correcto a seguir. Dispuesto a ayudar en situaciones diarias y cotidianas, sobre todo proteger y en lo posible hacer feliz a las personas.
Por lo tanto poseía apariencia humana puesto que debía ocultar su agraciada y sobrenatural presencia como un ser superior ante dichos mortales, sin embargo seguía luciendo como un ser divino de rostro apolíneo.
Poseía una belleza irreal, cabello corto y rizos dorados, contextura delgada, ojos color avellana y labios gruesos.
Sus alas color dorado, sobresalían entre el montón al brillar como el oro recien pulido.
Siendo inexperto el hermoso ángel, bajo a la tierra con un solo propósito. Guiar y proteger al humano que le fue designado, aunque no tenia idea de como era la apariencia del mortal. Lo único a su favor fue que sabía el nombre y dónde encontrarlo.
Se asombró cuando notó el clima frío en la tierra. Según tenía entendido era época de invierno.
Su atuendo era simple y holgado. Camisa blanca con bolados, un pantalón del mismo color y pies descalzos. Claramente la vestimenta que traía puesta no era de ayuda, visto que el ambiente era sumamente fresco e inestable.
Luego de caminar un largo tiempo, se percató de que había caído la noche y aún así, no sabía donde seguir buscando.
Se sentó en la orilla de un puente de madera. Estaba frustrado, cansado. El frió que sentía impactaba contra su pálida piel, provocándole escalofríos.
Contemplo la luna que se ocultaba detrás del montón de nubes, en tanto se cuestionaba si estaba haciendo lo correcto. Quizás el hecho de no encontrar al humano era una señal de que no debía seguir buscando. Ya no soportaba la idea de seguir vagando sin rumbo.
