MALDICIÓN - Cap.10: Cordura

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La madre de Catalina, siempre antes de dormir, le contaba la historia de una pequeña niña que decidió salir de su casa para vivir independientemente. Tomó todas sus pertenencias y dejó a toda su familia atrás. Al ser tan pequeña apenas sabía a dónde ir, hasta que una noche, desnutrida y muerta de sed, decidió entrar en un bar que todavía seguía abierto. En aquel lugar, no había nadie. Únicamente un hombre, quien parecía ser el dueño juntos con dos niños pequeños, sus hijos. Aquel hombre al visualizar a la pequeña niña, no dudó en llevarla a su casa y cuidarla desde ahí.

La niña sabía que eso no era lo correcto, que sus padres se enfadarían y ya nada volvería a ser lo mismo, pero ya no podía volver. Con el paso de lo días la niña empezó a hacer amistad con uno de los hijos, Marcos. El cual era bastante carismático y avispado, le enseñó gran parte de filosofía y matemáticas, por lo que la chica se quedó enamorada de él.

Con el paso de los años, ambos se casaron y tuvieron a su primer hijo. Pero cuando España estaba rozando los años noventa, una fuerte discusión tuvo la pareja dejando llorando a su hijo en la cuna. La mujer no supo que hacer en ese momento, pues estaba tan enamorada de él que era incapaz de dejarlo. Marcos, asumió un papel de poder en la casa que dejó desconcertada a la chica, ya que ese no era el hombre cariñoso y amable que había conocido. La situación en la casa empeoró con el tiempo, y la mujer comenzó a sentirse atrapada y desesperada.

De esta manera, la mujer convenció a su marido para volver a tener otro hijo y así reforzar la relación. O eso era lo que hacían en aquella época, pero la llegada de aquella niña, lo destruyó todo. Marcos, estaba casi convencido de que iba a ser un niño y no era capaz de asumir la llegada de aquella niña. Por lo que la ira acumulada fue dirigida hacia su mujer, quien sufrió maltratos y abusos durante muchos años, hasta que la pequeña creció y los golpes también fueron dirigidos a ella. Después de un tiempo, Marcos, absorto entre tantas emociones negativas y furia en su interior, se fugó con una joven que ingresó en su trabajo.

La madre de Catalina siempre acababa la historia de maneras diferente, nunca fue tan trágico como ella creía. Con el paso del tiempo se dio cuenta de que toda aquella historia fue la que vivió su madre y a veces llegó a creer que su padre no era tan malo después de todo, pero se equivocaba.

—Vaya, estás en la celda 811. Es la peor de todas, te lo digo para advertirte de que quizá encuentres alguna cucaracha por ahí.

Catalina se mantuvo callada durante todas las semanas que estuvo ahí, apenas conversó con ninguna de las chicas...Algunas porque les tenía miedo o respeto y otras porque simplemente iban a lo suyo. La joven se sintió abrumada los primeros días, no estaba acostumbrada a ese ambiente y eso le ponía nerviosa. Justo a su izquierda había una chica que no paraba de hablarle hasta hace unos días, no recordaba el nombre, ni siquiera quería hacerlo.

Estaba tan centrada en lo suyo y en escapar de ahí, que nada le importaba ya.

—¿A qué hora sale la agente Ramírez?

—Supongo que sobre las doce de la noche. No me jodas que ya estás pensando en escapar.

—No, nunca me atrevería.

Mentira.

Esta era la primera táctica que aprendió Catalina entrando en la cárcel. No contar la verdad, no confiar en nadie, ni en su propia sombre. Y lo más importante, aparentar. Que nadie crea que ella está averiguando la manera para escapar de ese lugar asqueroso y sombrío, en donde cada mañana se levantaba más asqueada.

—Menos mal, porque si te pillan no querrás saber lo que pasa.

Miró a su compañera dubitativa.

RehénTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang