ᰔ Capítulo 5 ᰔᩚ

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No hay mucha ropa limpia. Sacudo la cabeza, calmando mi frustración. Agarro el cesto de la ropa sucia y voy directo al patio, donde se encuentra la lavadora. Separo las prendas blancas de las color y comienzo el lavado. Junto horquillas e inmediatamente voy al refrigerador.

Hace falta comida también. Es domingo y no hay trabajo, por lo que Jaemin y yo descansamos. Por eso no significa que no desayunemos nada, así que saco mantequilla, mermelada y busco la barra de pan de la alacena. Prendo el comal y a flama baja tuesto los panes. Bien, pan con mantequilla y mermelada acompañado de café.

Jaemin aparece de repente en la cocina, y se sienta en la mesa. Como todos los días, espera su desayuno. Preparo dos tazas de café, le pongo la suya en frente de la mano que tiene sobre la mesa y en un plato sirvo los panes tostados. Acerco la mantequilla y la mermelada al escuchar que la lavadora hace un sonido de que el lavado ha terminado. Antes de moverme para ir por la ropa, Jaemin se pone de pie y cierra con una patada la puerta que dirige al patio-

Entrecierro los ojos, confuso, pero no me alarmo y entiendo que lo que quiere es que desayune con él. Al igual que yo, a Jaemin no le gusta comer solo. Ambos nos acercamos hacia la mesa y nos sentamos, sin dirigirnos la palabra.

— Desde mañana vas a trabajar únicamente por las mañanas. No vas a cargar tierra ni a mezclar arena —espeta, sereno, sin verme verme a los ojos.

Todas las mañanas me da reglas que debo cumplir, ya que de eso depende mi paga, pero siento que las últimas semanas estoy trabajando muy poco y eso no me agrada.

— ¿Por qué solo por las mañanas? Por las tardes hay más trabajo y acabaríamos mucho más rápido —dije sin estar de acuerdo con sus ordenes.

— Jaehyun, Jungwoo, Kun y Johnny se encargarán —responde, como si ya no fuera a hablar.

Me muero el labio.

— Esa no es la respuesta que te estoy pidiendo. ¿Por qué estás disminuyendo mi trabajo? —Jaemin no responde, así que prosigo—: ¿Acaso no trabajo? ¿No soy rápido? ¿No estoy siendo eficiente?

— Exacto —contesta, apretando los labios—. No puedes ser eficiente cuando te la pasas dándole el culo a uno de los dueños de la casa donde trabajas, ¿o qué? —Me mira esta vez, fijamente—. ¿Es posible trabajar y dar el culo? —No respondo. No sé de qué habla y no quiero discutir—. ¡Responde! ¿O es que te deja tan adolorido que ni siquiera puedes moverte?

— No sé de lo que hablas —digo sinceramente, volteando hacia otro lado.

— Sabes perfectamente de lo que hablo. —Esta vez su voz me da miedo. por instinto me hago hacia atrás, haciendo que mi espalda toque con el respaldo de la silla.

— No —murmuro, encogiéndome de hombres—. No lo sé.

Me levanto de la mesa y salgo de la cocina. No soporto cuando me mira como si yo le ocultara algo.

Escucho sus pasos tras los míos y su mano jalándome.

— ¡Suéltame, me tocas como un bruto!

— No te quejabas antes —soltó, hosco, llevándome a la fuerza hasta la pared más cercana, hasta acorralarme.

— ¡Que me sueltes, maldición!

— ¿Desde cuándo te la estás ofreciendo?

— ¿Qué? —Mi voz parece quebrarse. Razono un poco, hasta estar completamente seguro de que en verdad me hizo una pregunta como esa. Lo único que puedo suponer es que Jaemin habla de Jeno y eso aún no me queda claro, así que me arriesgo a seguirle la corriente —: ¿Y a ti qué te importa?

— ¿Desde cuando?

— No es tu asunto.

— ¡¿Desde cuando?!

— ¡No te importa, Jaemin! ¡Maldición, si me acuesto o me dejo de acostar con alguien... ese no es tu asunto!

Un silencio se hace presente y no puedo soportarlo. Es Jaemin, mierda... Es Jaemin, el jodido Jaemin...

—Me duele, así que por favor deja de tocarme como un bruto —espeto seriamente, tragando saliva. Jaemin me suelta, pero no se aleja. Ladeo el rostro —. Salvaje... —susurro, empujándolo para que se aparte. Golpeo uno de sus anchos hombros con el pecho y retrocedo ante el impacto.

— De qué te quejas si te gusta así —lo miro, anonadado—: salvaje.

El asqueroso comportamiento de Jaemin me sacude por completo. Siento que voy a perder los estribos, pero de pronto se me ocurre algo mejor.

— Sí —acepto, sonriendo con ironía y goce. Llevo una mano a sus pantalones y tiento acariciarlo por sobre la ropa. El más alto respira ruidosamente, está excitado, por lo que rozo los nudillos contra el cierre de su pantalón —, me encanta así: salvaje. —Al percibir que impulsa sus caderas abro la boca y respiro el aroma de su cuello, que está a menos de dos centímetros de mi boca. Su manzana de adán se mueve de arriba a abajo y las venas de su cuello se sobresaltan—. Pero también puede gustarme suave, muy muy suave... —murmuro, apretando la ya evidente forma de su pene erecto dentro de su ropa.

Gruñe, a la espera de que haga todo el trabajo, como antes. Sin embargo, no será así. Deposito un casto beso en su mejilla y logro salir con calma antes de que me sujete de nuevo. Para mi sorpresa, no me retiene.

Lo siento Jaemin, pero si vas a querer volver a acostarte conmigo, tienes que ganártelo. Castigado; excitado y dejarlo con las ganas... Esa táctica podría dar resultado tal vez.

𝑂𝑏𝑟𝑒𝑟𝑜 ᰔᩚ JAEMREN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora