DESBORDADA PASIÓN. 🔞 (2MIN)🌈

十九. LA PROPUESTA.

El sol filtraba sus cálidos rayos a través de las hojas danzantes del bosque real, pintando destellos dorados sobre el verde tapiz de la vegetación. Un susurro suave del viento acariciaba las copas de los árboles, mientras las aves cantaban melodías de amor en lo alto. El aroma fresco de la naturaleza impregnaba el aire, creando un escenario idílico para el encuentro entre el apuesto Wangja Minho y el delicado Taemin.

Minho había citado a Taemin en este rincón secreto del bosque real, un lugar mágico donde la armonía de la naturaleza se convertía en el testigo silencioso de su amor clandestino. La orilla del lago, bordeada por flores únicas que desprendían fragancias embriagadoras, ofrecía un refugio perfecto para la complicidad entre ambos.

Taemin llevaba consigo una cesta repleta de bocadillos preparados con esmero y amor, una muestra más de sus habilidades. Minho, sorprendido, le preguntó con un tono de incredulidad mientras observaba el festín improvisado.

—¿También sabes preparar comida? —inquirió Minho, con una expresión de asombro—. Creí que un artista como tú sólo se dedicaría a las artes.

Una sonrisa jugueteó en los labios de Taemin mientras respondía con ternura. —Así es, mi señor. Estoy aprendiendo. Nim Heechul me ha estado enseñando. La señora que solía hacerle los alimentos enfermó, y me ofrecí a hacerlo en su lugar.

El sol radiante iluminaba los ojos de Minho, pero en su mirada había una sombra de preocupación. —Ese tipo abusa de tu lealtad. Me molesta que le sigas sirviendo. No tendrías necesidad si aceptaras mi ayuda.

Taemin, con una mesura que sólo él poseía, respondió con sinceridad. —Mi señor, sabe perfectamente que no puedo hacerlo. Sentiría que me paga por el tiempo que pasamos juntos.

Minho, con un gesto serio, intentaba expresar algo más, —Taemin, no soy un cliente. Somos... Sin embargo, antes de que pudiera terminar de articular sus pensamientos, Taemin intervino con comprensión y dulzura.

Taemin entendía que lo suyo no tenía nombre, como podría, si él solo era un Nobi y Minho era el Príncipe de Gangneung. —No se preocupe, mi señor. No hay necesidad de ponerle nombre a lo que tenemos. Yo comprendo la situación.

Minho agradeció el gesto con un asentimiento apenas perceptible, pero sus ojos hablaban un lenguaje que las palabras no podían expresar por completo. Tomó la mano de Taemin con suavidad y le otorgó un beso delicado en el dorso de la palma, un gesto que hizo que el corazón de Taemin latiera con fuerza y su rostro se tiñera de un suave rubor.  podía sentir como es que Minho lo amaba, con un simple toque lo hacía sentirse en las nubes.

Disfrutaron juntos de los bocadillos preparados con amor, compartiendo risas y secretos bajo la sombra protectora de los árboles. Sin embargo, la complicada realidad de sus vidas no podía ignorarse por mucho tiempo. Minho, el príncipe de Gangneung, y Taemin, un humilde Nobi, se encontraban atrapados en un amor prohibido, marcado por las estrictas normas de la sociedad. Más temprano que tarde Minho, tenía que hablar.

El sol comenzaba a descender lentamente en el horizonte, tiñendo el cielo con tonos cálidos y apacibles. Minho miró a Taemin con una mezcla de amor y pesar en sus ojos, consciente de que cada encuentro se volvía más precioso y, al mismo tiempo, más efímero.

El lago, sereno y cristalino, invitaba a la intimidad. Bajo la discreta cortina de los árboles, Minho y Taemin se despojaron de sus ropas, sumergiéndose en las aguas frescas y claras del lago. En ese rincón de la naturaleza, donde los rayos del sol se filtraban suavemente entre las hojas, crearon su propio paraíso.

Sus cuerpos entrelazados se movían con gracia y pasión, como si cada caricia fuera un poema susurrado por la brisa, sus rostros enamorados era bañados por los reflejos del sol en el agua. El amor fluía entre ellos como la corriente suave del lago, un lazo invisible que los unía más allá de las palabras.