6. Los finales decididos

68 11 10
                                    

Henry había conseguido cambiar, poco a poco, parte de mi mundo desde la primera vez que nos conocimos en consulta

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Henry había conseguido cambiar, poco a poco, parte de mi mundo desde la primera vez que nos conocimos en consulta. Como dije al principio, él siempre fue dedicado a su trabajo y amable, siendo honesto con todos sus pacientes para que las palabras que salieran de su boca entraran poco a poco en las personas. Obviamente no con intenciones románticas las cambió, pero desembocaron a ello tras una serie de cosas que escaparon de mis manos y captaron sus ojos.

En el coche, Henry tomó al gatito junto a una manta enrollada a su cuerpo para que no se enfermara, y dijo:

—¿Marcharte de casa, sin avisar a nadie, y abandonar un gato tan pequeño? No tienes corazón.

Bajé la mirada, aceptando al animal y así pegármelo al pecho de mi abrigo. Era una animal tranquilo, poco ruidoso, y su pelaje blanco con manchas negras me recordaba a las vacas. Quizás por eso lo llamé Vaki. Un nombre tonto, lo sabía, pero me hizo gracia en su momento.

—Lo lamento...

—¿Y a dónde te dirigías con una sencilla bolsa de viaje? —Quiso saber, comenzando a conducir para así salir del aparcamiento.

—Sonnersville.

—Eso... está un poco lejos —opinó—. Aunque estás de suerte, porque mi hermana mayor tiene una casa secundaria allá, y como estoy de vacaciones podemos ir juntos hacia alla.

Lo miré con el ceño un poco fruncido, incrédulo de que todo esto fuera demasiado conveniente. ¿Lo habría planeado de antemano? ¿Cómo? ¿Fui demasiado obvio? ¿Cuánto más sabe de mis decisiones?

—Dr. He...

—Henry —me interrumpió con una sonrisa amable—. Tutéame, porque no estamos en consulta. Y si te preguntas hacia donde vamos, primero debemos de ir a mi casa para tomar a Sushi y una maleta, y después iremos hacia Sonnersville.

—¡Pero...!

—Ébano... ¿por cuantos años nos conocemos?

Bajé la mirada para volver a mirar al gato acurrucado.

—Siete años...

—Exacto, siete años, y aun así sigues tratándome como si fuera tu doctor desde hace unos pocos meses. —Sacudió la cabeza, girando hacia la izquierda y así unirse a la carretera—. Estoy preocupado por ti, Ébano. 

—¿Por mí? Eso suena demasiado....

—Sé que es incorrecto tener sentimientos por una persona que ya tiene pareja, pero temo decirte que sé lo de tu esposo —respondió un tanto molesto, quizás, porque no sonó la palabra "esposo" igual que las demás—. Lo han visto coqueteando con otros hombres en restaurantes, en el parque de atracción hace dos meses, y durante las cenas de empresa. Ninguno de esos hombres eran tú. ¿Qué clase esposo haría algo tan asqueroso como eso, hacia una persona tan amable y paciente como lo eres tú?

El arte de romper un corazón sin tocarloWhere stories live. Discover now