Capítulo 16

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Horas antes...

Un celular no paraba de reproducir una fastidiante melodía que perturbaba la tranquilidad de la oscura habitación.

Además de que la combinación de trompetas y tambores iniciaban a taladrar la cabeza de su dueño, quien poco a poco fue despertando por el tedioso ringtone.

Con su mano fue tanteando la blanda superficie hasta tomar el artefacto y con una abrumadora pesadez abrió los ojos, enfocandolos en la iluminada pantalla.

Cualquier rastro de pereza se evaporó de su cuerpo al ver el contacto que lo llamaba.

En grandes letras blancas resaltaba el nombre de Megumi.

Fue una sorpresa volver a leerlo, pues desde esa fatídica salida no había vuelto a tener comunicación con su persona, ni siquiera en el instituto, la vergüenza que contenía era tanta que trataba de evitarlo en cualquier situación.

No podía acercarse y hablarle como si nada, ni siquiera sostenerle la mirada por más de dos segundos, no después de reconocer el daño que le causó por su ingratitud, recordar la tristeza y la falta de brillo reflejada en sus bonitas orbes fue suficiente para mantenerlo oculto en una esquina.

El sonido de su móvil logró sacarlo de su inestable juicio, lanzó un pesado suspiro y procedió a atender la llamada.

—¿Hola? —Contestó dubitativo, pensando que, tal vez, el menor se había equivocado de número, pero al oírlo pronunciar su nombre descartó la idea con alivio.

—¡Yuta! —Exclamó eufórico, provocando qué apartara un poco su celular por el grito que le pegó al tímpano. —Lo siento, es que pensé que no me responderías. —Continuó en un apenado murmullo, como si hubiese adivinado la reacción del azabache.

—N-no, de hecho iba... —Fue interrumpido por la dulce voz de Fushiguro, junto a unas palabras que casi lo dejan en estado vegetal.

—¡Espera! yo quería disculparme por lo de la otra vez, no estaba pasando por una buena situación y —Yuta estaba por decirle que el único que debía justificarse era él, pero fue nuevamente cortado. —esa no era excusa para tratarte así y dejarte abandonado, por eso me gustaría que vinieras a cenar a mi casa esta noche como muestra de mi arrepentimiento. Es noche buena y no me gustaría que la pasaras solo. —Balbuceó esto último con un toque afectuoso.

Y Yuta se deshizo en llanto.

Porque al chico, al cual le arruinó su relación llenándolo de ideas sobre su pareja para su beneficio, lo estaba invitando a asistir a la cena junto a su familia, lo más importante es que le estaba ofreciendo una disculpa que no merecía.

Como pudo, ya que los hipidos no lo dejaban pronunciar más de tres sílabas consecutivamente, le hizo saber sobre lo mucho que se había arrepentido por destrozar parte de su felicidad gracias a sus discretas manipulaciones y sucias jugarretas, pues verlo más apagado y solitario le hizo recapacitar del mal que le había causado.

Las personas cometemos errores, solemos equivocarnos y aprender de ellos, es parte de nuestra naturaleza. —Respondió risueño, con una tranquilidad que fue apaciguando el llanto del azabache mayor. —Cómo también es de valientes reconocer cada falta —Hizo una corta pausa. —, no te guardo rencor por lo que hiciste, Yuta, aunque esa no era la forma.

—Meg-...

Desde que pongas un pie fuera de tu casa todo queda en el olvido, ¿de acuerdo?

En efecto, la palabra resentimiento no pertenecía al diccionario de Megumi, era un completo ángel, un ser lleno de pureza que la sociedad no merecía.

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⏰ Last updated: Oct 22, 2023 ⏰

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𝐏𝐎𝐒𝐄𝐒𝐈𝐕𝐎; 𝑺𝒖𝒌𝒖𝑭𝒖𝒔𝒉𝒊Where stories live. Discover now