Capítulo III

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Capítulo 3
En teoría, ellos pueden actuar como personas que no se alimentan de perturbar al otro. En teoría

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A Harry no le asustan las personas que esconden artículos tenebrosos y los utilizan para asesinar sigilosamente a todos sus familiares para quedarse con su herencia, atraparlos es fácil. Harry tampoco le teme a los sadicos que disfrutan hiriendo a otros, a esos se les manda a Askaban y problema resuelto.

¿Pero la gente madrugadora?

Eso sí le da repelus.

Bosteza caminando por el gran paso de grava que lleva a la puerta del hogar de Draco (las gárgolas esta vez lo dejaron pasar sin preguntar a nadie), y a su alrededor es ovacionado por las pequeñas estatuas de piedra de serpientes y lagartos que deben haber aceptado que es la única visita que verán en mucho tiempo y deben aprovecharla.

— Bueno días, Potter, —saluda Draco tras abrirle la puerta.

— Días.

Entrega su capa, le da un largo trago a su vaso con café, lo rellena con dos golpes de la varita y mira mal al demonio rubio platinado que se mueve con presteza en su traje a tres piezas para limpiar con un hechizo el barro que Harry trajo al recibidor.

— ¿Hoy no hay Revelio? —se burla Draco.

— Después. No hago hechizos tan temprano.

— ¿Por?

— Las personas normales no somos plenamente productivas en las mañanas como si nos hubieran metido un corrientazo por el culo, Malfoy, deberías aprender. Ya sabes. Para simular ser una persona.

— Uno diría que el mortifago aquí sería la criatura nocturna.

— Callate que me estresas.

— Gracias por el cumplido —tararea Draco, sus brazos tras de su espalda y el interés al preguntar—: ¿otra vez a la biblioteca? El libro de ayer se ha puesto bueno.

— No tan temprano. Mejor vamos a... ¿Donde esconderías artículos tenebrosos?

— La biblioteca es un buen lugar.

— Lo siento, aclaro: dónde esconderías artículos tenebrosos que no fuera en un lugar que me hiciera doler la cabeza.

Draco de hecho se lo piensa con su mentón al techo y los hombros rectos.

— En mi salón de colección, naturalmente.

— ¿Donde queda eso?

— Lo he escondido con todos los trucos que conozco mientras estas aquí, lógicamente. Es más, la puerta está justo tras esa estantería.

Harry mira la estantería que Draco señala.

¿Tan idiota lo cree como para humillarse tratando de mover esa estantería si nada detrás?

— ¿Tu madre te decía que eras muy gracioso?

Draco sonríe. Podría ser porque la conversación es de su interés, o solo porque disfruta ver a Harry balancearse como un zombie recién desenterrado.

A Harry No le Pagan lo Suficiente // Harco - DrarryWhere stories live. Discover now