Capítulo VII

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Capítulo 7: Cuando tienes dos hijos uno es el orgullo y otro la decepción. Cómo Lucius solo tuvo uno, el pobre Draco parece haber desarrollado dos personalidades. No es culpa de nadie... ¿verdad?

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Lucius Malfoy se considera un hombre de principios, fue criado en el seno de un hogar rico en valores sobre la consciencia de clase y nunca faltaron los sueños al respecto de un mundo mejor, uno donde el mundo entero note la fuerza y belleza en la pureza de la magia, aún para quienes no la tengan. Desde pequeño supo que ayudaría a construir ese mundo y así lo hizo al crecer, hasta que el destino le escupió en la cara.

Si bien ha tenido que tomar decisiones que no le han gustado para nada (traicionar a los suyos le generó una herida que jamás sanará), tras los años ha aprendido a darse consuelo en que simplemente estaba siguiendo sus valores y tomando las decisiones difíciles que nadie quiere. Y es que, si él hubiera ido a Azkaban, ¿quien se habría quedado a enseñarle a su hijo de esos mismos valores? Ellos habrán fallado por completo.

Y es que Voldemort no fue el mejor líder posible, pero podría no ser el último y sus hijos (el futuro de la sangre pura) deberían estar preparados.

Por eso se quedó. Por eso vendió a tantos de los suyos, eso sí, cuidando de guardarse los nombres de quienes eran padres o simplemente demasiado jóvenes. Todo por quedarse a sembrar sus ideales en el hijo del que él y su esposa se enorgullecen.

Al menos en su mayoría.

Draco es un hombre hábil con facilidad para la elocuencia y un buen ojo para las oportunidades que sin duda lo hará el mago más exitoso de la familia en generaciones. Para su disgusto es quizás un poco demasiado inmaduro cuando toma confianza, otro poco suave (sabe Merlin que eso fue culpa de Narcissa y no suya), y ni siquiera quiere hablar de lo decepcionantes que han resultado ser sus gustos en parejas y lo desinteresado que está en un matrimonio concertado.

Pero es suyo. Su hijo. Su futuro.

Lucius va a amarlo por el resto de su vida aún si nunca lo dice en voz alta.

Incluso si Draco se lo pone difícil.

Lucius ha terminado de darle un largo paseo a sus pavos reales mascota (uno no creería la energía que tienen para quemar esas cosas hasta que las tiene), cuando se encuentra con su esposa blandiendo su varita frente al aire lleno de círculos representando las mesas y nombres alrededor de estos creados con magia.

Se acerca a ella por atrás cuidando de no hacer ruido para no asustarla y enfoca su vista en la nueva mesa que ha sido agregado sin que nadie le haya dicho nada.

— ¿Quienes son tan importantes como para merecer una nueva mesa a estas alturas, querida?

Narcissa vuelve a verlo con los labios en una línea recta y esa expresión indescifrable que le dedicaba cuando se conocieron cada vez que trataba de hablar con ella.

— Invitado de Draco.

Lucius se ríe bajito.

— Muy graciosa.

— Está vez en serio. Llegó el día, Lucius, las profecías eran ciertas. Te pediría que revises la sala de pánico, pero yo misma ya la abastecí.

Lucius se pone serio al ver que ella ni siquiera sonríe.

— ¿De verdad? Creí que él no tenía... creí que es una persona independiente.

— Pues es de verdad.

— No lo entiendo. Ya invitamos a toda la gente que él medio tolera y Astoria sigue fuera del país, ¿cierto?

Narcissa asiente con su cabeza en respuesta.

A Harry No le Pagan lo Suficiente // Harco - DrarryWhere stories live. Discover now