Capítulo IX

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Capítulo 9: El asunto es que los temas entre ellos son limitados, el aburrimiento y el desinterés es inevitable, pero Harry sigue sin notarlo y Draco no se lo va a informar

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Sigue a Draco por las escaleras más oscuras del mundo mágico hasta el segundo piso, que da la sensación de tener una habitación dentro de otra, y luego otra, y así eternamente. Nunca se acaban, nunca dejan de ser terriblemente grandes e intimidantes.

Fue honesto cuando dudo de cómo llamar a este lugar. La palabra mansión es adecuada en la teoría, pero Harry ha estado en otras mansiones. Esta se siente totalmente distinta. Viva.

— Creo que los cuadros en las paredes se tuercen, Draco.

— Solo están sonriendo, saben que no suelo traer a nadie. Ignóralos si te hablan en lenguas muertas.

— Oh, Merlin.

— Mírame a mí. Solo a mí.

Harry endereza su cabeza a la espalda delgada frente a él sin rechistar y obedece.

Para no voltear a mirar se obliga a quedarse con los detalles de la espalda de Draco y en la forma en la que el traje se suelta al inicio de torso y se ajusta en la cadera estilizada. Harry pasa saliva, recordando en Hogwarts, cuando estaba con todo el asunto de acusarlo de ser mortifago, como llegó a pensar que Draco estaba desnutrido o algo así por esa época. Estaba seguro de que si se quitaba la camiseta en los vestidores sus costillas iban a sobresalir de forma casi dolorosa y que las ojeras bajo sus ojos podrían llegar al hueso.

Duda que pueda engordar, siempre será terriblemente delgado, quizás sea necesario para él aura importante e inalcanzable que da.

No es como Harry. Él engorda fácil y si no fuera porque entrena seguido y su trabajo lo mantiene en movimiento sería una graciosa bolita.

Pero al menos tiene músculo.

Draco jamás va a ganar músculo.

Cruzan una puerta con un grueso arco negro. La habitación al otro lado tiene paredes de color violeta opaco y una cama en la que fácilmente cabrían todos los Weasley. Es todo. No hay decoraciones. Da la impresión de que su dueño desvalijó todo al extremo para no dejar ni el viejo cepillo de dientes.

— Tu viejo dormitorio —adivina Harry.

— Me gusta pensar que es una habitación de invitados reservada.

— Pero huele a ti.

— Uso los mismos suavizantes y detergentes en mi casa, debes pensarlo por eso —Draco dice, y cierra la puerta a sus espaldas.

Se ve tan ligero en el inmenso espacio. Tan frágil.

Sin poder evitarlo, Harry cierra la distancia entre ellos para colocar sus manos en los huesudos hombros de Draco. Débiles, como pensó.

— Ni siquiera aquí tienes músculo —explica sus pensamientos.

Draco rueda sus ojos. Esta tan acostumbrado a las rarezas de Harry que probablemente podría llegar un día diciéndole qué hay una nueva amenaza para el mundo y Draco simplemente le preguntaría dónde está la nueva cicatriz.

— Tu mente es un lugar tan extraño —Draco se burla.

Harry jura que se sonroja un poco, porque no es así normalmente.

Desliza sus manos fuera.

— Lo siento.

Draco se cruza de brazos y apoya el peso de su cuerpo en la cadera derecha.

A Harry No le Pagan lo Suficiente // Harco - DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora