VII

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Capitulo 7

La curiosidad mata al gato.


—Parece que alguien no te saca los ojos de encima Harry.—Le susurra Hermione con un tono pícaro a mi hermano.

Harry se da vuelta torpemente hacia la dirección en donde los ojos de Hermione apuntaban. En la mesa de Revenclaw se puede ver una chica muy bonita con cabello largo, brillante y oscuro que le sonríe viéndolo y riéndose con sus demás amigas de atrás.

Él también le sonríe, pero no se percata del líquido que tenía en su boca y por ende termina escupiendo toda el agua. La chica solo lo mira con una expresión rara en su rostro y se da vuelta para seguir hablando con los de su mesa.

—Genial, morirás virgen a los 40 hermano.—Bromeo, dándole la vuelta a la hoja de mi libro.

Escucho una pequeña risita proveniente de Hermione.

—Cállate.

—Espera, ¿ella no es Cho Chang? ¿Esa chica no salía con Diggory?—Pregunta Ron.

—Salían.—Le corrige Ginny agregándose a la conversación y sentándose al lado mío.—Terminaron hace una semana.

—¿Y tú como sabes eso?

—Chisme de pasillos.—Dice, encogiéndose de hombros.

—Creo que todo Hogwarts ya se enteró de su ruptura.—Digo mientras miro hacia la mesa Hufflepuff.

Cedric se encontraba en el medio de mesa con un amigo más. Lo llamativo de esta imagen era la cantidad de chicas que los rodeaban, de todos los colores, tamaños y casas.
Todas ellas estaban perdidas en la mirada penetrante y en la sonrisa encantadora de aquel chico alto.
Era impresionante la atención que le prestaban, como si estuvieran hinoptizadas por su encanto.

Cedric les contaba  todas sus hazañas en el Quidditch con mucho orgullo. Y todas las chicas se sorprendían y  lo admiraban aún más. Toda la atención y miradas estaban puestas en él.

Ron se dio la vuelta y observo la escena que teníamos en el Gran comedor. Su rostro solo se esforzó en rodear los ojos y volver a mirar al frente.

—¿Que tanto le ven esas chicas? ¿Que tiene el que no tenga yo?—Pregunto con un tono de frustración.

Las miradas De Hermione y Ginny se juntaron con la mía y terminaron en un estallido de carcajadas por parte de las tres. A lo que  se sumó una pequeña risa de Harry.

—¿Qué? ¿Qué tiene el de atractivo?

—Es alto, tiene ojos claros, una sonrisa encantadora, un rostro proporcionado, juega bien al Quidditch, saca buenas notas. Oh y algo que tú no tienes: un millón de chicas atrás.—Le responde su hermana, enumerando cada una las virtudes de Cedric y comparándolas con las de Ron.

—Ya entendí, no tienes que ser tan cruel.—Murmura, llevándose una galletita de chocolate a la boca.  

—Disculpe, esto es para usted señor Weasley.

Un pequeño niño  se acerca a nuestra mesa y le toca el hombro a Ron con una enorme caja en sus manos.

—Oh, gracias Nigel.—Le agradece Ron, recibiendo el paquete en sus manos.

Y mientras Ron intentaba desenvolver la caja, el niño se quedó paralizado al notar mi presencia. No me había dado cuenta, hasta que Hermione me pego un ligero codazo bajo la mesa.

Mire hacia adelante desviando la mirada de mi libro y ahí estaba parado atrás de Ron.
Totalmente inmóvil, sin moverse, ni hablar. Me miraba con sus ojos azules abiertos de par en par. Debo admitir que fue un poco aterrador al principio. 

CORAZONES MALDITOS|| Mattheo Riddle. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora