VIII

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Capitulo 8

Ley del Hielo


La regla no escrita de no comunicarse o interactuar con una persona después de que esta te haya ignorado o rechazado repetidamente.

¿Cómo se aplica?

La forma de aplicarla a una persona es dejando de comunicarte con ella y evitando cualquier tipo de interacción o contacto. No respondiendo a sus mensajes, llamadas o evitando encontrarte con ella en persona.

La tan llamada “Ley del Hielo”

Había pasado una semana.

Sin hablar, sin decir nada, sin ni siquiera mirarnos a la cara. Solo sentarnos en una silla a esperar que pase la hora para poder irnos. Así había sido toda mi semana con Mattheo.

Y así es que habíamos estado durante los 20 minutos que llevamos encerrados en el cuarto. Sin varitas, sin magia, sin salida, y un total silencio. 

Para no morir en el aburrimiento, empecé  a llevar mi libro para leer. Después de todo no tenía tanto tiempo para leerlo, así que los castigos me venían de maravilla. Además, ya casi estaba en el último capítulo.

Mire el reloj: 5:30.

Todavía faltaba un tiempo para que me pueda ir. Mire al frente. Sabía que no tenía que hacerlo, pero lo hice igual.

Y ahí estaba. Sorprendente esta vez Mattheo no se encontraba escribiendo en su cuaderno como lo hacía de costumbre. Su cabeza estaba oculta entre sus brazos que se encontraban apoyados sobre la mesa.

Tal vez se durmió.

Fue lo primero que pensé. Pero no fue así, ya que su cabeza se levantó y de inmediato cambie la mirada para otro lado intentando ser lo más disimulada posible pero obviamente no lo fui.

Volví a concentrarme en mi libro.

“El amor es una fuerza salvaje. Cuando intentamos controlarlo, nos destruye. Cuando intentamos aprisionarlo, nos esclaviza. Cuando intentamos entenderlo, nos deja perdidos y confundidos”

Quisiera ser como los escritores que con un solo párrafo pueden definir cosas tan complejas y darles un significado simple para las personas.

—¿Qué lees?

Esa pregunta hizo que me desconcentrara  completamente de mi lectura.

Mattheo había roto la ley del Hielo entre nosotros. Lo curioso de esto es que él la inició y fue el mismo quien la terminó.

—Un libro. ¿Qué no se nota?—Respondo.

Durante toda una semana Mattheo no me había dirigido la palabra. Intenté varias veces dialogar con él, pero todas fueron en vano. Al fin y al cabo me rendí y decidí que no le iba a hablar hasta que él se dignara a hacerlo primero. 

Estaba molesta con él. Pero estaba más aún molesta conmigo misma. Y eso hacía que me ponga de mal humor, así que tratarlo como la mierda era mi única opción de desquitarme.

CORAZONES MALDITOS|| Mattheo Riddle. Where stories live. Discover now