𝐀𝐍𝐓𝚰 𝐇𝐄𝐑𝐎 - regulus & sirius black

X; MARCA TENEBROSA

Nadin le da un aprentón la mano de Regulus por lo nerviosa que estaba.

Nunca había conocido a otro miembro de la familia Black que no fuese él y Sirius, ahora a sus padres, pero era diferente ahora.

Después de esa noche en la habitación, todo parecía ir más rápido entre ellos, no se le sorprendía que así fuese, sin embargo, Nadin creía que presentarla como su novia era demasiada presión sobre ella.

¿Qué tal si no les agradaba?

Nunca había convivido con Narcissa o Lucius, pero había escuchado historias horribles por parte de los Merodeadores del último.

Mucho menos conocía a Bellatrix Lestrange, de quién también escuchó muchos rumores.

Bella es algo inestable, pero es fiel, le agradarás, tal vez sea dura contigo pero, que no te engañe, tiene un pequeño corazón escondido; sino, al pequeño Rabastan

Recordó las palabras de Reggie para tratar calmarse, no era tan fácil para ella estar en un lugar lleno donde esperaba que todos hablaran sobre la pureza de la sangre o el señor tenebroso.

Ya debería estar acostumbrada.

En esos esas dos semanas que llevaba en casa del Slytherin, la familia no se aburría en mencionar y recordar lo orgulloso que estaban en apoyar una causa tan nombre como la de Voldemort.

Si sus amigos se enteraran, le reprocharían todo, aunque seguramente ya lo presentían.

Nadin se mordía la lengua, literalmente, para no dar su opinión; claramente no seguía los pensamientos puristas de ellos.

Había leído y escuchado casos de personas que aceptaban la marca y torturaban personas, no quería que su Reggie fuese uno de esos.

Por más que trató, no logró convencerlo, el pelinegro estaba tan encasillado en recibir esa marca antes de regresar a Hogwarts.

Regulus no temía decepcionar a sus padres justo como lo hizo su hermano mayor, la responsabilidad del apellido había caído sobre sus hombros, para él, al instante que Sirius salió de la casa, supo que toda subida empezaría a pasar más rápido.

Aceptaría la marca, se graduaría de Hogwarts y sentaría cabeza.

Llevaba uno de tres, porque por supuesto que planeaba que Nadin estuviese con él eternamente, ahora que la tenía no quería perderla.

La amó desde el primer instante que la vio correr con una escoba por todo el campo de Quidditch para entregársela a su hermana Marlene cuando la de ella se rompió antes de un juego.

Por supuesto, pronto tacharía otro punto en su lista, pero nada le importaba más que sentar cabeza con la Mckinnon.

—¿Estás bien?—susurra Regulus preocupado, tomándose un tiempo afuera y viendo a sus padres entrar a la Mansión Malfoy, donde le celebrarían el cumpleaños 7 al pequeño Rabastan II.

El adorado y diabólico hijo único del Lestrange.

—Lo admito Reggie, estoy aterrada... no soy de Slytherin, ¿Qué tal si me lanzan alguna maldición por no ser como ustedes?—habla rápidamente y sin pausas provocando que el pelinegro ría en su cara—¡Oye, estoy hablando enserio!

—Lo sé, pero eres adorable, Mckinnon... pero me ofende que pienses que dejaría que alguno de ellos te lastimara, primero tendrían que pasar sobre mi... y quizás sobre mis padres, no se haces pero tienes un magnetismo que influencia a los Black

Nadin sonríe.

Sabía que estaba exagerando.

Pero Regulus no lo hacía, juraba que aquella Ravenclaw logró hacer que sus padres hablaran con él con más de diez palabras en una misma oración.

Era como si sacara lo mejor de ellos.

—A no ser que quieras congelarte afuera, creo que sería bueno entrar, Nadin—Black toma la mano de la chica para plantar un casto beso cerca de los nudillos.

—Gracias, Reggie—expresa la de ojos marinos, mirando a la persona que le provocaba más de un sentimiento con una simple acción.

—Te amo Nadin Mckinnon, siempre recuerda que jamás dejaría que algo malo te ocurra... primero sacrificaría mi vida.

Las palabras le aterraron, no porque las creía, era por el hecho de saber con certeza que, ella también sacrificaría su propia vida por mantenerlo a salvo.

La pelinegra de ojos marinos juega con el pequeño Rabastan en una habitación lejana y sin noción de lo que estaba ocurriendo en la sala.

Solo sabía que, después de 3 horas en la casa de los Malfoy, un extraño grupo de enmascarados llegó para decirles algo a las cabecillas de las tres familias reunidas.

Regulus, para su seguridad y a petición personal, convenció al Señor Tenebroso de "encerrarla" en una habitación mientras todos resolvían sus asuntos en la planta baja.

Había usado la vieja excusa de decirle que Nadin aceptaría la marca después de graduarse de Hogwarts ya que sus padres eran muy estrictos y podrían enviarla a Azkaban sin titubear.

No supo como Lord Voldemort le creyó, y sin ver a la joven, aceptó con la condición de que en algún momento, ella también debía grabarse su símbolo.

Nadin no sabía que Regulus la había comprometido a algo como eso, quizás jamás se enteraría.

Ahora el menor de los Black tenía otro problema junto a Lucius y Severus Snape, que llegó a con una máscara pues al saber que Nadin estaría ahí, ninguno a excepción de este último sabía que los marcarían en ese preciso momento.

Bellatrix le había jurado que el su maestro le dijo que lo harían en Agosto.

Pero nadie podía darle órdenes a Voldemort, sobre todo cuando no lo habían invitado a una reunión tan importante como esa; sus familias sangre puras preferidas estaban en el mismo lugar.

No desaprovecharía la oportunidad.

No era alguien que lo hiciera.

—Regulus Black—susurra el hombre con una sonrisa macabra, apuntando al adolescente con su varita para que este se acercara—Tú brazo, muchacho.

Detrás de él, Orión y Walburga observaban orgullosos a su pequeño hijo, estaba dando un gran paso, claramente Regulus no los decepcionaría jamás.

Pero eso no le importaba, el menor de los Black solo podía pensar en Nadin para soportar el dolor que le estaba causando Voldemort en su brazo para marcarlo