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              ... Él me ama con cada latido de su cocainómano corazón...






Yoongi estuvo muy sobreprotector los días siguientes, pero Taehyung no iba a quejarse por eso. Le gustaba tener la atención del alfa en él.

―Mmm... papi...

El mayor besó su cuello mientras anudaba en su interior, enviándole escalofríos por todo su cuerpo. Taehyung adoraba la forma en la que reaccionaba ante el toque delicado del alfa.

Sabiendo que Yoongi anudaba por lo menos diez minutos, estiró su mano para agarrar el móvil sobre el velador. Escuchó el gruñido de queja del de cabello negro, pero lo ignoró por completo, y vio la hora. Las nueve de la mañana.

―De-deberías ir a trabajar ―le susurró, sintiendo más besos en su cuello―, es viernes...

―Primero, quiero llenarte ―replicó Yoongi, amasándole las nalgas―. Por dios, hueles tan bien, mi niño.

El apodo le hizo reír. Yoongi parecía un experto en encontrarle los apodos perfectos, como si ellos fueran pareja y pudieran ser felices. A Taehyung le gustaba soñar que podía ser así.

―Papi ―le dijo, llamando su atención―, ¿puedo salir hoy? Me he aburrido mucho estos días.

―No ―la respuesta de Yoongi fue categórica―, no quiero que nada malo te pase. Me deshice de Yong, pero podría ocurrir cualquier otra cosa. Prefiero saber que estás bien.

―Pero me aburro... ―se quejó Taehyung―. Por favor, por favor, puedo ir con Namjoon y otros guardias.

―Taehyung... ―Yoongi suspiró, retirándose de su ano al notar que el nudo bajó―. ¿Qué es tan importante como para que quieras salir? Si quieres alguna ropa o joyas, puedo decirle a Hoseok que vaya a comprarlas.

El chico se enderezó en la cama, sintiendo el pegajoso semen corriendo por el interior de sus muslos. Poco le importó, sabiendo que a Yoongi también le daba lo mismo la escena.

Taehyung puso esos ojos de súplica, con los que podía convencer a Yoongi de muchas cosas.

—Quiero ir al club —dijo a modo de explicación, y vio enseguida que vendría la negativa—. ¡No voy a bailar, te lo prometo! Quiero ir a ver a Jo, ¡hace mucho que no lo veo! Por favor, Yoongi...

—Es muy peligroso —replicó el alfa, impasible—. Si algo te llegara a pasar, Taehyungie, no me lo perdonaría jamás.

—Pero Yoongi... —suplicó, su voz temblorosa—, por favor, te lo ruego. El club tiene guardias también, y puedes enviarme con todo un séquito detrás. Y... y te daré lo que quieras, ¡lo que tú me pidas! Pero me aburro tanto aquí...

—Lo que yo más quiero, Tae —dijo Yoongi, con lentitud—, es marcarte y dejarte preñado. Pero no quiero que eso sea mediante un trato.

El omega apretó sus labios en un gesto de claro enojo, pero que no inmutó a Yoongi. Casi nunca se inmutaba cuando él se enfadaba, siempre solía mantenerse calmo y con la cabeza fría. Sólo llegaba a enfurecerse si alguien tocaba a Taehyung.

—Pídeme cualquier otra cosa —insistió el muchacho—. Papi, por favor, por favor —le dio un beso en la boca y pudo sentir como sus barreras de macho alfa comenzaban a flaquear—. Seré bueno y lindo y complaciente contigo, en lo que desees, papi...

Yoongi soltó un quejido, pero Taehyung ya sabía que estaba comiendo de la palma de su mano. A Yoongi le gustaba fingir que él controlaba toda su relación, sin embargo, el omega sabía que las cosas no eran así.

Made in gold › YoontaeWhere stories live. Discover now