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Cuando Rosé regresó al palacio, notó un extraño silencio. Caminó por el corredor que saba vista al patio y notó con extrañeza que Lisa no estaba allí. Se apresuró a subir al segundo piso y al llegar a la habitación de la princesa, la encontró arreglada viéndose con sin algún tipo de alegría frente al espejo.

_Princesa - cerró la puerta tras ella - ¿Dónde está...la dama Lisa?

_Renunció...se fue hace unas horas.

_No...- Rosé negó confundida - eso es imposible.

_Lo es...se fue y la comprendo. Solo espero que esté bien.

_No pudo haberse ido - repitió Rosé.

_¿Por qué no lo aceptas, Rosé? - giró a ella - ella se fue.

_Ella no me agrada, princesa. Ya lo había dicho antes. Pero debo reconocer que ella es alguien persistente y que Moonbyul es la persona que más detesta hasta ahora, no le daría el gusto. Además - de dentro de su ropa Pan se asomó por su pecho, buscaba a Lisa con la mirada - ella no lo dejaría.

_¿Pan? - Jennie sonrió al verlo. El roedor saltó al suelo y corrió a ella, Jennie lo recibió en un abrazo, Pan se escondía en su cuello - me alegra verte.

_Princesa, ¿Usted la escuchó renunciar? - Jennie negó - ¿La vió irse? - volvió a negar - ¿Quién le dijo que se había ido?

_La princesa Moonbyul y el juez Nam. El juez es antiguo amigo de la familia, no pudo haber mentido.

_Una de dos, princesa. O está amenazado...o se dejó comprar - la observó de pies a cabeza - ¿Irá a algún lado?

_La princesa Moonbyul me ordenó cambiarme, quiere ir al pueblo.

_Hagalo, yo averiguaré dónde está la dama Lisa. Vamos Pan, tú me ayudarás - el roedor asintió y dejando un besito en la mejilla de Jennie, bajó y corrió a Rosé, se escondió otra vez en su ropa - con su permiso, princesa - hizo reverencia.

_Espera - Jennie detuvo - ¿Por qué ayudarías a Lisa? Se supone...que no la querías como reina.

_Porque yo quiero verla felíz, princesa. Es mi trabajo como consejera real y como su mejor amiga, solo verla felíz - Jennie sonrió conmovida.

_Gracias.

Rosé asintió y salió de la habitación.

***

En el bosque, una pequeña ardilla olfateaba el rostro de Lisa, tocó su rostro y brincó del susto cuando sus ojos se abrieron repentinamente. La ardilla salió corriendo y Lisa intentó moverse entre quejidos.

Con mucho esfuerzo se apoyó en sus manos y se levantó solo un poco, pero volvió a caer en seco al no tener fuerzas. Levantó la mirada y observó a su al rededor, no reconocía el lugar.

Notó que estaba al borde de un acantilado y forzando su cuerpo, se arrastró en medio del dolor hasta lograr ver el río debajo. La altura no era mucha, podía deslizarse y usar el agua para sus heridas.

Lisa tomó un largo respiro y tomando fuerzas, gritaba por lo bajo al levantarse y lograr ponerse de rodillas. Su respiración era jadeante y transpiraba. Se acercó al borde débilmente y con mucho cuidado se recostó en la inclinación para comenzar a deslizarse.

Iba bien, pero sus dedos no resistieron sujetarse más tiempo de las pequeñas rocas y Lisa resbaló dolorosamente hasta terminar rodando y caer dentro del río.

La Princesa y...¿Lisa? Where stories live. Discover now