7- La confesión

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Raquel giró la llave en la cerradura, esperando el silencio habitual de su apartamento, pero en su lugar, un aroma dulce y acogedor la recibió. Frunció el ceño, preguntándose si había dejado algo en el horno antes de salir esa mañana. Pero no, ella no había cocinado nada en días.

Empujó la puerta y se detuvo en seco. Allí estaba Luke, con un delantal rojo adornado con renos y campanas de Navidad, sacando una bandeja de galletas del horno. Una adorable mancha de chocolate adornaba su mejilla derecha, y sonreía con satisfacción ante su obra.

—¿Cómo has entrado? —preguntó Raquel, colgando su abrigo y observando la escena con una mezcla de sorpresa y diversión.

—Con la llave de emergencia —respondió Luke sin mirarla, concentrado en colocar las galletas en una rejilla para que se enfriaran.

—Luke, la llave de emergencia es para emergencias —replicó ella, aunque no podía negar que el olor de las galletas recién horneadas era una bienvenida casi celestial.

—Y esto es una emergencia —dijo él, finalmente girándose para mirarla con ojos chispeantes—. Una emergencia navideña. No puedes pasar todo diciembre sin galletas de Navidad. Va contra... bueno, contra el espíritu de la temporada.

Raquel rodó los ojos, pero una sonrisa se le escapaba. Era imposible estar molesta con él, especialmente cuando había invadido su cocina por una razón tan Luke.

—¿Y cuántas emergencias navideñas has tenido hoy? —preguntó, acercándose a la bandeja de galletas y robando una pequeña esquina de una que parecía menos caliente.

—Solo esta —admitió Luke, limpiándose las manos en el delantal—. Pero es una emergencia de alto nivel. Además, pensé que podríamos decorarlas juntos. Ya sabes, como una actividad de unión.

Raquel masticó el pedazo de galleta, el chocolate derretido y la masa crujiente combinándose en un sabor que le recordaba a los días despreocupados de su infancia.

—Odio la Navidad, y todo este... este despliegue navideño —dijo Raquel, gesticulando hacia el delantal de Luke y las galletas—. Esto es un atentado a mi cordura.

Luke se giró hacia ella, con una ceja arqueada y una sonrisa juguetona.

—Richy, tienes un concurso de anuncio de Navidad que ganar, ¿recuerdas? —dijo, colocando las galletas en la encimera—. ¿Dónde se ha quedado todo eso de "tengo que empaparme del espíritu navideño"? Además, ahora soy tu novio falso.

Raquel no pudo evitar esbozar una sonrisa ante la mención de su acuerdo.

—¿Desde cuándo los novios falsos se cuelan en los apartamentos de su novia para hornear galletas navideñas? —preguntó, cruzándose de brazos pero con una chispa de diversión en los ojos.

Luke se acercó a ella, con una sonrisa de ganador que le iluminaba el rostro.

—Desde que tu novio falso es Luke Davies —declaró, antes de ofrecerle una galleta con un gesto teatral—. Además, ¿quién mejor que yo para ayudarte a ganar ese concurso? Soy la Navidad personificada.

Raquel tomó la galleta, aún sacudiendo la cabeza en disimulado asombro.

—Eres imposible —murmuró, aunque el calor en su voz decía lo contrario.

—Y tú me adoras por ello —contestó Luke, guiñándole un ojo.

Luke extendió otro delantal navideño hacia Raquel. Estaba adornado con imágenes de renos y copos de nieve, y Raquel no pudo evitar fruncir el ceño al verlo.

—¿En serio tengo que ponerme esto? —preguntó, sosteniendo el delantal como si fuera un objeto extraño y peligroso.

—Claro que sí, es parte de la magia. Además, no querrás ensuciar tu ropa con chocolate y glaseado, ¿verdad?

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⏰ Última actualización: Dec 10, 2023 ⏰

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Fingiendo un amor de NavidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora