Capítulo 35 - Gena

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La improvisada visita de la amiga de Jason fue entretenida. Me gustó conocer un poco más sobre él durante esos años en los que estuvo fuera que, aunque no fueron muchos, daban la impresión de haber sido toda una vida.

Según él, Valery y yo teníamos una energía muy similar. Lo cierto era que nos parecíamos bastante en muchas cosas y me hacía sentir muy cómoda. De hecho, a pesar de las quejas y gruñidos por parte de Jason, nos unimos para celebrar su cumpleaños.

Sería raro no juntarnos con papá y mamá en la casa de los Hampton, como hacíamos siempre, pero las circunstancias habían cambiado mucho en estos últimos meses.

* * * *

—Valery, ¿estás segura de que es una buena idea? —pregunté por enésima vez, caminando al paso de la rubia sonriente que iba a mi lado. Bien podría tratarse de mi hermana mayor.

—¿Tienes miedo de que vuelva a caer en esa oscuridad?

Íbamos paseando por las calles de Nueva York, en busca de una tienda específica de juguetes eróticos. Anoche, en un momento en el que Jason tuvo que atender una llamada, le comenté que quería comprarle algo para disfrutar los dos. No es que nuestros encuentros fuesen aburridos, pero quería darle un toque más picante. Al menos, en su cumpleaños.

—Sé que hizo cosas de las que no se siente orgulloso y no querría traerle todos esos recuerdos a la memoria —contesté.

—Cariño, no lo harás. Créeme. He visto cómo te mira, te adora y yo me alegro de que encontrase a alguien con quien liberar esas sombras.

—Pero...

Valery se detuvo de golpe, me sujetó de las manos y dijo con absoluta certeza:

—Tú no eres Melinda, eres todo lo contrario a ella. Por eso estoy segura de que no lo verá como un regreso a esos años tan oscuros.

—¿Fue en esa época en la que...?

—No. Nosotros nos conocimos aquí y me propuso formar parte de su equipo internacional para la búsqueda de nuevas inversiones. Soy una representante, por así decirlo. —Tomó aire y continuó.

» Ya sabes que Jason y yo nos acostamos, aunque eso fue antes de irse al continente asiático. En teoría, debía irme con él, pero surgió un problema con una empresa europea con la que ya teníamos los acuerdos casi cerrados y tuve que ir a solucionarlo porque Jason no podía retrasar más el viaje a China. Cuando por fin se resolvió todo en Europa y llegué a Shanghái, me encontré con que ya estaba sumido en esa oscuridad. —Escuché con el corazón en un puño. Oír esa historia en boca de ella, con una visión diferente, me dejó en shock—. Esa zorra lo había seducido con sus artes y lo había metido en un mundo que se le vino grande a él. ¿Te contó algo de lo que hacía con ella? —me preguntó.

—Me contó lo que había sucedido, el tema del sexo y las drogas, y que hizo cosas de las que no se siente orgulloso.

—Intentó dejarlo, quiso alejarse de ella, pero esa mujer es como una sirena. Su voz ejercía tal poder sobre Jason que le era imposible resistirse a sus órdenes. Y luego estaba la droga que le hacía consumir cada vez que follaban. Se volvió adicto a esas sensaciones y perdió por completo el control sobre sí mismo.

» Me costó mucho sacarlo de ahí, pero... el punto de inflexión fue cuando. —Se calló de pronto y me dio la espalda. Sabía lo que no quería contar.

—Valery, puedes decirlo. Jason me lo contó. El suceso con esa chica que...

—No creo que te lo contase todo, Gena. —Me coloqué frente a ella para que hablase—. Melinda conocía del amor que Jason sentía por ti porque no dejaba de hablarle a todo el mundo sobre su risueña ahijada y lo hermosa que se había vuelto. Tuvo celos de ti, de esa parte que poseías de él porque lo quería todo de Jason. Se obsesionó con él. Ella... ella hizo...

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