8 | Dubbio

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Carmine.

Ignoro las quejas de Adonna sobre las garrapatas que en realidad no tiene mi perro. "Estás exponiendo a Mirra y a las niñas" y bla, bla, bla. Me importa más entender lo que Mirra le dice a Rafka. Estuvo jugando con él y mis sobrinas en el jardín después de desayunar esta mañana.

—¡Ven, perrito! ¡Ven! —Donna lo está llamando, en su mano carga un disco. Rafka es un poco más bajo que ella.

Mi sobrina lanza el disco lejos y el perro va detrás de él, levantando la tierra bajo sus patas al correr. Se ve todavía más alto cuando salta para atraparlo. Entonces se regresa hacia la menor de mis sobrinas y casi la hace caer cuando pretende entregarle el disco.

—¡Es mi turno, Donna! —Gaia intenta quitarle el juguete a su hermana.

—¡No, quiero lanzarlo otra vez!

—¡Niñas, niñas! No peleen. —Mirra se interpone entre ellas, separándolas con cuidado al ver que estaban por iniciar una pelea.

—¡Gaia y Donna, vengan a almorzar! —Su madre las llama, colocándose a mi lado.

—¡No, mamá! —Donna se queja, pero entonces mi cuñada cruza los brazos. En su semblante está esa misma cara que pone cuando está disgustada.

—Donna y Gaia Acosta. No lo repetiré dos veces.

A las dos no les queda más remedio que obedecer a regañadientes.

—Su mamá tiene razón, chicas. —Ambas se detienen frente a mí cuando les hablo. Apoyo las manos en mis rodillas para adquirir menos altura y quedar cara a cara—. Deben alimentarse si quieren tener energía para seguir jugando con Rafka. No querrán desmallarse, ¿o sí?

Ellas niegan.

—Entonces vayan a la mesa. Las alcanzaré pronto.

—Okey, tío —dice Gaia y sigue el paso detrás de su madre, sin embargo, Donna trota hacia el comedor.

Las reprimendas de Adonna no se hacen esperar. Le ha repetido un montón de veces a esa niña que no puede correr dentro de la casa; la única que hizo caso fue Gaia, pero creo que se debe a su crecimiento.

Doce años pasaron volando.

Aún recuerdo cuando sostuve a Gaia por primera vez. Ahí supe que me había convertido en tío. Y la segunda ocasión no fue menos emocionante con la llegada de Donna.

La experiencia más bonita que tuve.

Desafortunadamente, no pude ser padrino de Gaia porque yo todavía era menor de edad, pero Gianni sí me hizo padrino de la pequeña Donna.

Con la hija de Vicente fue diferente. Ella es unos años mayor que Gaia, pero no bautizaron a Vittoria hasta los cuatro años. Fue una coincidencia que ese mismo año cumplí los dieciocho.

Cruzo el umbral del ventanal corredizo que abre paso hacia el jardín. Mirra sigue allí todavía, hablándole a Rafka con mucho cariño.

En los últimos días ella y Rafka han convivido mucho. Se llevan cada vez mejor después de ese incidente. Todo marcha bastante bien, casi parecen inseparables.

Es como si Mirra hubiese impregnado con su esencia esta casa. Adonna no deja de recordarnos a todos lo educada y perfecta que es mi prometida. Gianni está encantado con ella, presume lo bien que la escogió para mí y la trata afectuosamente, como si hubiera estado muy presente en la vida de su prima. Mis sobrinas la adoran e inclusive comenzaron a llamarla "Tía Mirra".

Puede que ella forme parte del otro lado de la familia...

Pero encontraré el modo de impedir que no sea otro pilar de mi vida.

CARMINE ©Where stories live. Discover now