Parte 3

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La humillación e irá fué dejada a un lado como el corsé que apretaba la figura de Aemond, separó las piernas frente a Aegon mientras se acariciaba a sí mismo.

Todavía faltaba una marca para hacer oficial el compromiso, no iba a permitira interrupción de Jacaerys le arruinara la oportunidad de unirse con su hermano. Respiró hondo, dejando la vergüenza de lado.

—Aegon, Aegon...– Jadeaba con sus labios rosados por el labial, mirando fijamente el rostro lascivo de su hermano mayor mientras se retorcía bajo sus propias caricias– Hazme todo lo que tengas en mente, seré el cuadro de tus fantasías.

Era obvio nunca se había tocado a sí mismo y por eso estaba tan sensible además que su ojo se cerró con timidez, o fueran las manos de Aegon recorriendo los muslos del menor, evitando a propósito tocar el principio del cielo que tenía Aemond por entrada, mordiendo el labio inferior y soltando una maldición sintiendo su propia erección reclamar hacerlo suyo allí mismo.

Aemond tampoco era precisamente inocente, gimiendo y alzando las caderas demostrando su disposición y entrega, con las rodillas separadas mostrando en su gloria esa zona prohibida.

No obstante, Aegon primero saboreó los labios con un toque de las frutas acarameladas que su prometido comió esa noche en el banquete de la ceremonia, su lengua encontrándose con la de Aemond entrelazandose para devorar más y arrasar dentro de la boca del omega en el beso intenso hasta que también encontró la lengua ajena saludando tímidamente a la suya intentando seguirle sus movimientos. Las manos de Aegon fueron al pecho de su hermano, masajeando vehemente los pezones mientras presionaba la parte inferior de su cuerpo con la entrepierna de Aemond, moviendo su cintura para hacer fricción. Los gemidos se ahogaban dentro del beso.

De la garganta de Aegon profundos gruñidos empezaron a salir entre la euforia y lujuria, el calor los invadió, separándose de los labios para bajar, lamiendo y succionando la tersa piel del cuello sin parar sus masajes en el pecho de su hermano, amasando y pellizcando los pezones ferviente. Succionó, besó cada centímetro, la saliva de su boca y colmillos hacían acto de presencia, recordando aún faltaba algo importante para completar el compromiso con Aemond.

Los brazos de Aemond se encontraban rodeando su espalda, recorriendo su columna con los dedos mientras gemía desenfrenadamente con el cabello ajeno haciéndole cosquillas en la cara, y su cuerpo cada vez traspiraba más sin poder contener el placer de tantas zonas siendo estimuladas al mismo tiempo. Sin nada cubriendo su boca, los ecos de sus sonidos de placer se escuchaban en la habitación, y el sonido acuoso causó un infinito morbo a Aemond imaginando cómo se vería allí abajo. Sucio, pecaminoso, excitante y tentador.

—Vamos, por favor, acaba y hazme tuyo...– Suplicó Aemond logrando formular algo, con el rostro lloroso por la lujuria.

—¡Dí mi nombre!

—¡A-Aegon!

—No te escuché...– Aegon entrelazó las manos con los dedos de Aemond a cada lado, inmovilizandolo sobre la cama, y deslizó su lengua lentamente en la curvatura del cuello y hombro del omega, quien se estremeció soltando un prolongado gimoteo, con otro vaiven de la cintura del alfa para restregar su miembro en la longitud del menor vigorosamente. La humedad de ambos secretando se entremezcló deliciosamente– ¡Dilo más fuerte!

—¡AEGON! ¡A-AEGON!– Balbuceó entre gritos Aemond, y sintió los colmillos de su hermano encajarse en su cuello, provocando una corriente estremecedora viajara por todo su cuerpo.

A pesar del nerviosismo inicial habiendo imaginado que sería una de las cosas más dolorosas que pasaría en su vida, tomando en cuenta su madre tenía múltiples cicatrices de dientes en donde estaba su marca, Aemond relajó las extremidades, hallando placentero los colmillos dentro de su piel, su vientre se tornó cálido sintiendo el cosquilleo en su entrada explotar, sus piernas temblaron con ello, mientras manchaba el abdomen ajeno con su orgasmo.

The Golden King and His Queen "One Eye"  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora