Parte 5

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Siempre supieron que el rey prefería pretender que nada pasaba mientras convivieron dentro de las mismas paredes, que aceptar sólo una cosa faltaba para el inicio de las hostilidades entre ambas facciones de la familia.

La reina Alicent junto a su padre e hijos estaban en un lado, Rhaenyra al lado de su esposo e hijos se encontraban marcando la línea invisible que sin palabras fué impuesta tan pronto entraron todos dentro de esas cuatro paredes para complacer al rey en su deseo de tener una cena familiar. Como muestra de “sinceridad”, los colores que más solían usar estaban invertidos.

Lucerys frunció el ceño intentando encontrar su mirada con la de Aemond, con un toque de desesperación. El omega tenía un hermoso vestido rojo y negro alejado de su habitual modestia, eligiendo un escote que dejaba al descubierto sus hombros, su piel era brillante y suave. Verlo así fué una fantasía por mucho tiempo para Lucerys, tan dedicamente arreglado y sonriendo lleno de orgullo. Pero también significaba que la marca en su cuello era exhibida con descaro. Aegon no se alejaba de su omega, ni tenía vergüenza para rodear su cuello con un brazo murmurando en complicidad con Aemond.

Verlo tan relajado y feliz causó frustración y al mismo tiempo impotencia en Lucerys, entendiendo perdió sin necesidad de que su rival fuera a la guerra.

—Luke, él no te merece– Replicó Jacaerys sin ocultar su desagrado, acercándose a su hermano mientras pasaba sus ojos sobre Aegon. Mordió el labio inferior, resistiendo el impulso de alejar al desvergonzado omega de Aegon, recordando esa noche la cena fué impuesta por su abuelo. Su madre le advirtió que debía comportarse, por lo menos en honor al rey a las puertas de la muerte y no iba a ser Jacaerys quien le negara a su abuelo su última deseo.

—¿Ah sí? ¿Y sí le derramo vino en la ropa a Aegon?– Respondió en tono amargo, deliberadamente haciendo alusión al vergonzoso escenario que llegó a los oídos de todos. Lucerys sabía de no haber engañado a Aegon, Jacaerys tendría todavía al primogénito de la reina comiendo de su mano y aún tendría oportunidad con Aemond.

—No te atrevas. Luke, esto no fué mi culpa, si dependiera de mí te habría entregado a Aemond yo mismo.

—Siempre has hecho todo lo que nuestra madre te dijo que hicieras, tuviste opciones, madre te preguntó si amabas a alguien pero elegiste decirle que no porque te avergonzabas de Aegon– Rodó los ojos causando que Jacaerys se tensara, mirando al resto preocupado. Nadie parecía prestarles atención, ni siquiera Sara por estar demasiado concentrada en una conversación amena con Helaena y Cregan.

—Este no es el momento para volver a tocar el tema, Luke. Has estado enojado todo el tiempo últimamente, apenas me hablas, soy tu hermano y jamás nos hemos tratado así.

—Sé bien que eres mi hermano, por eso soy sincero: tu plan de divorciarte de Sara una vez madre llegue a ser reina fué terrible. ¿Qué diablos esperabas? Es la hermana de Lord Stark, ¿Va a estar feliz una vez que sepa que te casaste con ella por presión de nuestra madre y que planeas convertir en reina a otro alfa? ¡¿Por qué en primer lugar el tío Aegon creería en eso luego que desprecies a tu esposa?! Lo perdiste cuando te casaste, ambos perdimos ese día– Dijo en voz ronca Lucerys y olfateó el aroma de su hermano mayor tornarse agrio por su exasperación pero estaba tan frustrado que le dió igual– ¡Yo siempre tuve claro que no quería casarme con Rhaena, ahora no me queda de otra!

—Tienes que casarte con ella, la princesa Rhaenys jamás te aceptará si no es así.

—¡No estaría obligado si tan sólo nos parecieramos a Lae-!

—¡Sssh!– Jace acercó un dedo a su rostro, entonces Lucerys formó una expresión fría y se alejó hasta que se unió a la conversación de Helaena, Cregan y Sara.

The Golden King and His Queen "One Eye"  Where stories live. Discover now