The Golden King and His Queen "One Eye"

Parte 6

La música de la fiesta traía una superficial sensación de calidez familiar entre las dos facciones y el vino pronto hizo las risas en conjunto hiciera parecer real esa farsa que le daban al rey. Aemond estaba satisfecho, todo le parecía perfecto mientras sus sobrinos no intentaran activamente arruinar su compromiso con Aegon. Podía participar en esa cena servida de hipocresía, pero no toleraba que los hijos de Rhaenyra confabularan en torno a su futura unión, tuvo que esperar demasiado para que su hermano lo viera como omega y aguantar estuviera primero con Jacaerys, esperando exitosamente a la primera decepción y consolar a Aegon. Nadie los iba a separar, estaba convencido a no permitirlo.

—¿Qué sucede allá?– De pronto Viserys volteó en dirección de sus hijos y nietos, visiblemente tensos evitando convivir entre ellos.

—El príncipe Jacaerys, Helaena, y Aegon, están con sus parejas, natural que estén entretenidos para acercarse...– Replicó Alicent mordiendo su labio inferior, acercando una copa de vino a su marido intentando distraerlo pero el rey siguió firme.

—Quiero ver una vez a toda la familia estando unida... Como debería ser– Ante esas palabras Aegon y Aemond ahogaron una risa como si hubiera dicho un buen chiste.

Rhaenyra miró con el ceño fruncido a la pareja, notando posteriormente que su primogénito se colocaba en pie alzando una copa. Suavizó su expresión esbozando una sonrisa con cariño, estirando su brazo sosteniendo su propia copa. Jacaerys, sin embargo, evitó verla a los ojos y eso le causó malestar, imaginando lo que podría estar pasando pero no se atrevió a exponer nada en voz alta.

—Su majestad tiene razón, somos familia y cualquier agravío previo debería ser olvidado esta noche. Compartiremos el pan y vino, nos acercaremos y besaremos para darle tranquilidad a nuestro abuelo o padre.

—Jace...– Susurró recriminatorio Lucerys, pues Aemond palidecía en tanto apretaba los puños.

—¡No podemos seguirle la palabra hasta que los agravios sean reconocidos!– Exclamó Aegon iracundo.

—Tiene razón, veo aquí hay mucha tela por cortar– Secundó Sara mirando alrededor, estirando un brazo, hasta tirar de una de las muñecas de su marido pidiéndole que se volviera a sentar, el cual suspiró sin mirarla.

Cregan alzó una ceja, conteniendo un comentario respecto a la obvia distancia que su amigo estaba poniendo con Sara. Sabía que él no se veía perdidamente enamorado de su hermana como afirmaba, sólo aceptó se casaran debido a la insistencia de Sara, confiando mínimo tendrían un matrimonio cordial. Sin embargo, al pasar el tiempo le parecía cada vez más que Jacaerys actuaba como si hubiera sido forzado a esa unión. No siendo el momento adecuado ni queriendo importunar la noche que su esposa disfrutaba conversando amenamente con la reina, sólo forzó una sonrisa y dejó fuera Lucerys el siguiente que hablara.

—Reconocer nuestros malos actos aunque a estas alturas no sirva de nada, es de sabias personas. Mi abuelo siempre lo dice. Gracias, Sara– Intercambió una mirada con la omega, asintiendo, a pesar su copa señalaba a Aemond. El omega frunció el ceño en tanto su segundo sobrino posó su mirada sobre él, entonces su alfa al lado se tensó como esperando una inminente pelea de la cual debía estar preparado– Tío, no me alcanzan las palabras. Veo ahora estás feliz y comprendo por qué, a pesar te lastimé puedo entender ahora por no ser un mejor alfa no te valoré como merecías. No pido me perdones, pero sí quiero aclarar... Deseo los Siete bendigan su vida y poder verte así en más ocasiones. Gracias, tío Aegon, por darle el amor que merece.

Aegon alzó levemente su copa a pesar de que ya estaba vacía, escudriñando en la expresión llena de remordimiento en su sobrino o su tono ronco, en busca de algo de falsedad. Aemond a su lado inclinó la cabeza, con los labios apretados delineando su propia copa, en mayor conflicto interno sobre si creer o no en las palabras de Lucerys. Sus labios formaron una sonrisa torcida.