❥︎Odio Amarte

46 7 16
                                    

Dos días enteros, no hubo nota de respuesta.
A Ignis le estaba dando una ansiedad terrible, aquella autora qué había agarrado cariño estaba totalmente desaparecida. No tenía ni la más mínima idea de que le ocurrió, incluso si veía la lista de alumnos presentes, nadie estaba ausente, por lo tanto la autora no quería leer lo que había puesto para ella.

Estaba molesto consigo mismo por no haber respondido aquellas notas que venían en los archivos qué le traía Ilea. Al menos debió de haber enviado una sola nota para decirle que estaba bien, que solo tuvo un accidente y que volvería pronto.

Ahora se encontraba de nuevo en aula dando clases, estaba bastante desanimado, no se había dado cuenta de lo importante que se habían vuelto aquellas palabras divertidas para él. Quería hablar con la autora y disculparse, aunque no tenía ni la menor idea de quien podría ser. Suspiró entonces mientras trataba de levantarse, seguro la autora estaba entre todos los alumnos que lo miraban mientras trataba de piense de pie.

-Saben... Alumnos míos... Los he fallado... -Todos empezaron a murmurar, había personas que miraban extraño, mientras que otras negaban rotundamente lo que había dicho el albino. -Nunca les conté sobre lo que pasó, tampoco le pedí a algún maeysto qué viniera a comunicarles sobre lo sucedido... Espero que no me odies por esto...

Todos volvieron a murmurar, más aún por la última frase dicha. ¿Acaso se estaba refiriendo a una sola persona en especifico?
Luego de su pequeño discurso, volvió a tomar asiento mientras esperaba que tocara el timbre para que todos puedan ir al receso.

No hacía falta esperar mucho, pues casí al instante ya había sonado dichosa campana haciendo que todos los presentes se retiraran rápidamente. Excluyendo a un pelirrojo qué decidió acercarse a su maestro con pasos rápidos.

-Esto te lo mandan, maestro. -El rostro de aquel ojiazul era de rencor y desdicha pues su hermana gemela tenía se timientos románticos por aquel discapacitado, por eso no le caía bien su maestro.

-Oh, muchas gracias Celestine...

Cómo si se tratara de una droga, había agarrado aquella nota mientras el pelirrojo salía del lugar.
Ignis estaba inoptizado por lo que podría estar escrito ahí dentro.

Das pena ajena, Ignis-Sensei.
Por eso te odio.

El albino empezó a reír de felicidad, al fin había recibido aquella nota.

Ya que no quiero volver a ver tu espiedo rostro haciendo estupideces como esa, podrás saber sobre mi si vas en menos de 2 minutos a la azotea.

Te estaré esperando ;)

Cómo si estuviera poseído, había tomado aquellas muletas para ir lo más rápido posible a la azotea.
Le dolía horriblemente la pierna, pero no iba a desperdiciar esta oportunidad de oro qué se le ofreció, empezó a pasar por toda la multitud de alumnos que había en los pasillos para así llegar a aquellas largas escaleras qué daban a la azotea, las miró con dolor y pena, sin dudas dolería llegar hasta allá.

. . .

Él estaba jadeando sin cesar, había tardado más de lo esperado para lograr subir hasta la azotea mientras ignoraba el dolor palpitante en su pierna.
Pero sentía que valdría la pena cada momento de dolor.

Ya al abrir las puertas de la azotea, pudo encontrarse con un lugar impecable, no había nada ni nadie. La sonrisa que tenía, inmediatamente desapareció al ver que no había absolutamente nadie allí. Empezó a maldecir en su interior, él ya sabía de esto, su corazón le decía que todo esto se trataba de una vil broma de parte de sus compañeros... Pero una pequeña parte le decía que esto era real y que por tardar mucho al subir las escaleras, ella ya se había ido.

Cuándo ya estaba por dar la media vuelta, pudo escuchar una voz femenina qué provenía detrás suyo.

-En realidad te estaba siguiendo para ver si venías, no pensé que llegarías hasta aquí cuando tienes una pierna invalida. -Al voltear su cabeza, sus ojos se sorprendieron al ver a la autora de aquellas notas, era Selena Evan, su alumna estrella. -Buen día, Ignis-Sensei.

Él estaba estupefacto, no sabía que decir ni como actuar. Su cabeza daba mil vueltas, de todas las personas que pudieron haber sido, era Selena quien le había sacado una sonrisa con un pequeño trozo de papel.
Hasta que luego su mente recordó aquella pista qué le dió.

-Demonios... Con cerezas y mora azul te referiste a... -La fémina empezó a reír.

-Jaja... Si qué eres un idiota, sensei.

La pelirroja le había dedicado una sonrisa sincera a su maestro, este solo tuvo un rubor leve. No sabía que más decir al respecto.
Sin embargo la chica dió la primera palabra.

-¿Tiene idea del porqué hice esto, sensei? -El albino solo negó. -Es por que me iré de aquí, no quería irme sin decirle lo que sentía...

-¿Qué...? ¿De qué estás hablando? -De la frente de la pelirroja empezó a salir una vena por la furia, es que su maestro era tan estúpido.

-¡Por eso te odio sensei, te odio porque me gustas mucho! -La pelirroja había agachado su cabeza para ocultar su rostro rojo mientras se mordía el labio por los nervios, por otro lado, el albino solo estaba estupefacto. ¿Eso fue una confesión? -Te odio mucho por entrar a mi mente, te odio mucho por quitarme el aliento cada que te veo, te odio mucho por enamorarme perdidamente de ti.

Ignis se sentía feliz, pero a la vez nervioso y confundido. Su manera de confesión fue tan original, qué al mismo tiempo lo enamoró.
Pero no podía decir que correspondía su amor, estaba mal eso, él tenía 27 y ella 17, por lo tanto debería de rechazarla. Pero justo antes de que pudiera hablar, ella continuó.

-Yo... Me iré de Japón para poder ir a estudiar en corea... Por eso te estoy transmitiendo mis sentimientos ahora... -Ignis tembló, ¿Ella iba a marcharse del país?, la voz de la fémina se agrieto en un instante. -¡Por eso quiero que me esperes! Solo me iré unos cuatro años, cuando vuelva ya seré una adulta de 21...

-Pero yo tendré 31, soy tu maestro de química, señorita Evan. -Opinó el albino. Aunque esto pareciera un sueño hecho realidad, debía de enfrentarse a la dura verdad. -Seré bastante mayor para ti, debes de explorar y disfrutar mejor tu futuro.

-Por eso lo odio, Ignis-Sensei. Por lo tanto deberá esperarme hasta en su vejez si hace falta. -Selena se había acercado peligrosamente al albino el cual trato de retroceder. -Quiero que me esperes, así yo podré avanzar hacia usted para tenerlo solo para mi.

Ignis solo se quedó boquiabierto, no sabía que más decir al respecto.
La pelirroja se dió la media vuelta para ponerse de espaldas de él, se sintió bastante altanera frente a su maestro por decir eso. Su rostro estaba super rojo, incluso podría de darle batalla a su cabello de quien era más rojo.

El albino solo empezó a reír mientras extendía su mano hasta la cabeza de la pelirroja para acariciarla, sin dudas se sentía conmovido y alagado, con una sonrisa respondió.

-Entonces, te esperaré con ansias Selena...

❚10 𝘙𝘢𝘻𝘰𝘯𝘦𝘴 𝘋𝘦𝘭 𝘗𝘰𝘳𝘲𝘶𝘦́ 𝘛𝘦 𝘖𝘥𝘪𝘰 𝘚𝘦𝘯𝘴𝘦𝘪.❚Where stories live. Discover now