Capítulo 3

1.8K 115 44
                                    

―¿Puedo pasar?―preguntó Jackie asomando la cabeza por la puerta.

―Sí, efectivamente, puedes pasar―dijo Angélica al mismo tiempo que le hacía una seña a Jackie para que se acercara.

Jackie abrió completamente la puerta y entró a la cabina. Cerró la puerta suavemente y fue a sentarse frente a sus padres que la esperaban con ansias. Jack tomó tres botellas de ron, una se la dio a su hija, otra se la dio a Angélica y la última fue destinada para él mismo. Angélica respiró profundamente varias veces y dijo:

―Primero que nada, te vamos a contar la historia de la Fuente de la Juventud.

―Y después te diremos lo importante―dijo Jack.

―Todo comenzó con que Barba Negra y yo queríamos ir a la Fuente de la Juventud, pero para Barba Negra sería imposible conseguir tripulantes para su barco...

―El Venganza de la reina Anna―interrumpió Jackie entusiasmada.

―Así que tenía que imitar a un pirata nada temido por todos y al único que sabía imitar era a tu padre―empezó Angélica y Jack bufó―, tu padre muy enfurecido por los rumores que se comentaban fue a buscare a una taberna llamada La hija del Capitán, ahí luchamos a muerte, al final ninguno ganó.

―Y cuando tratamos de huir de los hombres del rey, de pronto aparecí en el Venganza, fue algo extraño, todos los oficiales eran zombis, fui a recoger parte de mi comida, y voltee a ver a lo alto de un mástil y vi que había un misionero atado, le pregunté a un marino que había hecho el misionero para que lo ataran y él me respondió que fue capturado en un ataque pero la primera oficial al mando había tenido compasión de él por su posición religiosa ante el todo poderoso―dijo Jack.

―Y desde ese momento tu padre empezó a suponer todo. En la noche de ese mismo día Jack reunió a todos los marinos para hacer un motín. Tu padre fue a mi camarote para que no me diera cuenta de lo que pasaba si llegaba a despertar―dijo Angélica―, yo era la primera oficial al mando.

―El motín no funciono, pero con él conseguí una audiencia con Barba Negra y por medio de un muñeco vudú, me hizo una marca en el pecho parecida a un tridente―dijo Jack enseñándole la marca de Edward Teach a Jackie.

―Whitecap Bay a buscar una sirena y logramos atraparla, y después de eso nos dirigimos a buscar la fuente, pero antes de eso tuvimos que ir a buscar los cálices de plata de Ponce de León y conseguir la lágrima de la sirena, cuando conseguimos todo fuimos a la fuente y Jack fue el primero en verla, era un lugar hermoso.

―No estábamos solos en la fuente, había dos ejércitos de dos naciones diferentes. Barbossa, que era el líder de las tropas inglesas, quería vengarse de Barba Negra por haberle quitado su pierna derecha. Barbossa y Barba Negra luchaban en guerra al igual que los tripulantes de las dos naves, y el corsario inglés enterró una espada envenenada en el corazón de Teach.

―Mi padre cayó al piso y corrí de inmediato para ayudarlo pero al intentar sacar la espada del corazón de tu abuelo me hice una cortada, me empecé a retorcer en el suelo con mi padre, Jack preparó los dos cálices, uno con la lágrima y otro sin ella.

―Le brindé el cáliz sin la lágrima a tu abuelo para así poder salvar la vida de tu madre, que debería estar muy agradecida, pero no es así.

―Claro no lo estoy, bueno sí, más o menos.

―¿Y por qué no lo estás?―preguntó Jackie.

―Primero no lo estoy porque tu padre es cruel e ignorante, y estoy bien, porque te tengo a ti―le respondió Angélica a Jackie tomándola de un hombro.

―Después de eso nos largamos tu madre y yo de la Fuente de la Juventud, y la abandoné embarazada en una isla solitaria, y creo que eso es todo―dijo Jack.

―Sí, eso es todo―dijo Angélica―. Bueno, hay cosas que no podemos decir acerca de esa historia.

―¿Y cuándo me van a decir lo importante?―preguntó Jackie frunciendo el ceño.

―Ya se me había olvidado―dijo Jack rascándose la cabeza.

―Bueno tienes que aprenderte las órdenes del primer oficial y las del capitán como si fueran la palma de tu mano―dijo Angélica.

―¿Por qué?―preguntó Jackie algo angustiada―Si yo no sé nada de eso, es más, nada que ver.

―Necesito un heredero para el Perla y mi lugar en la hermandad, y tú eres la heredera―dijo Jack señalando a su hija.

―O sea...―dijo Jackie sin completar la frase.

―Serás capitana del Perla algún día―dijo Angélica tomando a Jackie de los hombros.

―Cuando yo muera, recibirás mi lugar en la hermandad como un señor pirata, bueno claro que en mujer―dijo Jack con sinceridad.

―Pero...―empezó a decir Jackie.

Jackie empezó a asustarse, su mente imaginaba cosas sobre lo que había escuchado de aquellos marinos, sus pupilas se empezaban a dilatar, ella no reaccionaba.

―Jackie, Jackie―dijo Angélica pero su hija no reaccionaba por ningún motivo.

―¿Qué paso?―dijo Jackie empezando a reaccionar.

―¿Qué te sucede?

―Nada, nada, solamente recordé algo que escuché hace poco―dijo Jackie, aunque ella sabía que había sido hace unos minutos.

―Pero ¿de dónde escuchaste cosas?, si siempre habíamos vivido en una isla en la que Jack nos abandonó hace casi dieciséis largos años―dijo Angélica mirando a Jack y apretando el puño de la mano derecha.

―¿Puedes dejar de decir eso por una sola vez en tu miserable, moribunda y muy despeinada vida?―dijo Jack totalmente irritado.

―Pueden olvidarlo por favor, iré a pasear a la cubierta para ver si me olvido de todo este embrollo―dijo Jackie.

―Está bien, puedes ir―dijo Jack.


Deja tu voto y tu comentario para saber si te gusto (es gratis) :3

Gracias por leer :3

Piratas del Caribe: El regreso del Holandés ErranteWhere stories live. Discover now