CAPÍTULO 45

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Luciana me estaba contando sobre varias cosas que pasan en el colegio, incluso me enteré de que varias chicas tenían un libro donde calificaban a los chicos, algo osado pero gracioso.

—Me da curiosidad saber cuántos puntos le darían a mi hermano. —Comento divertida, pensando que si hago que le pongan solo un punto que tan molesto se pondría.

—No estoy segura. —Dice Luciana un tanto pensativa y me empieza a preguntar. —¿Qué tan atractivo es tu hermano? O ¿Qué tan caballeroso es?

—Realmente me estás preguntando eso. —Digo entre risas. 

—Yo solo... Bueno... —Empieza a tartamudear de la vergüenza.

—Tranquila, es solo que es una pregunta trampa. —Me encojo de hombros y suspiro poniendo mi mano en mi mentón. —La respuesta obvia y que daria a los demás es que es el mejor, pero si me lo preguntas delante de personas que nos conocen, en especial delante de él diría que solo le daría un punto.

—Pero ¿Por qué no mejor solo dices que es un buen chico y ya? —Me pregunta confundida.

—Elemental mi querida Luciana, es porque es mi hermano. —Le sonrío mientras acomodo mi cabello. —Yo puedo molestarlo cuando quiera, pero nadie más puede. Ya sabes, es como una  ley no escrita entre hermanos.

—La verdad no lo sé. —Veo como desvía la mirada algo decaída. —Soy hija única, siempre quise ya sea un hermano o una hermana, pero mamá tiene una salud delicada, por ello planeaban adoptar, pero... Ay no... eh —Ella me mira un tanto apenada al darme cuenta de ello la miro confundida, pero luego entiendo. —"Por supuesto, el tema de la adopción es algo delicado entre los de la alta sociedad, puras tonterías."

—Tranquila, no me molesta el tema. —Poso mi mano sobre la suya para tranquilizarla. —Creo que esos niños solo buscar que alguien los quiera y si tu familia tiene el amor suficiente para brindarles es muy bueno.

—Lo sé, yo pienso lo mismo. —Me comenta más animada. —Realmente quiero una hermana. Mis padres me comentaron que iban a visitar algunos orfanatos, pero al estar en el colegio no podré conocerla hasta que consiga un permiso.

—Entonces, solo te queda ser paciente. —Le comento sonriente, pero en el fondo me siento algo culpable, después de todo se suponía que adoptarían a Sara. Antes de que pueda perderme en mis pensamientos suena una campana.

—Eliza, es la campana del recreo. Vamos, te enseñaré los alrededores. —Comenta mientras toma mis manos entre las suyas sonriente y yo acepto sin dudarlo. —"Nunca fui buena negándome a una cara que tiene dibujada una sonrisa sincera. Además, tal vez pueda encontrarme con Candy."

Salimos de mi habitación y ella me señala su puerta que es obviamente la que se encuentra a mi lado, me dijo que si tenía alguna pregunta no dudara en ir tocar. Después me llevo a la biblioteca que mire curiosa por si encontraba a cierta rubia o en todo caso a alguno de los chicos, pero no fue así. Luego nos dirigimos a la sala común.

—Eliza, ¿A quién buscas? —Me pregunta Luciana confundida.

—Estoy buscando a una amiga que vino conmigo al colegio. Ella es rubia de cabello rizado con varias pecas en su rostro, también tiene unos grandes ojos color verde esmeralda. —Empiezo a describir a nuestra quería protagonista y justo en el momento que entramos a la sala común la veo junto con otra joven que tenía el cabello castaño oscuro y era corto por encima de los hombros. —"En definitiva esa debe ser Patricia "Patty" O'Brian la amiga que hace Candy en el colegio y la linda novia de Stear. Cuanto me alegra saber qué mi querido inventor no se quedará enfrascado en sus inventos y tendrá algo de romance en su vida."

Renací como la Villana de Candy CandyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora