CAPÍTULO 47

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Luego de un largo tiempo la misa termino sin problemas, el único inconveniente que tuve fue el inminente entumecimiento de mis piernas. Salimos de la capilla y aprovechamos para sentarnos en el césped.

—¡Ah, se me durmieron las piernas! —Exclama Candy mientras se masajea las piernas.

—Yo estoy igual, no puedo creer que durara tanto. —Suspiro siguiendo su ejemplo y empezando a masajearme.

—Con el tiempo se van a acostumbrar. —Nos dice Luciana que no parece que haya estado arrodillada tanto tiempo, al contrario, está tan fresca como una lechuga. —Aún tenemos tiempo antes de la primera clase, así que pueden relajarse por el momento.

—¡Ay sí! Estoy algo nerviosa por la clase, espero que no sea muy difícil. —Comenta Candy a lo que asiento.

—Estoy segura de que les irá bien. —Nos anima Luciana, pero de pronto se da un leve golpecito en la frente. —Por cierto, sé que con los materiales siendo entregados ni bien llegaron debe ser complicado ponerse al día, por ello si tienen alguna duda me lo dicen y las ayudo.

—Gracias Luciana. —Lo decimos al unísono y por ello Candy y yo nos quedamos mirándonos sorprendidas.

—¡Qué sincronización! —Se ríe Luciana contagiándonos su risa. Entonces, escuchamos los murmullos de unas niñas que estaban hablando de Terry, por supuesto esas niñas tenían que ser Sara, la niña que vino ayer a mi cuarto y otra de cabello castaño.

—Todos saben que Terry es un rebelde, él fuma y hasta bebe. —Comenta la rubia.

—Dicen que tiene buenas notas, aunque nunca va a clase. —Esta vez dice la castaña, a lo que abro los ojos sorprendida. —"Ya quisiera tener yo esa habilidad. Yo tengo buenas notas gracias al sistema que me ayudo a incrementar la memoria y la inteligencia. ¡Ah, qué tramposa soy!" —Me rio levemente por mis pensamientos.

—No es tan difícil creerlo por su comportamiento en misa, pero eso no quita lo buen mozo que es. —Comenta Sara sonriendo de lado.

—Parece que el joven Grandchester es popular a pesar de su comportamiento. —Comenta Luciana algo sonriente. —Será mejor que vayamos a un lugar más tranquilo, ya saben uno donde no nos molesten. —Dice y nos dirigimos a un lugar más apartado donde Candy se recuesta en el pasto, yo me siento a su lado y Luciana en frente nuestro.

—Sobre ayudarnos a ponernos al día. ¿Podemos comenzar no sé, tal vez cuando terminen las clases? —Le pregunto poniendo mis mejores ojitos de cachorro a lo que ella asiente.

—Claro, no tengo problema con ello. —Dice Luciana restándole importancia al asunto. —Bien, entonces quedamos después de clase en la biblioteca ¿Les parece bien? —Yo hago una señal de "Ok" con la mano y Luciana me sonrió levemente luego mira a la rubia que se encontraba inusualmente callada. —Candy, te doy un dólar por tus pensamientos.

—¿Eh? ¿Qué paso? ¿Me dijeron algo? —Nos mira confundida mientras da un golpecito en su cabeza y saca su lengua haciéndonos reír.

—Nada importante, solo queríamos saber si estás de acuerdo con reunirnos en la biblioteca al terminar las clases para repasar. —Dice Luciana a lo que la rubia asiente rápidamente. Entonces escuchamos el grito de un joven.

—¡Terry! —Grita aquel conocido nombre y a unos pasos de nosotros escondido detrás de un árbol sale aquel castaño que nos mira, por otro lado, nuestra querida protagonista susurra levemente su nombre y quedan mirando hasta que son interrumpidos por el mismo chico. —¡Terry, la hermana Gray está furiosa!

—¿No me abra reconocido? Sin embargo, se burló mucho de mí en el barco. —Murmura frunciendo el ceño y sacando la lengua —¡Jum! Como me molesto que me llamara señorita pecosa.

Renací como la Villana de Candy CandyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora