CAPÍTULO 58

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—Espera, Candy. —Me llamo Annie, la conozco tan bien que puedo notar que está nerviosa, pero se esfuerza por hablar claro y evitar que su voz tiemble.

—¡Annie! Quería tanto hablar contigo. —Me acerqué feliz a ella, a pesar de que quería cuidar de ella en silencio, no puede evitar tener el impulso de acercarme y volver a ser las mismas niñas que vivían en el Hogar de Pony.

—Yo... Yo quería hablar contigo... —Annie toma mis manos y espero a que hable, ya que se ve muy nerviosa, pero esa espera de 5 minutos se convirtió en 10, y así hasta que tocaran las campanadas que indicaba que teníamos que ir a nuestras habitaciones. Ella se sobresaltó con el sonido de las campanas, puesto que soltó mis manos y puso las suyas contra su pecho. Luego, me mira y veo como las lágrimas empiezan a rodar por sus mejillas, iba a abrazarla, pero ella se aleja y sale corriendo, pero antes suelta un "Lo siento, Candy" entre sollozos.

—¡Annie! —Grito su nombre cuando reacciono luego de lo sorpresivo de su huida, pero ella ya se encontraba lejos, iba a perseguirla, pero...

—Candice. ¿Por qué sigues fuera de tu habitación? —Escucho mi nombre y volteo para ver que es la hermana Margaret.

—Lo que pasa, hermana Margaret, es que... Creo que estaba esperando a una amiga. —Termino diciendo una verdad a medias, ya que la verdad no tengo cabeza para decir una mentira.

—Pero ¿Qué dices? Vuelve a tu habitación inmediatamente. —Asentí a la hermana Margaret y empecé a caminar. Realmente no sé cómo llegue a mi habitación, ni mucho menos como es que me cambio o tumbe en mi cama.

"No lo entiendo, parecía que quería decirme algo importante, pero no podía o sabía cómo empezar... Pero, sobre todo, ¿Por qué se disculpó? ¿Fue por ignorarme en clase? ¿Por fingir que no nos conocíamos? ¿Qué te impulso a querer hablar conmigo, Annie?" —Mi mente es invadida por miles de pensamientos, rondan entre positivos y negativos, precisamente por estos últimos es que me levanto de mi cama y me pongo uno de mis vestidos.

—Yo sé que Annie tiene miedo, y sé que su actitud no significa que ya no me quiere, pero... pero eso no impide que me duela el corazón. —Salgo por la ventana de mi habitación con dirección a la "Segunda Colina de Pony." —Clint, ¿Estás ahí? —Llama a mi viejo amigo que salta del árbol a mis brazos, aquel calor hace que me rompa y empiece a sollozar. —Clint, Annie aún no quiere ¿Verdad? Ella sigue siendo aquella pequeña cobarde de siempre, por eso me evita. Pero ¿Por qué me hablo hoy? ¿Qué era lo que quería decirme?

Clint lame mis lágrimas, pero eso, aunque me calma un poco, no impide que deje de sollozar. Entonces, siento como mi pequeño amigo se retuerce haciendo que lo suelte, y empieza a correr. Por un instante pienso que él también me va a dejar, pero a mitad de camino se voltea, cuando me estaba acercando empieza a correr y vuelve a detenerse y me mira. Entonces, lo comprendo.

—Clint, quieres que te siga ¿Verdad? —Le digo secándome las lágrimas y corro detrás de él. Clint me lleva a las puertas del colegio, cruce las rejas y voltea a verme. —Esta es una reja muy alta... Bueno... Nadie a la vista, ¡Voy! —Agarro, impulso y salto. —Me separa solo una reja de la calle, pero siento el pecho más despejado. Ahora, ¿A dónde, Clint?

Volteo para verlo y este vuelve a correr, por lo que lo sigo. Me lleva a una calle concurrida, pero todo se ve cerrado, excepto los bares.

—Clint, creo que no fue un buen momento para salir. —Murmuro, este se voltea a verme y salta a mis brazos. —Bueno, tuviste buenas intenciones, Clint, pero será mejor que regresemos. —Me volteé con mi viejo amigo en brazos lista para regresar.

—Espera... Tú ¿Tú no serás Candy por casualidad? —

—¡Qué hace llamándome por mi nombre! Yo no tengo amigos en Londres. —Me volteo alterada y lo que veo es a un joven de cabello rubio, que lleva puesto unos conocidos lentes oscuros. —"Siento que lo he visto en alguna parte, pero no sé dónde."

Renací como la Villana de Candy CandyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora