La vida a veces te puede sorprender, como lo hizo conmigo.
Buscando un sueño encontré otro. Si tuviera que elegir entre ambos, me quedaría con ella. Lizzie.
Lizzie ha estado cuidándome bastante en estas semanas. Estuve muy triste porque extraño a Lucas y, soy la persona más sensible del planeta, eso hace que todo sea peor para mí.
Ayer Camila me ha enviado una foto de Lu, está muy lindo y tiene la ropa que su tía Hailee compró. Recuerdo muy bien ese conjunto.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Se le ve muy feliz, y su cabellito sigue igual. Guardaré esta foto por siempre y para siempre.
- Nena, aquí estás -Lizzie ingresa en la sala con un vaso de jugo. - Te he preparado jugo de naranja, sé que te gusta mucho. - me regala una sonrisa suave y me pierdo en su hermoso rostro.
- No entiendo...
- ¿Qué cosa? -me mira con el ceño fruncido. - ¿Ya no es tu jugo favorito? Porque puedo ir y prepararte otra cos-
- Cállate. -digo mientras la sigo observando. - Te amo, y mucho. -tomo el vaso de jugo que se encuentra en su mano y lo coloco en la mesita del frente. - Gracias por ser tan atenta. Eres hermosa todo el tiempo y no sé qué pasa conmigo hoy, pero quiero decirte tantas cosas a la vez que se mezclan totalmente. Me demostraste que podía confiar en ti, y me enamoraste más, muchísimo más. -sus ojitos brillan y suelta un suspiro. - Sé que fui muy exigente -me sonrojé- pero lo solucionaste... -tomé su mano y besé su palma. - Me diste tanto amor, me cuidaste, hiciste lo que pudiste para que me sintiera segura nuevamente, trabajaste duro para llegar a casa y pasar tiempo conmigo, dejaste... tú dejast-
- Dejé de hacer cosas porque me di cuenta que no sumaban en mi vida. Te estaba perdiendo y, no podía permitir eso. -ella acarició mi rostro con su dedo pulgar. Cerré mis ojos por el contacto.
- Gracias por todo Lizzie, de verdad -digo suave, aún con los ojos cerrados sintiendo su caricia.
- ¿Puedo besarte? -desde que pasó lo que pasó pide permiso para acercarse a mí y lo agradezco, pero creo que ya no tiene que hacerlo.
- No tienes que pedirme permiso... ya no -abro los ojos. Esta mujer es tan hermosa cuando sonríe.
- Eso quiere decir que...
- Sí, tienes permiso en hacer lo que quieras -suelto una risita nerviosa.
- ¿Puedo tocarte entonces? -sonríe mientras arruga su nariz. Se sonrojó, que linda.
- Sí... -sigo riendo. - Pero ya lo hacías, ¿no? Bueno, dormíamos abrazadas. -me hago la estúpida porque me gusta.
- Uh... sí nena, pero yo me refería a...
- ¿A...? -está nerviosa, veo como juega con sus anillos.
- Ya sabes, tú, yo, en... tomándonos, amándonos... -sigo en mi papel de no entender nada. - Agh, que si puedo meter mis dedos dentro de ti, y besar tu cuello, tu boca, a toda tú -dijo rápidamente quedándose sin aire. - Ya lo dije -ahora yo me sonrojé y solté otra risa nerviosa- ¿Qué te causa gracia? Oh no... ¿sabías de qué hablaba? -asentí algo tímida.