25- Luces.

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Acarició mi pelo mientras sus ojos iban de los míos a mis labios.

- Pablo...
- Dime que tú tampoco quieres y pararé.

Fui yo la primera en lanzarme.

Agarró mi nuca y me pegó más aún a él mientras que nuestras lenguas luchaban una con la otra.

Puede que mañana me arrepintiese de esto, pero ahora mismo era lo único que necesitaba.

Me puse a horcajadas sobre él y enseguida pude notar el bulto que había entre sus piernas.

Sus labios bajaron a mi cuello mientras yo arqueaba la espalda y echaba mi cabeza hacia atrás cuando una de sus manos bajaba a mi intimidad.

Rozó por encima de mi ropa interior y pegué más mis caderas para sentirlo.

Resopló y por fin introdujo su mano, moviendo los dedos en círculo.

Solté un gritito y con la otra mano tapó mi boca.

- Me encanta escucharte rubia, pero no creo que los otros quieran saber lo que estamos haciendo - murmuró riendo.

Continuó moviendo sus dedos mientras que me callaba besándome.

Iba a volverme loca.

Quité su mano y bajé lentamente, dejando un hilo de besos hasta su longitud, que saqué y cogí entre mis manos.

Lamí la punta y sentí como me agarraba del pelo pidiendo más, y eso hice.

Me la introduje en la boca y fui succionando a medida que él soltaba pequeños orgasmos silenciosos.

- Joder Ona - gimió.

En un momento estaba encima de mí, abriendo mis piernas y metiéndose entre ellas.

Rozó su longitud por mi intimidad y me quejé cuando vi que no la introducía.

- Pablo por favor - pedí.
- Dime preciosa - rió.
- Venga.
- ¿Qué quieres? - dijo pícaro.
- Que me folles.

Entró en mi en una embestida, fuerte y con decisión.

Me besó para que no nos escuchasen, mientras sus embestidas eran cada vez más rápidas y fuertes.

Cuando vio que me tensaba salió de mí y me dio la vuelta, dejándome en 4 totalmente lista para él.

- Eres un espectáculo rubia.

Mimó y manoseó mi culo mientras yo me agarraba como podía a los cojines del sofá, y después volvió a embestirme.

Firme, rápido y duro.

Como a él le gustaba y a mí me volvía loca.

A los pocos segundos me corrí, y poco después noté como él también.

Se levantó para tirar el condón y se puso a mi lado mientras que me ponía la ropa.

- Te he echado mucho de menos Ona.
- Y yo a ti, pero como vuelvas a cagarla...
- No va a pasar, te lo prometo - sonrió para después darme un beso.

Una vez que nos vestimos nos quedamos acurrucados y dormidos.


Nos despertaron unos golpes.

- Ansu te voy a matar - gritaba Gala detrás del moreno, que corría dando golpes en una sartén.
- ¡No me pillaaaas! - reía el.
- ¡ANSUUUUU! - grité.
- Te vas a quedar sin pelotas - decía mi amiga.

Gavi le tiró un cojín y le dió en toda la cara, así que por fin dejó de dar golpes.

- Es hora de levantarse que vamos hoy a ver las luces - dijo Ansu.
- Las luces se ven de noche, imbécil - se quejaba Pedri bajando las escaleras.
- Pero luego decís que tenéis que ir a vuestras casas a comer y cambiaros y nos dan las tantas.

GANAS DE TI - GAVI (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora