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CHAPTER 0.03 ❝ El tren ❞

La estación de tren estaba relativamente cerca del edificio de justicia, y aunque nunca antes habían viajado en coche

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La estación de tren estaba relativamente cerca del edificio de justicia, y aunque nunca antes habían viajado en coche. En la Veta se desplazaban a pie.

A hecho bien en no llorar, porque la estación está a rebosar de periodistas con cámaras apuntándola a la cara, como si fueran animales. Ni los animales merecían eso.

Logra verse en la pantalla de televisión de la pared, en la que retransmiten la llegada en directo, y le alegra comprobar que parece incluso aburrida.

Por otro lado Jeff Scamander no ha parado de llorar, y curiosamente no intenta esconderlo. No pudo evitar sentirse mal al ver al pobre chico, era muy joven, ambos eran muy jóvenes.

Esperan unos minutos en la puerta del tren, mientras son acosados por las cámaras. Después los dejan entrar al vagón y las puertas se cierran piadosamente detrás de ellos. El tren comienza a moverse de inmediato.

La velocidad hace que quede sin aliento. Obviamente nunca había estado en un tren, ya que estaba prohibido viajar de un distrito a otro, salvo por tareas aprobadas por el estado.

En su caso se limitaba básicamente al transporte de carbón, aunque no estaban en un tren de mercancías normal, sino en uno de los modelos de alta velocidad del Capitolio, que alcanza una media de cuatrocientos kilómetros por hora. Su viaje lleva menos de un día.

El tren de tributos es aún más elegante que la habitación del edificio de justicia. Cada uno tiene su propio alojamiento, compuesto por un dormitorio, un vestidor, y un baño privado con agua caliente y fría. En casa no había agua caliente, a no ser que la hirvieran.

Se quita el vestido blanco de su madre y se da el lujo de darse una ducha de agua caliente. Es como estar bajo una lluvia de verano, solo que menos fría.

En el último segundo, recuerda la insignia de Madge y le echa un buen vistazo, por primera vez:  es como si alguien hubiese creado un pajarito y después lo hubiese rodeado por un anillo. El pájaro sólo está unidos por la alas, al anillo.

Entonces lo reconoce: es un sinsajo. Son unos pájaros curiosos, además de una especie de bofetón en la cara para el Capitolio. Durante la rebelión, el Capitolio creó una serie de animales modificados genéticamente y los utilizó como armas; el término común para denominarlos era mutaciones, o mutos, para abreviar.

Uno de ellos era un pájaro especial llamado charlajo que tenía la habilidad de memorizar y repetir conversaciones humanas completas. Eran unas aves mensajeras, todas ellas machos, que se soltaron en las regiones en las que se escondían los enemigos del Capitolio.

  𝙏𝙝𝙚 𝙂𝙧𝙚𝙖𝙩 𝙒𝙖𝙧 - peeta m.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora