Kapitel 05

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Al escuchar eso, satoru no encontró como reaccionar, suguru ya había conocido a su pareja destinada, y de solo pensarlo su corazón comenzó a doler un poco.

— Esa foto que siempre observas, es él? — satoru lo observó con la esperanza de que no fuese cierto, tenía muchas preguntas en su cabeza, que al ver la expresión de suguru, la mayoría de ellas fueron resueltas.

Entendió que haber perdido a tu pareja destinada no se trataba de una broma, el albino no podría entender el sentimiento de un corazón desgarrado, como si hubiese sido despojado del cuerpo mismo. O el simple hecho de continuar tu camino como una cascara vacía.

La expresión de geto era perdida, pudo entender que esta persona había significado todo para él, y mientras el pelinegro asentía, sacaba su teléfono nuevamente para mostrarle aquella foto al albino. Es doloroso que después de tanto tiempo, aún la conserve.

— Le hice algo horrible — susurró geto como si estuviese a punto de sollozar, pero no habían lágrimas. Por más que quisiera desahogarse, estás simplemente no eran capaces de salir.

En aquella fotografía suguru se veía muy feliz, tenía una sonrisa de par en par, tan amplia que lo hizo sorprenderse, "Así que puede sonreír así?". Satoru no tenía el derecho a sentirse molesto, pese a que han pasado poco tiempo juntos, pero los sentimientos simplemente surgían uno tras otro, sería capaz de admitir que sintió un poco de envidia.

— Qué fue lo que paso? — preguntó de forma educada, de alguna manera quería que el pelinegro terminara de desahogarse, estaba descubriendo un nuevo lado desconocido, quería estar ahí para él.

— Teníamos tiempo saliendo, quería sorprenderlo en su cumpleaños con un regalo, ese día salí tan rápido de casa que olvidé mis supresores, y al llegar pude oler sus feromonas en el momento menos indicado, la expresión en su rostro fue lo que detuvo lo que estuve a punto de hacerle — geto bajó la mirada con la intención de esconder su expresión rota, no quería que satoru viera este lado al que llama lo peor que puede llegar a ser — él estaba tan asustado, al punto de no querer saber nada de mí.

Satoru se acercó a él en cuanto vio como apretaba su taza de café cada vez con más presión, tomó el rostro del pelinegro entre sus manos, acomodando detrás de su oreja los mechones de cabello que cubrían sus ojos.

Arrepentimiento, era la palabra correcta con la que pudo relacionar los sentimientos de suguru, el albino acarició suavemente sus mejillas. Que simplemente sintió el consuelo que necesitaba, lo que hizo jamás podría tener perdón, y él lo sabía.

Dañar a la persona que más amaba era lo último que hubiese querido hacer.

A su vista, los ojos de satoru parecían dos bastos océanos, o dos cielos completamente despejados, sea lo que sea podían tranquilizarlo y calmar aquellos agobiantes sentimientos que toda la noche se dedicaban a perturbarlo. Tenía los ojos más soñadores, para alguien que rara vez duerme.

— Qué fue lo que pasó después de eso? — satoru acariciaba dulcemente su cabello, ondeándolo entre sus dedos mientras escuchaba atentamente.

— Después de eso, jamás volví a verlo, y ahora somos completos extraños, de alguna forma me siento aliviado de no haberlo marcado, sería como arruinar su vida — el tono de su voz se quebraba un poco más con cada oración que decía, eran palabras que llevaba atascadas en su garganta, como cuchillos pinchando su corazón — desaparecer de su vida era lo mejor que podía hacer, o puedes llamarme cobarde por huir de eso.

— Parece que me tienes en un mal concepto si crees que diría algo así — hizo un pequeño puchero acercándose lentamente para abrazarlo, tomando de sorpresa al pelinegro que sin pensarlo, escondió su rostro en su hombro.

Era justo lo que necesitaba, alguien que lo escuchara sin juzgarlo, sentía el peso de sus hombros desvanecerse. Un abrazo cálido que hace mucho no había vuelto a sentir, mientras unas cálidas manos jugueteaban con su cabello.

— Gracias, por todo — susurró geto antes de separarse y observar a satoru ahora más tranquilo.

— No tienes que agradecer, más bien, siento haber hecho que me contaras todo esto — se separaba nerviosamente satoru, balbuceando como suele hacer — fui demasiado entrometido?.

— Creo que llegaste en el momento perfecto.

Al estar con satoru, era capaz de sentirse mejor, y su corazón lentamente empezaba a sanar. Cada vez que veía aquellas fotografías, era solo para verlas una última vez, ya que ahora se sentía listo para dejarlas ir.

— El momento perfecto? — claro que satoru no entendería, lo mucho que estaba impactando al llegar a la vida del pelinegro, de repente la atmósfera comenzaba a tornarse más romántica. O eso sintió satoru al sentir la mano de suguru rozar la suya —  sucede algo?.

De un momento a otro, suguru ya se encontraba a centímetros de sus labios, el albino no sabía que hacer, pero no dio ningún paso atrás. Su corazón iba a mil por hora, después de sentir sus narices rozándose dulcemente.

— Puedo besarte? — susurró suguru en sus labios, juntando lentamente ambas frentes mientras observaba como las pestañas blancas de satoru se sacudían tímidamente. No pudo evitar sonreír ante eso.

— Puedes hacerlo — dijo satoru en un leve tartamudeo, asintiéndole con una leve sonrisa mientras disminuía la distancia entre ellos, dando ese paso de la manera más adorable a los ojos de geto.

Empezó como un beso dulce y tierno, hasta que satoru sintió una pequeña mordida en su labio inferior que le hizo despegar ligeramente sus labios. Para darle paso a la lengua de el pelinegro, esto empezaba a ponerse peligroso, era un beso que a pesar de ser lento era tan fugaz que lo hacía sentir ansioso de más.

No quería arruinar el momento dulce, pero su cuerpo no lo escuchaba, apegándose cada vez más hacia suguru.

— Satoru... — frunció ligeramente el ceño, separándose del beso para verlo, la vista era demasiado tentadora, pues el albino parecía frotarse contra él en busca de atención.

— Esto es tu culpa, besándome de esa forma primero — susurraba agitado para luego separarse algo avergonzado, desviando su mirada.

"No quiere ir más allá?", Se preguntaba nervioso el albino hasta que este lo tomo de la cintura, apretándole suave.

— Vamos a la habitación? — preguntó geto de una forma agitada, era él quien ahora empezaba a calentarse aun más.

Odiaba más que nada que sus instintos quisieran controlarlo todo, pero esto no se trataba de eso. Era un intenso deseo de amar y ser amado.

Podría salir herido una vez más, pero lo que no sabe, es que si algún día suguru dejase de respirar, satoru se convertiría sus pulmones nuevos. Estaba dejandosé llevar por el momento, pero no podía negarlo más, sobre todo cuando satoru lo deseaba de la misma forma al responderle.

— Si — satoru sonrío ampliamente mientras asentía, entrelazando su mano con la de suguru, dándole al mismo tiempo pequeño beso en los labios — vamos.



Continuará

S𝖈𝖊𝖓𝖙 |  S𝖚𝖌𝖚𝖘𝖆𝖙𝖔 [ 𝖆𝖑𝖋𝖆 𝖝 𝖆𝖑𝖋𝖆 ]Where stories live. Discover now