1. La Sinfonía del Desamor

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Advertencias: Mini historia. Capítulos cortos. Lectura ligera. Sentimientos no correspondidos. Sin spoilers del anime, puede leerse sólo con haber visto el Live Action. Smut/lemon. 

Sanji contempló el firmamento de azul intenso desde la cubierta, inmerso en la danza de su cigarrillo, con la nicotina serpenteando en sus entrañas, buscando sofocar su corazón con el humo pernicioso

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Sanji contempló el firmamento de azul intenso desde la cubierta, inmerso en la danza de su cigarrillo, con la nicotina serpenteando en sus entrañas, buscando sofocar su corazón con el humo pernicioso.

Desde el instante en que conoció a su capitán, Sanji albergó un amor latente, creyó que eran mierdas relacionadas con sus hormonas. Sin embargo, con cada aventura compartida, su corazón quedó atrapado, cayendo irremediablemente en las garras de una emoción que jamás imaginó experimentar por otro hombre.

Descubriendo todo eso, quiso confesarse hacia Luffy; no obstante, no lo hizo, se abstuvo al enfrentarse con el impacto que la cruda realidad le propinó.

«—¿Te gusta alguien, capitán? —Inquirió mientras cocinaba, con Luffy esperando ansiosamente a su lado.

—¿Eh? —La incredulidad lo sacudió, pero rápidamente recuperó su postura habitual—. Mis amigos me gustan, aunque si te refieres a una conexión romántica de pareja, la verdad es que no, no lo necesito. Estoy bien así».

En medio de la incertidumbre, Sanji sintió cómo una sombra se posaba sobre él. La oscuridad parecía envolverlo, abrazándolo con su presencia indeseada. Experimentar el rechazo, inocente pero hiriente, le hizo darse cuenta de su propia vulnerabilidad.

Intentó sobreponerse, continuar cocinando como usualmente lo hacía. No lo logró. A pesar de los elogios que llovían sobre sus platos, diciendo lo exquisitos que eran, él sabía, mejor que nadie, que eran mentira. Sus inexpertos paladares no capturaban lo que él sentía, entendía que su sazón carecía de la vitalidad que él mismo anhelaba transmitir.

Al llegar a una isla desconocida, sus habitantes, inicialmente reservados, cambiaron su actitud al percatarse de que habían sido liberados de la tiranía de otros piratas. Como gesto de agradecimiento, les ofrecieron hospitalidad y los invitaron a instalarse en una mansión majestuosa.

Cada miembro de la tripulación ocupó su propio y amplio dormitorio. Nami irradiaba dicha, más que los demás miembros, Usopp expresaba su gratitud por la cálida hospitalidad. Zoro, aparentemente indiferente, se embarcó en la búsqueda de un buen sake para llevar a su habitación, perdiéndose en el proceso y desencadenando la risa contagiosa del capitán.

Y Sanji se daba un baño en una bañera que al ingresar sintió estar profanando un lugar inmaculado, seguramente aquella bañera era costosa. Intentó relajarse y entregarse a la serenidad del agua tibia, inclinando su cabeza hacia atrás, acariciando su cuerpo con la espuma que lo envolvía.

Una vez más, la risa intrusiva de su capitán se hizo presente, invadiendo su mente. Si le pidieran describir la sonrisa de Luffy, diría que era como el sol, irradiando luz a sus días más fríos y brindándole calidez que abrazaba su ser, haciéndolo sentir protegido.

Acariciando su piel, se enfocó en un área específica, su entrepierna. Una sensación incómoda llegó a sus pensamientos. No podía permitirse hacerle eso a Luffy.

Sin embargo, sus instintos fueron muy bajos, cerró los párpados y llevó una de sus manos a su miembro, al que comenzó a estimular, mientras que con su otra mano se abría paso en su rosado agujero palpitante, permitiéndose abrir paso al prohibido placer.

Su cerebro, jactándose de su vulnerabilidad, le envió imágenes traicioneras en la que aquel chico con sombrero de paja lo cargaba para depositarlo en la cama con cuidado, empezando a repartir besos por todo su cuerpo, siempre cariñoso y gentil.

Su boca emitió un jadeo silencioso, el latir de su corazón se disparó. Se sentía vivo y todo se ponía más intenso cuando pensaba en él, en su capitán.

La imagen de Luffy, su rostro, su cuerpo perlado de sudor y su pequeña cicatriz bajo su ojo izquierdo. Su cuerpo desnudo. Sus manos acariciando su cabello dorado, recorriendo su cuerpo, torturando sus pezones, llevándolo al orgasmo. Su sonrisa cuando lo viera acabar.

Para este momento, el raciocinio de Sanji desapareció totalmente. Se imaginó aferrándose al cuerpo ajeno y pidiéndole entre deliciosos gemidos que entrara en él, que lo llenara de amor y que no lo soltara. Pedía y su capitán le complacía.

—¿Te gusta así, Sanji? —Le susurró al oído con una voz suave, gruesa y seductora, llena de amor que hacía que todo el ser del rubio se fundiera, vulnerable en manos del capitán, mientras este ingresaba en su interior.

—Ve más rápido, Luffy... por favor... más...

—Por supuesto, Sanji. —Entonó, besándolo en los labios, intensificando los movimientos, deleitándose con el sonido de cómo su cocinero pronunciaba su nombre, anhelando escucharlo durante más tiempo.

En la realidad, Sanji se sumergió en la bañera y aceleró el ritmo de ambas manos, al borde del clímax, imaginándose la hermosa sonrisa de Luffy verlo desde arriba.

—Sanji, te ves muy bonito, shishishi.

—Luffy... —Su espalda se arqueó, sintiendo el orgasmo atravesarle como una flecha. Su boca se abrió en una mueca gigante, soltando un gemido lastimero, perdido, sometido. Las sensaciones se paseaban por sus músculos, calmándolo, e intentaba regular su respiración, sintiendo aún más latigazos de electricidad.

Y con aquella agónica fantasía, terminó corriéndose en su mano. Sus dedos saliendo de su interior y sus paredes contrayéndose.

Cuando abrió los ojos, se desilusionó al verse en la bañera. Asqueado de sí mismo, terminó de bañarse, limpiando su desastre.

Quería que Luffy lo tomara, que le dijera palabras bonitas y le diera tantos besos.

Dejó de lamentarse cuando las campanas de la iglesia cercana hicieron eco por todo el lugar. Ya iba siendo hora del almuerzo, se vistió con su mejor traje y se encaminó a ayudar a los chefs de aquella mansión.

—¡Hey, Sanji! —Lo llamó aquel a quien le resultaba incómodo sostener la mirada. No quería verlo después de haberse sumergido en pensamientos sexuales con Luffy como protagonista.

Fue tarde para huir, pues este lo envolvió por completo con sus brazos elásticos y todo su ser abandonó el plano terrenal cuando el capitán le susurró discretamente, con una voz de lamento, demasiado cerca del oído.

—Carne, necesito carne.

Sanji sintió su corazón de nuevo ser presionando.

"Estoy malditamente perdido" —pensó—. "No puedo dejar de pensar en el idiota de mi capitán... porque estoy completa y desesperadamente enamorado de él".

Y heme aquí de nuevo con otro fanfic de mi OTP toda bellísima

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Y heme aquí de nuevo con otro fanfic de mi OTP toda bellísima. Será algo muy cortito. De hecho, ya tengo todo escrito. Lo corrijo y listo, lo iré publicando poco a poco.

Espero les guste :3

Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos「 LuSan 」Where stories live. Discover now