8. Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos

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«¡Cuán felices son aquellos que viven sin culpa! Ellos se olvidan del mundo y son olvidados por este. El eterno resplandor de una mente sin recuerdos que sólo acepta sus oraciones y rechaza sus deseos».

Alexander Pope.

Desde la cubierta del Going Merry, Sanji contempló el cielo azul, liberándose de la búsqueda constante de ahogar su ser en el humo de su cigarrillo. La brisa se deslizó como un consuelo, susurrándole algo de paz y desordenando sus hebras de sol. En días previos, se desbordó en un mar de lágrimas y lamentos, dejando tras de sí unos ojos con ojeras notables y párpados hinchados.

La poca astucia de Sanji al ocultar su sufrimiento no escapó a la perspicacia de sus compañeros, a quienes les relató una historia sobre cómo la tierra se había metido en sus ojos. Naturalmente, sus compañeros no se dejaron engañar por la infantil mentira y, en lugar de hostigarlo con preguntas, le brindaron el espacio necesario, esforzándose por darle ánimos. Ussop le contaba historias, unas más raras que otras; Nami, por su parte, le compartía charlas sobre temas variados e intentaba ayudarle en la cocina; Zoro, entre métodos poco ortodoxos, mantenía al cocinero ocupado desafiándolo en combates verbales y físicos.

Partieron de la isla, dejando a sus habitantes alegres y libres de tiranía. Lo que les aguardaba en el mar era una odisea inexplorada, ahí se harían más fuertes, acercándose a cumplir sus sueños.

—Sanji, ¡tengo hambre! —Exclamó el capitán, abrazando al rubio al que le costaría interpretar esas invasiones al espacio personal como gestos románticos, algo que nunca habían sido.

Después de todo el embrollo, Luffy volvió a ser Luffy, transformándose nuevamente en el audaz joven lleno de vitalidad, ansioso por la aventura y con un apetito voraz. La normalidad retornó, pero sólo Sanji llevaba la carga de aquellos recuerdos de su egoísta deseo. Luffy seguiría siendo su resplandor, iluminando el camino hacia sus sueños.

El tiempo avanzó, sumando nuevos miembros a la tripulación, desencadenando aún más aventuras y peligros. El capitán crecía y se fortalecía, y Sanji lo contemplaba con regocijo.

Pronto, la maestría culinaria de Sanji floreció, llevándolo a otro nivel; convirtiéndolo en el mejor cocinero del mundo. Con el tiempo, se volvió fuerte no sólo por su capitán, sino también por sus amigos, dispuesto a protegerlos de la misma manera en que ellos lo protegían a él.

Entonces llegó el tan esperado día que Luffy ansió toda su vida; encontrar el One Piece. Con el extraordinario tesoro que estaba en frente de sus ojos, en ese momento Luffy empezó a reír tanto que acabó llorando.

Luego de ese encuentro trascendental, las noticias no tardaron en propagarse como pólvora;

«El joven pirata, Sombrero de Paja, Monkey D. Luffy ha estremecido al mundo luego de haber encontrado el tesoro de Gold Roger, ¡el One Piece! Ahora el joven se ha aliado con tantos piratas y conseguido admiración en varias islas. Tiene millones de subordinados lo que lo vuelven un gran capitán y líder. La nueva era pirata ha dado un giro de 180°.

¡El Rey de los Piratas ha surgido!»

Durante varios años, la noticia resonó en todo el globo.

Cada uno consiguió realizar sus sueños, y Sanji finalmente halló el suyo; su añorado All Blue.

En ese instante maravilloso, expresó su agradecimiento al capitán con lágrimas en los ojos y un fuerte abrazo, mientras el mar zafiro extendía sus olas en una coreografía impoluta, como si las olas bailaran al compás de una melodía escondida que sólo el corazón del cocinero podía escuchar.

Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos「 LuSan 」Where stories live. Discover now