6. Ecos del Pasado

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Los cuatro piratas Sombrero de Paja, sin el capitán, estaban reunidos, hablando e intentando encontrar la respuesta a aquello que aquejaba a Luffy, sin poder hallar una razón plausible.

Apenas estaban labrando su nombre como piratas y sin encontrar una solución, el sueño ambicioso de Luffy se volvía cada vez más inalcanzable.

—Revisémoslo mejor. —Nami masajeó sus sienes, desviando la vista a un costado y chasqueando la lengua— ¿Cuándo fue que Luffy empezó a sentirse así?

—Desde que llegó a esta isla —Ussop achicó los ojos, pensando, observando la figura cansada de su amiga de cabello naranja—; dos días después… —murmuró, dirigiendo sus ojos al piso.

—Cuando encontré al cocinero en la entrada del bosque —añadió Zoro, luciendo autosuficiente cuando hablaba. A pesar de su estado de alerta no se dejó intimidar.

Sanji escuchaba en silencio, incapaz de siquiera hablar por la sensación que lo embargaba. Sentía una opresión en lo más profundo. Su conciencia resonaba inquieta, y los dolores de cabeza regresaban con intensidad insoportable, imposible de disimular frente a sus amigos, quienes, al notar su sufrimiento en ese instante, no pudieron ocultar la preocupación que se maquilló en sus rostros.

Luchó por mantenerse firme, pero sus piernas cedieron, siendo atrapado por los brazos de Ussop. El sudor perlaba su frente, sus pulmones recibían el aire con dificultad, emitiendo quejidos moribundos antes de sucumbir a la inconsciencia. En ese último instante, captó la voz de inquietud de sus amigos, antes de sumirse en total oscuridad.

Recobró la conciencia después de 15 minutos, sólo para encontrarse sin su capitán ni amigos a la vista. En cambio, aquella chica de larga cabellera lo observaba con atención, analizando en él cada detalle. Junto a esta estaba el líder de la tribu.

—La bruja del bosque cumplió tu deseo —el líder le susurró, afirmando más que preguntando—. Tranquilicé a tu tripulación, les aseguré que simplemente era fatiga. Tu capitán desconoce que te desmayaste, pues les pedí que no se lo dijeran.

—¿Por qué hiciste eso? 

—Ada —la chica de larga cabellera hizo una reverencia al escuchar su nombre—, me relató todo. Asumió toda la culpa por ayudarte, aunque no pude castigarla, porque en todos mis años, nunca vi estos resultados con nadie —se explicó enseguida, tomando asiento en una pequeña banqueta—. Todos los que entraban a ese bosque salían satisfechos con sus deseos y nunca tuvieron problemas. Pero contigo, hay algo que impide que tu deseo se cumpla.

—¿Deseo? No entiendo. 

Sin recuerdos, le costaba creer que hubiera ingresado al bosque para pedir algún deseo.

—¿No tienes ningún recuerdo? —Presionó, viendo su negativa—. La situación es más grave de lo que pensaba. Escucha, tengo que contarte, y sólo tú decidirás qué hacer. Aquella noche de la fiesta, te intrigó la historia de una bruja que cumplía deseos. Estabas tan interesado que al día siguiente le pediste a Ada silencio con tu tripulación y ella te envió un mapa. Poco después, tu amigo te halló inconsciente. Seguro pediste algo concreto.

—¿Y por qué ustedes recuerdan todo?

Por un momento, el silencio cayó como yunque sobre una mesa cuando la voz del rubio se escuchó. El jefe y Ada compartieron miradas a la vez que el corazón de Sanji se echaba a palpitar a toda velocidad.

—El motivo es que el deseo que formulaste sólo afecta a los miembros de tu tripulación. Es decir, el entorno en el que más has interactuado y las personas con las que has compartido más tiempo son las afectadas. Un tercero queda fuera de ese círculo.

Sanji lo comprendió, y el rompecabezas cobró sentido. Por eso, no recordaba nada de su tiempo pasado con Luffy siendo su pareja. Deseó que su capitán se enamorara de él. ¿Entonces, la debilidad de Luffy se debía a su propio deseo? Sí, así era. Pero, ¿por qué? Para averiguarlo, tendría que adentrarse de nuevo en el bosque.

Sin decir una palabra a nadie, Sanji se aventuró hasta llegar a ese lugar, finalmente alcanzando la cabaña donde la anciana lo recibió.

―Vienes a visitarme de nuevo, apuesto joven ―la anciana le sonrió abiertamente―. Pasa, chico ―notó desde su visión periférica la ligera mueca de dolor y desagrado que se dibujó en el joven rostro del pirata―. Ahora, cuéntame, ¿qué sucede?

La anciana tomó asiento y extendió una invitación silente para que el rubio hiciera lo mismo.

—Vine aquí, pero no puedo recordarlo. Pedí que mi capitán se enamorara de mí, y ahora, por alguna razón extraña, está débil, incluso ha perdido el apetito de antes. No sé qué hacer.

—Te advertí que el precio por el deseo es elevado —comenzó a explicar suavemente, encendiendo una vela roja con franjas amarillas, representando a Luffy—. Tu deseo implica cambiar por completo a la otra persona. Debes comprender que el alma de tu capitán es libre. Tiene un sueño, el de convertirse en el Rey de los Piratas, un título que significa ser la persona más libre y no estar vinculado románticamente, ya que eso va en contra de su personalidad y su percepción del mundo que lo rodea. Él está en un momento de transición y cambiará sólo por ti, por tu deseo de sentirte amado.

—Eso significa… 

La anciana le miró con tristeza cuando el otro se llevó una mano al pecho, bajando la mirada. La mujer abrió ligeramente la boca y movió su cabeza suavemente, continuando;

—Que a partir de ahora, sin importar lo que haga, él nunca podrá convertirse en el Rey de los Piratas. Nunca encontrará el One Piece. 

Desde que sus compañeros tuvieron esa conversación, se resistió a aceptar la verdad. Ignoró los fragmentos de recuerdos que lo invadían. Amaba a Luffy tanto que se negó a ver la realidad. Ahora, con la anciana confirmando sus temores, sabía que debía resignarse a olvidar a Luffy.

Sin embargo, su corazón y su propia mente eran tercos, negándose a aceptar la realidad; Luffy podría amarlo tanto que ambos podrían renunciar a ser piratas y llevar una vida tranquila.

Sin embargo, su corazón y su propia mente eran tercos, negándose a aceptar la realidad; Luffy podría amarlo tanto que ambos podrían renunciar a ser piratas y llevar una vida tranquila

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Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos「 LuSan 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora