Cap 7. Viernes negro

36 5 0
                                    

Llega el fin de semana, y terminando las clases, Seth decide llevarte a salir por las calles.

—Oye, más despacio. ¿A dónde me llevas?

—Es que debemos apresurarnos. ¡Hoy es viernes!

—¿Y eso qué?

—Mmm... creo que en tu país no lo celebran.

—¿Celebrar qué exactamente?

—Te lo diré en el camino. Mientras tanto, debemos apresurarnos de inmediato.

Seth agarra tu muñeca y acelera el paso.

—Seth... no tan fuerte.—Te sonrojas.

Esperan en la parada de autobús para que llegue el bus y los lleve.

Se suben al bus y toman asiento.

Durante el trayecto, te da algo de sueño y sin querer te recuestas en el hombro de Seth.

—Eeehh... Takeo.—Te habla él sonrojado.

Te despiertas de golpe y tratas de simular que no pasó nada.

—Oye tranquilo, puedes recostarte si quieres.

—No, mejor no.

En eso, se sube al bus una mujer de mediana edad y pasa cerca de ustedes.

Tú al estar al asiento del borde deberías darle el asiento, pero no lo haces.

Seth se percata de eso y te llama la atención.

—Oye, ¿qué haces? Deberías darle el asiento a la señora.

—Mmm... no, no lo haré.

—¿Qué? ¿Qué estás diciendo?

De repente, Seth se acuerda de una costumbre en tu país. Y es que darle el asiento a los ancianos es un acto muy ofensivo para ellos.

—Takeo, te recuerdo que no estamos en Japón.

—¿Eh? ¿De qué hablas?

—Mira, aquí es de mala educación no darle el asiento a los mayores.

—¿Eh?

Un grupo de jóvenes empiezan a abuchearte para que le des el asiento a la señora.

—Okok, lo haré.—Te paras del asiento para que la señora se siente.

Ella te mira con un mal semblante, y tú agachas la cabeza de vergüenza.

Seth trata de calmar la situación.

—Señora, él no quiso ser grosero. Lo que pasa es que en su país la cultura es distinta.

—Mmm...—Ella duda.

—De verdad, él no es de aquí. Es japonés.

—¡Seth!

—Pues con más razón deberían ser educados.—Alude la mujer.

—Es que... allá es una ofensa darles asiento a los mayores. Lo mismo a las mujeres. Es como si les estuviéramos diciendo que son débiles.

Ella te mira sorprendida.

—En verdad discúlpeme, no sabía que aquí era diferente.

Te agachas haciendo una reverencia para disculparte.

—Oh, descuida querido. Lo entiendo.

—¿De verdad? Gracias.

"Jeje. Ay Takeo, eres tan tierno."—Dice en su mente Seth.

Mi eterno rivalWhere stories live. Discover now