Capítulo 9

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Despierto y en mi cara se forma una pequeña mueca cuando me estiro y siento el dolor en mi piernas y donde la última vez que me dolieron tanto fue cuando me desvirgaron.

Pero a pesar de eso, me siento satisfecha.

Me incorporo en la cama apoyándome en mis codos y la sábana que me cubre desciende, mostrándome mi pecho completamente desnudo. Miro a mi alrededor y...

La habitación de Adrien me recibe con la luz natural entrando por la ventana y los recuerdos de absolutamente toda la noche anterior llegan a mi mente: Adrien encima de mi, sus dedos penetrándome, sus besos en mi cuello y las embestidas sincronizadas seguidas del orgasmo más intenso que he tenido.

En parte, no me sorprendo. La tensión sexual tenía que terminar en algún momento.

Miro a mi todos lados en busca de mi ropa y encuentro mi vestido echo pedazos en el suelo junto a mis bragas y mi sujetador en el suelo de la habitación.

Y los recuerdos de como me quitó cada prenda, a excepción de los botines que me quité yo misma en el salon cuando llegamos, vuelven a llegar a mi mente.

Puede que sea un imbécil mal educadoz pero folla deliciosamente bien.

Definitivamente ncesito una buena ducha de agua fría.

Comienzo a ser consciente del ligero dolor dd cabeza a causa de lo que bebí anoche y me levanto de la cama con la sábana enroscada en el cuerpo.

Miro un momento hacia la puerta de la habitación y al hallarla cerrada segura de que no va a entrar nadie, dejo caer un poco la sábana, inspeccionando mi cuerpo. Las marcas rojas de sus dedos que adornaban mis pechos son notoriamente visibles, no dudo que en cuello también tenga alguna de algún chupetón.

Mi estómago ruge y suelto un suspiro.

<Mal momento para tener hambre, Sarai>

Vuelvo a colocar bien la sábana tela y busco mi ropa interior. Me coloco rápidamente el sujetador y la braga. La parte superior de mi vestido está completamente desgarrada, pero igualmente me lo coloco y queda expuesto mi sujetador así que igualmente tomo la sábana y me enrollo el cuerpo con ella.

No pienso andar con la ropa interior expuesta por su departamento como si nada.

Me acomodo un poco el ceballo y caigo en cuenta de que mi bolso no está en ningún lugar. Ignorando y recordando que anoche Fernanda se quedó con el, eso salgo de la habitación.

Veo a Casper acostado detrás del sofá, y a excepción de él y de mí, la estancia está vacía.

¿Sería muy atrevido ir y prepararme algo de comer? Probablemente.

El perro debe de notar mi presencia porque levanta la cabeza y se levanta precipitándose hacia mí.

Lo recibo gustosa y le acaricio la cabeza con una sonrisa en mi rostro. En respuesta me gano un ladrido como respuesta y el se para en dos patas, apoyandose en mi pecho y haciendo que se resbale la sábana.

- Hola, amiguito ¿Dónde está tu dueño? -le pregunto inútilmente.

- No muy lejos -responde la voz de Adrien proveniente de mi derecha.

Volteo hacia el y la respiración se me atasca en la garganta cuando lo veo con sus brazos tatuados cruzados sobre su pecho descubierto ¿Por qué siempre que amanezco en su departamento me gano estas vistas?

- ¿Qué? ¿Admirando lo atractivo que soy? -inquiere con arrogancia.

¿Qué mal hice para que tengan que ponerme semejante semental en bandeja de plata y que resulte ser un prepotente?

Dejar de brillar(+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora