Capítulo 10

170 20 5
                                    

Después de que Tiago saliera de su habitación con unos patines en mano, mismos que me cedió a mi cuando nos subimos a las motos y  salimos del aparcamiento del edificio para así sucesivamente ir al parque.

Al parecer aquí todo el mundo sabe patinar menos yo.

— Siéntate y colócate los patines —Tiago me tiende los que trae en sus manos.

Me siento en el banco del parqur y me quito mis zapatillas para proceder a colocarme sus patines con ayuda de Santiago.

Son de cuatro ruedas y tiene pocos diseños en blanco y en azul, el resto del patín es negro.

Me quedo sentada, esperando a que me digan que hacer porque no se ni tan siquiera cómo levantarme sin acabar en el suelo.

— Nosotros iremos a tu lado —me aclara Brandon—. Eso sí, te daremos tu espacio mientras tu irás junto a uno de nosotros.

Asiento para que continúe hablando.

— Adrien ¿Lo harías tú? —le pregunta a su amigo.

El me mira de reojo antes de dar un respuesta afirmativa.

— Alguien que me ayude a levantarme —pido con los brazos estirados.

— Perdón. Se me olvidaba —dice Fernanda.

Se acerca, me toma de las manos y me impulsa hacia arriba, levantándome.

Por el impulso los patines se mueven hacia adelante haciendo que casi caiga por la pérdida de equilibrio, pero Henry me ayuda a estabilizarme. Entre los dos me llevan hasta donde está Adrien y me sujeto de su brazo como si mi vida dependiera de ello.

— ¿Lista? —me pregunta Fer y yo niego con la cabeza—. No te va a pasar nada ¿Vale?

— Supongo... —encojo un hombro con el resto del cuerpo rígido.

Adrien me mira a la espera de que haga algo y me animo a mover una de mis piernas. El patín se desliza y siento como parte de mi peso se va hacia atrás.

— No, no, no —niego efusivamente.

— No comiences a comportarte como una histérica. No te va a pasar nada—dice Adrien mientras da un paso al frente, moviéndome con el.

Siento las miradas de todos sobre nosotros.

— Me voy a caer —preveo.

— No chilles —ríe Fernanda manteniéndose cerca de mí.

No aparto la vista del suelo en ningún momento por miedo.

Adrien comienza a caminar con normalidad.

— Adrien. Espera no, vas muy rápido —aprieto su brazo con fuerza.

— Solo camino.

— Camina más lento —digo cuando mis piernas se separan un poco.

— ¿Te da miedo? —pregunta.

— Me voy a caer —me limito a decir.

— Junta las piernas —me dice.

— ¡No sé cómo! —le respondo nerviosa.

Adrien muy por el contrario de lo que le pedí, comienza a dar zancadas más largas.

—  Esto fue una pésima idea.

Las piernas continúan separadas y el peso de mi cuerpo en varias ocasiones se va hacia atrás, haciendo que me tenga que sostener con fuerza del brazo del hombre a mi lado.

Dejar de brillar(+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora