Capítulo 8

44 6 5
                                    

¿Final?

Al abrir la puerta, la nostalgia me vuelve. La caja está allí, junto con las cámaras que han documentado mi escape temporal de esta pesadilla cotidiana. Sin embargo, el contraste entre mi espacio personal y el resto de la casa es impactante. Bajo las escaleras y me encuentro con ella, mi madre, visiblemente deteriorada. Sus ojos resaltan un cansancio profundo, pero no puedo permitirme simpatizar con alguien que ha sido el origen de tanto dolor. Paso junto a ella como si fuera una sombra, sin hacer contacto visual. La indiferencia se convierte en mi escudo, mi forma de protegerme.

Antes de salir de esta pesadilla momentánea, su voz irritante me persigue.

Dice algo hiriente, palabras afiladas como dagas que intentan perforar mi corazón. Me doy la vuelta lentamente, mi expresión sin revelar ninguna emoción. No puedo permitir que sus palabras me afecten, pero siento el veneno en ellas.

Sus ojos, que en otro tiempo fueron cálidos, ahora destilan amargura. Mi madre, una sombra de lo que alguna vez fue. Mis pensamientos se mezclan entre el desprecio y la compasión, una contradicción que me atormenta.

Finalmente, me doy vuelta y salgo, dejando atrás una vez más la casa en ruinas y el tormento que presenta. La puerta cierras tras de mí, pero la carga emocional persiste mientras camino hacia la liberación momentánea fuera de ese lugar.

Camine devuelva a casa, el viento azotaba mi rostro y hacía que mi cabello se moviese descontroladamente. El frio penetraba hasta mis huesos, y cada paso parecía más difícil de dar, creo que se la razón por la cual suele ser tan débil cuando se trata de frio, mis defensas son bajas, gracias a la falta de comida, y a los malos hábitos en mi vida. Llegué a casa y subí las escaleras hasta mi habitación, llevaba en mano la caja que había recogido en casa de mi madre, la cámara, las grabaciones, las cartas de despedida... todo lo que necesitaba para dejar mi mensaje.

Me senté frente a la cámara, mirándome en la pantalla con ojos cansados y llenos de tristeza.

Comencé a hablar, dirigiendo mis palabras a mi madre, aunque sabia que nunca las escucharías aun así yo estuviera muerto. La bruma del frio todavía envolvía mi mente mientras articulaba cada palabra.

~Madre, no sé por dónde empezar. Ha llegado el momento de contar la verdad, de liberar todo lo que he guardado por tanto tiempo. Recuerdo cada insulto, cada golpe, cada palabra hiriente que has lanzado contra mí a lo largos de los años. Has sido la causa de mi inseguridad, de mi depresión, de mi ansiedad, estrés. Me has llevado al borde de las adicciones y las autolesiones. ~

Cerré los ojos por un momento, sintiendo el peso de esos recuerdos sobre mis hombros. Luego, continúe con una mezcla de dolor y resignación.

~Pero en lo más profundo de mi alma, aunque suene extraño, te agradezco.
Gracias por criarme cuando era pequeño, por esos momentos fugaces de ternura que ahora parecen tan lejanos. Sin embargo, eso no es excusa todo lo demás. Una madre debería ser refugio, un apoyo, y tú... tú simplemente te marchaste cuando más te necesitaba. Cuando ocurrió el accidente de David, yo también sufrí, el era mi hermano, mi modelo a seguir. El día que el se fue, tu solo decidiste culparme a mí. ~

Tomé una pausa, sintiendo la intensidad de mis emociones antes de continuar con un tono más sombrío.

~Hoy, estoy aquí, grabando esta carta porque necesito que sepas lo que has causado, siento mucho lo de mi hermano, se que el para ti era todo, pero... ojalá hubieras sido tu la que se hubiera ido antes que él. Siento profundamente su perdida, pero una madre no debería abandonar a su hijo solo porque otro se fue. Deberías haber estado aquí para apoyarme, para ayudarme a superar todo esto, y sabes que, yo también te fuera apoyado a ti, te fuera brindado todo mi amor, fuéramos llorado juntos. Y superado juntos todo esto. Pero tu decidiste descargar tu culpa en mí. Y te odio tanto por eso.

Bad momentWhere stories live. Discover now