𝟏𝟐. 𝐄𝐥 𝐫𝐞𝐠𝐫𝐞𝐬𝐨 𝐚 𝐥𝐚 𝐟𝐨𝐫𝐭𝐚𝐥𝐞𝐳𝐚 𝐑𝐨𝐣𝐚

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El sol ascendía majestuosamente, pintando el cielo con tonos cálidos y dorados que se reflejaban en las escamas de Robaovejas. Bajo el resplandor del día soleado, Visenya guiaba al dragón con una destreza que rozaba lo mágico, trazando líneas perfectas en el lienzo azul del cielo.

Nettles, aferrada a la espalda del dragón, se dejaba llevar por una mezcla embriagadora de temor y emoción. Cada ráfaga de viento susurraba secretos antiguos mientras flotaban sobre el Mar Angosto. Desde esa elevación, la tierra se desplegaba como un tapiz infinito, sus contornos difuminándose en la distancia.

Las nubes, como esponjosos algodones, adornaban el cielo, creando sombras danzantes sobre la vastedad que se extendía bajo ellos. Nettles, sintiendo el poder de la altitud, se sumergía en la maravilla del vuelo, donde los límites de lo terrestre se desvanecían en la inmensidad del firmamento.

Bajo la dirección segura de Visenya, Robaovejas exploraba las corrientes de aire con gracia, como si estuviera tejido en la misma esencia del viento. La sensación de libertad, de flotar entre cielo y tierra, despejaba cualquier rastro de temor, dejando solo la dicha de la conexión con la majestuosidad de la naturaleza y la unión mágica entre el hombre, el dragón y el vasto horizonte que se extendía ante ellos.

Bajo el cielo despejado, Desembarco del Rey se desplegaba como un tapiz vibrante ante los ojos de Nettles y Visenya. Desde las alturas, las torres de la Fortaleza Roja se alzaban imponentes, coronando la ciudad con su presencia majestuosa. El sol del mediodía pintaba los tejados de la ciudad de tonos dorados y cobre, y el Aguasnegras serpenteaba, un reflejo líquido del esplendor urbano.

La Fortaleza Roja, con sus muros de piedra roja y almenas afiladas, se destacaba como un faro de poder y autoridad. Los estandartes de la Casa Targaryen ondeaban en la brisa, recordándole a Nettles que estaba a punto de entrar en el reino que alguna vez consideró suyo. La ciudad, en su conjunto, era un crisol de arquitectura y vida, con sus callejones repletos de secretos y sus plazas llenas de comerciantes y curiosos.

Visenya, al mando de Robaovejas, guiaba con maestría a través de las tétricas sombras de las torres. La ciudad respiraba historia y conspiración, sus callejones llevaban el peso de innumerables intrigas y sucesos. El viento acariciaba las torres y los estandartes, mientras el sonido distante del murmullo urbano llegaba a los oídos de Nettles.

La emoción y la incertidumbre se entrelazaban en el corazón de Nettles mientras la ciudad se desplegaba ante ella. Este regreso a Desembarco del Rey, bajo la sombra alada de un dragón, marcaba un nuevo capítulo en su historia, una nueva expectativa.

***

Nettles y Visenya, en una danza apresurada, surcaban los pasillos de la fortaleza como hojas llevadas por un viento urgente. El eco de sus pasos resonaba entre las piedras ancestrales, y los susurros de la corte se elevaban como un telón de fondo mientras las damas se abrían paso.

La expresión de Visenya era un fascinante contraste de determinación y cautela. Sus ojos violetas destellaban con la intensidad de un fuego contenido, mientras Nettles, aunque compartía su paso rápido, llevaba una mirada más intrigada que temerosa. La dualidad de emociones entre ambas generaba una energía inconfundible en los pasillos, captando la atención de aquellos a su alrededor.

Ataviadas en sus vestidos, los colores de sus atuendos bailaban en la luz que se filtraba por las ventanas altas. Visenya, con su vestido aguamarina, era como una ola en movimiento, mientras que Nettles, envuelta en tonos plateados y blancos, emanaba la serenidad de la luna en la noche.

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⏰ Cập nhật Lần cuối: Dec 25, 2023 ⏰

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Loyalty  | 𝐀𝐞𝐦𝐨𝐧𝐝 𝐓𝐚𝐫𝐠𝐚𝐫𝐲𝐞𝐧Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ