Quince años atrás, Toji huyó del Clan Zen'in, llevándose un tesoro. Arrastrándose por el bajo mundo, manchándose las manos para sobrevivir, ha logrado conseguir una vida normal para él y su hijo, Megumi.
Satoru Gojō, el mejor detective de Tokio, es...
Satoru Gojō. Se decían muchas cosas de él, muchas excelentes, pero todo aquel que lo conociera sabía que era un caprichoso hijo de puta, narcisista e incapaz de cerrar esa enorme boca que tenía.
Pero, era el mejor detective de todo Tokio y, por mucho que la policía lo odiara, tenían que recurrir a él.
—Porque me necesitáis —sonrió él, todo arrogancia y piernas largas. Un par de ojos azules relucían con astucia, atrapados detrás de unas gafas de cristales oscuros.
La luz del techo caía por su cabello blanquecino, piel nívea, imposible. Como todo lo que hacía. Podrían cuestionar sus métodos, pero jamás sus resultados. Se había graduado de la mejor universidad, había asistido a la mejor academia y a sus cortos veintisiete años había conseguido llevar a la cárcel a varios delincuentes de la lista de los más buscados.
Hacía magia. Podía chasquear los dedos y, en unos cuantos meses, encontrar a cualquiera que le pidieran, recopilar información. Sus aptitudes superaban al de cualquier espía, por mucho que insistiera en que él era sólamente un humilde detective.
—Humilde, mis huevos —susurró el policía que acompañaba a uno de los investigadores, sentados al otro lado de la mesa.
Satoru se cruzó de piernas, con ese aire encantador. Uno de los investigadores puso un dossier sobre la mesa y lo empujó hacia el albino.
—Toji Zen'in, treinta y ocho años —dijo uno de los hombres, vestidos de uniforme —. Se le busca por organización de peleas ilegales, posesión y distribución de armas sin licencia...
—No lo queréis por eso —interrumpió Satoru, sin siquiera abrir la carpeta —. ¿Me equivoco?
Al policía se le pusieron las mejillas rojas, los investigadores se miraron entre sí, negándose a mostrar sorpresa, aunque sus rostros los delataron. Ese tipo era extremadamente inteligente.
La sala estaba únicamente iluminada por la luz del techo. La ventana estaba cerrada, con la persiana bajada y las cortinas echadas. El resto de la comisaría se escuchaba vacía y silenciosa. Nada de lo que hablaran saldría de allí.
—Sabemos que nació en el seno del Clan Zen'in, uno de los clanes más poderosos de la yakuza —explicó uno de ellos —. En algún punto de su vida huyó, llevándose el tesoro del Clan..
—¿Un tesoro?
—Ellos lo llaman así. No tenemos ninguna certeza de qué se trata en realidad. Podrían ser fondos de dinero secretos, un arsenal de armas militares, joyas, no lo sabemos —continuó el tipo —. Necesitamos averiguar qué es y devolverlo al Clan.
Satoru alzó una ceja.
—¿Trabajáis para la yakuza? —preguntó, silbando con asombro —. No sabía que os habíais denigrado tanto.
El policía dio un golpe en la mesa, haciendo retumbar la superficie. El dossier se movió ligeramente, la expresión del detective permaneció impasible.
—Trabajamos por el bien de la seguridad ciudadana —escupió el hombre, completamente ofendido —. Los Zen'in llevan años removiendo cielo y tierra, buscando a Toji, dejando decenas de heridos y muertos detrás. Los demás clanes de la yakuza están intentando aprovechar su desesperación y debilidad para atacarlos. No podemos permitir que estalle una guerra entre Clanes. Sería una catástrofe.
—Cuando decimos que desapareció, lo decimos en serio —habló otro, dirigiéndole una mirada despectiva al albino —. Estuvimos años buscándole, al igual que los Zen'in. Por suerte, recientemente hemos descubierto que se cambió de apellido.
—¿Cuánto os llevó conseguir esa información? —preguntó Satoru, curioso.
—Diez años.
Satoru rio por lo bajo.
—Lee el dossier y haz tu trabajo —ordenó el policía, señalando la carpeta —. Necesitamos devolver el tesoro a sus dueños, o confiscarlo y arrestar a unos cuantos, me da igual. Me da igual que ese tipo acabe pudriéndose entre rejas o muerto en una cuneta. Haz tu trabajo, encuéntralo y pon paz en este asunto.
Una verdadera lástima que Satoru sólo creyera en el caos y en la guerra.
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N/A:TojiSato, mi vida, mis amores. Ese es el resumen. Empecé a escribir esta idea en agosto de 2023 y puedo decir que me emociona muchísimo publicarla! Si os gustó Daddy's got a gun, definitivamente os gustará esta historia. Creo que será un viaje divertido.
El título pertenece a la canción de Arctic Monkeys "Balaclava". Ahora sí, vamos con los detalles del fic!
➵| TojiSato, acción, romance, drama, erótico, slowburn ¿policíaco? ; mención de SukuFushi como pareja secundaria
➵| AU sin conexión con el canon. Capítulos largos. El primero es introductorio
➵| Toji tiene 38 años y Satoru 27. Megumi tiene 15
➵|TW: me pasé con el contenido sexual explícito, pero no me arrepiento de nada. Mención de maltrato y abusos pasados; mención de suicidio pasado; violencia gráfica y actividades ilegales; mención de organización criminal; familias desestructuradas. Diferencia de edad entre Toji y Satoru, pero ambos son adultos. En este fic primero va el sexo y luego los sentimientos, bendiciones
