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Un tesoro, un hombre problemático sin rostro, y un rencor que llevaba años gestándose en el seno de una organización criminal.

Satoru bebió de su copa con lentitud, leyendo el dossier. El vino bajó por su garganta, suave y caro. Tenía un leve regusto empalagoso que le encantaba, al igual que esa clase de historias truculentas.

En su mayoría, la carpeta estaba vacía. Apenas había información de ese hombre conocido como Toji, del que se presumía que había dejado atrás su apellido e identidad como Zen'in. Según la escasa información, viviría bajo el nombre de Toji Fushiguro en algún lugar de Tokio.

Había nacido en Kioto, sede del Clan Zen'in, pero había huido a la capital, donde la presencia del Clan Kamo era intensa y pegajosa como la sangre que se había derramado en los años noventa, cuando sucedieron varios tiroteos a lo largo y ancho de Tokio. Se estimaba que había pasado periodos de tiempo viviendo en otros lugares a lo largo del país.

En su historial tenía suposiciones de haber participado en la organización de peleas clandestinas, tráfico de sustancias ilegales, tráfico de armas, entre otros. Un tipo bastante normal, la verdad.

—Así que así es como has estado sobreviviendo —murmuró, asintiendo para sí mismo —. Un hombre tan astuto que acaba siendo buscado por un simple robo...

No había ninguna imagen de su rostro, sólo fotografías de cámaras de seguridad formadas por dos jodidos píxeles. Por el amor de Dios, estaban en el siglo veintiuno y las cámaras de seguridad aún funcionaban como la mierda.

Una de ellas mostraba la entrada de un club nocturno en Kabukichō. Entre varias personas y luces neón que distorsionaban el ambiente, destacaba señalado con rotulador rojo un hombre, o mejor dicho la espalda de un hombre que conversaba con otro.

Satoru tiró la fotografía al suelo, suspirando. La policía y sus perros eran unos inútiles incompetentes. Agarró otra, más reciente. Había sido tomada hacía un año y mostraba a un hombre saliendo de un supermercado en Bunkyō. Sólo se le veía de perfil, mientras se pasaba una mano por el cabello negro, ocultando lo poco que se podría haber visto de su rostro.

Otra fotografía inútil, pero un lugar por el que empezar.

El hecho de que fuera a un supermercado indicaba que podría vivir cerca. Tokio era inmenso, esconderse a la vista de todos era un método tan bueno como cuestionable, pensó. Algo que él haría. Sonrió, acariciando el cabello negro del hombre.

—Voy a encontrarte. Y luego decidiré qué hacer contigo.

Sólo necesitaba un par de meses. 

Empezar desde cero implicaba gastar innumerables horas de su tiempo leyendo otros dossieres

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Empezar desde cero implicaba gastar innumerables horas de su tiempo leyendo otros dossieres. Necesitaba saber con exactitud sobre los lugares de actividades clandestinas y posibles rutas de tráfico de droga que había en el barrio de Bunkyō y alrededores. Gracias a investigaciones anteriores y a varias tazas de café, pudo hacerse una idea de cómo funcionaban las cosas allí.

Balaclava || TojiSatoWhere stories live. Discover now