DAY 488

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Iba subiendo las escaleras del metro para ir a su lugar favorito de la ciudad, se dirigía principalmente a una entrevista de trabajo vestido formalmente pero aún no llegaba la hora indicada, así que decidió ir a aquella banca del parque que le gustaba mucho por la vista que daba, llevo varias veces a su anterior amado allí pero no dejaría que su recuerdo arruinada un bello lugar como ese.

Era la única persona sentada allí viendo la vista o eso pensaba.

— Hola Aquino.

El castaño al escuchar esa voz volteó y vio a Natalan sentado en una banca que estaba un poco más atrás, este le sonreía pero el castaño seguía con un semblante medio serio y confuso, Natalan no le dio mucha importancia y se levanto para sentarse con él.

— Sabía que te vería aquí... Me encanta este lugar también por ti.

— Creo que debo darte una felicitación.

— Solo si piensas hacerlo - Ambos rieron- Entonces ¿Has estado bien?

— Estaré bien, algún día.

— Me gusta tu traje, te ves estupendo en el.

— Gracias - Dijo mientras le sonreía- ¿Sabes? renuncie a la oficina.

— ¿Es bueno o malo para ti?

— Realmente es bueno - Dijo para hacer una pausa y hacerle una pregunta- Así que... ¿Te casaste?

— ¡Sí! Fue una locura pero no lo voy a negar, amo a Roier - Diciendo eso ambos quedaron en silencio.

— Debiste decirme cuando te vi en la boda.

— Aún no me lo proponían.

— Pero él ya estaba en tu vida... Me ofreciste un beso, ¿Por qué?

— Una razón tonta me temo, yo solo quería besarte.

— Tú siempre haz hecho lo que quieres - Le dijo sonriente- y quien diría, nunca quisiste algo serio y ahora te casaste.

— También me sorprendí a mi mismo.

— Siempre fui capaz de entender a los demás pero a ti jamás te llegue a comprender del todo; no me parece lógico.

— Simplemente se dio.

— Sí pero lo que yo nunca enteré es como paso.

— Creo que solo me desperté un día y lo supe.

— ¿Supiste qué?

— Eso de lo que nunca estuve seguro contigo.

Eso fue un golpe bajo para el castaño quedando en un silencio incómodo.

— ¿Sabes que odio? de que aquello en lo que creía era una completa mentira - Dijo tratando de alivianar el ambiente - lo odio.

— ¿De qué hablas?

— Me entiendes, destino, almas gemelas, todas esas historias infantiles, cuentos sin sentido... Tenías razón, debí haberte escuchado.

— No - Dijo muy feliz al castaño- Aquino.

— ¿Por qué me miras de esa forma?

— No se como decírtelo... Yo estaba sentado en el café leyendo y Roier se acerca a mí y me pregunto sobre mi libro y ahora es mi esposo - Dijo sonriendo al recordar eso.

— Sí, ¿Y qué?

— ¿Qué tal si ese día en lugar de ir al café iba al cine? ¿Qué tal si ese día hubiera ido a desayunar a otro lugar? ¿Y si hubiera llegado más tarde? - Dijo mientras el castaño le escuchaba atento- Siento que eso tenía que pasar y no podía evitar pensar "Maldita sea, Aquino tenía razón" - Diciendo lo último ambos rieron- Solo que... yo no era el indicado para ti.

Quedaron en silencio, no incómodo, solo silencio, mientras veían el paisaje que a los dos les gustaba, Aquino sintió como la mano de Natalan agarraba la de el, lo volteo a ver pero no se quejo y el azabache solo apretó su mano. Desde otra perspectiva verías a dos jóvenes chicos casados siendo una pareja feliz, pero esto no es una historia de amor.

— Me tengo que ir... Estoy feliz de que estés bien - Diciendo eso se iba a ir hasta que Aquino le hablo y volteo a verle.

— Alan... Te deseo que seas muy feliz.

El chico le sonrió y se fue, quedando solo Aquino en esa banca viendo el paisaje.

𝟓𝟎𝟎 𝐃𝐀𝐘𝐒 𝐎𝐅 𝐍𝐀𝐓𝐀𝐋𝐀𝐍 // 𝘈𝘲𝘶𝘪𝘯𝘰 𝘹 𝘕𝘢𝘵𝘢𝘭𝘢𝘯Where stories live. Discover now