MC | Placeres Retorcidos, Dante Ivanov © (18+) ¡María Del Mar! (COMPLETADA)

Capitulo 50.

Capitulo 50. | Rochelle

Finalmente me dirigí al hotel, ya que Dante tuvo que volver a la firma para tratar unos asuntos que se salieron de control con dos de los abogados, me indicó que no tardaría nada y me dejó con su chofer de confianza, el cual fue muy respetuoso me llevó de regreso al hotel donde nos estamos hospedando, Redwood había pedido habitaciones separadas aunque una al lado de la otra, solo debíamos abrir una puerta doble para llegar a la habitación del otro. La verdad estaba muy cansada y apenas habíamos tenido tiempo de descansar, dormir o de estar solos ya que estuvimos todo el día fuera del hotel entre personas.

Adentro del inmenso baño, todo elegante, enciendo la ducha y ajusto el agua a una temperatura cálida. Me observo en el espejo, recogiendo mi cabello en una coleta para que no se moje. Después de quitarme el vestido, prosigo con mi ropa interior. Me adentro a la ducha dejo que el agua acaricie mi piel, está deliciosa el contacto del agua cae sobre mi cuerpo Disfruto del agua cayendo sobre mi cuerpo, como una caricia que cierra mis ojos y me permite disfrutar de la ducha.

—¡Mierda! —chillo mientras el agua helada golpea mi piel repentinamente. La ducha ha decidido traicionarme, pasando de tibia a gélida en un segundo. ¡Qué genial! Apago la ducha con rapidez y vuelvo a encenderla, pero esta vez con más cuidado, seleccionando la temperatura adecuada en la pantalla moderna pero esto no funciona.

—¿A quién se le ocurrió poner una pantalla para controlar la temperatura del agua? —me quejo en voz alta, saliendo de la ducha y envolviéndome en un grueso abrigo de baño. Con paso decidido, salgo a la habitación y aunque no sé si es buena idea, decido llamar a Dante ya que en recepción me contestan pero me hablan en alemán, y no entiendo una mierda. Una vez llamo a Dante, minutos más tarde escucho que abre la puerta que divide ambas habitaciones, tiene una sonrisa juguetona en sus labios mientras desabrocha cada uno de los botones de su americana.

—No te rías Ivanov, llame a recepción y solo me han hablado en alemán ¿Qué nadie habla inglés aquí?

El niega aún con una gran sonrisa.

—Tendrás que tomar un curso en alemán.

—Definitivamente si.

—¿Qué ha pasado?

—El agua se puso helada de repente y quedé a medias —explico, tratando de evitar su mirada directa.

Dante niega con la cabeza y suspira, como si estuviera acostumbrado a mis ocurrencias.

—Siempre encontrando formas de meterte en problemas Miller.— responde con una sonrisa burlona, su mirada escaneando mi figura envuelta en el abrigo de baño.

—No es gracioso, Ivanov —replico, sin poder evitar una risa nerviosa. Mi enojo parece desvanecerse ante su presencia, y eso me molesta. Él puede ser irritante, pero también tiene esa extraña habilidad de hacerme sentir incómodamente consciente de mí misma. Él pasa una mano por su cabello despeinandolo por completo se ve muy agotado y no es para menos.

—Quizás eso sea una señal para que te duches conmigo en mi bañera. —dice con ironía.

—¿Ah, sí?—respondo, arqueando mi ceja en un gesto de desafío—. No lo creo, Ivanov.—Intento parecer desinteresada, aunque mi corazón comienza a latir más rápido.

Se acerca rápidamente, acortando la distancia entre nosotros. Con suavidad, me empuja contra la puerta, su mano sostiene mi nuca mientras la otra baja hasta mi cintura, pegándome aún más a su cuerpo. Siento su erección contra mí y mi excitación aumenta, pero me esfuerzo por mantener la compostura y no mostrar cuánto me afecta su cercanía y el deseo que despierta en mí.