Prólogo

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No recordaba la cantidad de tragos que llevaba tomado, pero feran lo suficientes como para sentirme maredada y aunque aún no estaba aborracha, pronto lo estaría si seguía bebiendo de esa manera.

– Estoy comenzando a marearme –Habló Phoenix, en el oído de Marina, una chica que minutos atrás había conocido.

– ¡Es algo normal! –Respondió en un grito, para que Phoenix la escuchara sobre el volumen alto del lugar.– Solo diviértete

– Lo estoy haciendo –Respondió con una sonrisa – Ahora, Iré por un tragó.

Phoenix, salió del salón principal, esquivando a las personas que bailaban en aquélla casa. Cuando entró en la cocina, intento no pisotear a una pareja sentada en el suelo mientras se besuqueaban.

– Barman Sexy –Phoenix saludo, con una sonrisa de picardía – Dame un tragó

– ¿Cuál te gustaría tomar, linda? –Preguntó, mirando su cuerpo con descaro.

– No lo sé –Murmuró, observando diferentes bebidas sobre el mesón para darse una idea. – Recomiéndame algo tú

– ¿Quieres que te sorprenda con mi elección? –Su voz sonó juguetona.

– Hazlo

– Bien, porque te daré el mejor trago que tengo –Recalco las palabras.– y créeme, te sentirás demasiado emocionada por beberlo.

La curiosidad de Phoenix se esfumó cuando un vaso que al parecer contenía cerveza fue puesto adelante de ella. Dio un largo sorbo, dejándose llevar por aquél delicioso sabor.

Contuvo las ganas de preguntarle al Barman si aquello en realidad era su mejor trago, pues ella había fantaseado con una bebida diferente.

– Dame algo fuerte –Pidió un hombre, posicionándose al lado de Phoenix, quién lo miraba con interés.

– Sirvele este –Ella sugirió, bebiendo más del contenido de su vaso. –Tiene un sabor peculiar pero esta bueno

El hombre la observó con rareza mientras asentía en dirección al Barman para indicarle que le hiciera caso a la chica. Phoenix tuvo que pestañar varias veces al sentir un insoportable calor en su cuerpo que la había invadido de un momento a otro.

– ¿Quieres bailar? – Preguntó aquél chico, luego de beber la misma bebida alcohólica que ella.

– Claro –La chica acepto, fascinada por el color azul en los ojos del hombre.

Tomados de la mano, caminaron hasta el salón principal, dónde estuvieron bailando por varios minutos, sin embargo tuvieron que detenerse cuando ambos sintieron una extraña sensación adentro de sus cuerpos. Phoenix sin dar ningún explicación, tomó la mano del muchacho para sacarlo de allí adentro.

– Me gustaría saber tu opinión acerca del matrimonio que hubo hoy –Murmuró el hombre, mientras ambos caminaban por el patio. Ninguno de ellos ahora estaba sobrios pues el ultimo trago les había afectado.

– ¡Estuvo maravilloso! –Respondió en un tono elevado. Soltó una carcajada al darse cuenta de aquello – Deberías casarte conmigo, ahora mismo, como ellos lo hicieron.

– ¿Ahora mismo? –Él preguntó, intentando no tambalearse tanto.

– Pues si –Respondió, arrancando algunas flores que adornaban el jardín. – Mira, son hermosas

– Cómo tú

– ¡Que viva el matrimonio! –Phoenix gritó con los brazos levantados. Sus labios hicieron un puchero cuando conectó mirada con el chico – Oye, no tenemos anillos.

– Si tenemos –Soltó una risa mientras retiraba un par de anillos de la mano de una chica, la cual dormía plácidamente en el suelo, con suficiente alcohol como para sentir la bulla que ellos estaban haciendo. Con desequilibrio llegó hasta Phoenix –Ahora si, esposa mía

– ¡Me voy a casar! –Gritó con energía Phoenix – Están todos invitados.

Drake tomó una de las manos de ella para que luego ambos corrieran lejos de aquella residencia dónde se estaba
celebrando un matrimonio.

Mi esposo gruñón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora