Prólogo

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La adolescencia es una mierda.

«¡Me encanta la adolescencia! Siempre llevas ropa increíble, tienes pareja en menos de lo que canta un gallo, asistes a las mejores fiestas con gente increíble y música pop, no vas a ningún sitio sin tus grandes amigos que te apoyan... Y todo eso solo por pisar los catorce!»

Venga amiga, deja de decir tantas chorradas. Aunque pensándolo mejor... ¡Claro que eso es la adolescencia! Eso si vives en una maldita serie de Disney Channel o si eres lo que llaman una persona popular. Aunque, ciertamente, ya ni siendo popular puedes obtener la vida adolescente ideal que todos anhelan.

Porque eso no existe.

Deja de vagar tanto dentro de tu mentalidad ilusa y deja que desmienta tus afirmaciones. Primero, esa ropa increíble de la que tú hablas no va a aparecer en tu armario mágicamente como la hada madrina hizo aparecer el vestido a Cenicienta. A no ser que vayas sobrada económicamente o tus padres te la compren, vas a necesitar dinero. Para eso deberás trabajar y perder muchas horas. Segundo, pareja... ¿Para qué? ¿Para que te engañe i/o ilusione y después añadir un nuevo trauma a tu colección? Sáltate esa etapa, no te conviene. Tercero, fiesta increíble. Espero que te guste el alcohol, porque será tu amiguito durante toda la fiesta, y si no lo llevas, se van a reír de ti. Por no mencionar los olores y el ambiente radioactivo del lugar, para nada higiénico. Y finalmente, unos grandes amigos que te apoyan. ¿Y como vas a saber que esos amigos realmente te apoyan? Quizá solo eres su entretenimiento y pasarán a otro cuando ya no les parezcas divertido.

Todo eso contando los volcanes que aparecen en tu cara, la baja autoestima, el llorar por las noches, la puñetera regla, la ansiedad, la depresión, los cambios hormonales, la obsesión con el físico, con las notas, con la vida social, con compararte con los demás, con encajar, con dejar de ser virgen de una DICHOSA vez.

¡Estoy harta...! Quiero abandonar esta etapa.

No soy feliz.







Cuando escribí eso en mi diario, lo escribí con la seguridad de que la adolescencia era tal como la describía. Pero ahora, releyendo la última frase, me pregunto... ¿Realmente era la etapa la que me hacía ser infeliz?

Tras pasar por un acontecimiento que cambió mi vida por completo, me di cuenta de muchas cosas, y es que tan solo un pequeño suceso puede ser suficiente para cambiar tu mentalidad de arriba abajo. Aunque en mi caso no fue un instante, fue un mes y medio. Encerrada en el instituto con mis compañeros de clase. Sin conexión exterior. En una catástrofe mundial. Con una chica que intentaba hacerme la vida imposible y luego mat... Creo que estoy hablando demasiado. Mi nombre es Audrey Walker, tenía diecisiete años cuando pasé de ser una chica callada e insegura a ser la chica más querida de mi clase, y todo eso por las malas. ¿Quieres saber como ocurrió? Agárrate, porque esta no es la típica historia juvenil. Se trata de vida o muerte, algo que nunca olvidaré.

Por cierto, antes de todo el suceso, hice esta lista con los compañeros más destacables de mi clase y la opinión que tenía sobre ellos. Nunca pensé que mi percepción daría tanto vuelco.

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Instituto para siempre ©Where stories live. Discover now