La vida de treinta cinco chicas esta apunto de cambiar cuando les llega la carta para participar en la "Selección". La oportunidad dorada de cambiar todo lo que han conocido, subir sus castas y por si fuera poco. Competir por el corazón del apuesto...
Por si alguien lo quisiera saber, la canción que ponen en el desfile de presentación o de bienvenida a la familia real es RuPaul - The Beginning, ya que la letra le va demasiado bien a las chicas y a Guillermo. Ya que su nueva vida comienza aquí.
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Las cosas de momento parecían cada vez más irreales. Sir Pablo me estaba dando toda la información necesaria sobre las verdaderas chicas que estaban en el concurso. Toda esta montaña de emociones no hizo que me diera cuenta de que no estaba del todo solo en ese lugar. Cuando leí el nombre de Ana Hernández Balcázar fue un gran alivio. La hermana de mi amigo estaba en ese concurso. Desde ya, apuntaba a que ella podía ganarse el corazón del príncipe Lionel. Era demasiada hermosa.
El lugar donde estábamos sentados era el más alejado, yo solo miraba a las chicas que estaban platicando entre ellas. Conociéndose, me sentí excluido. Claro, pero entendía que yo solo era una cosa de dos días en el mundo de la selección. A medida que observaba a cada chica notaba un poco de sus personalidades. Cada una distinta de la otra y claro, dejaban ver su casta.
Por ejemplo, la chica llamada Antonella Roccuzzo. Ella era una dos. Su rostro era bien conocido ya que era modelo. Ella siempre salía en los catálogos de moda y de revistas que nunca había abierto. Pero que mi hermana bien conocía. Su cabello entre el negro y el café le daba un aspecto bastante llamativo. Y la sonrisa que siempre lanza cuando escucha algún chiste entre sus compañeras. Vaya, me daba idea del porque ella era una modelo con una gran carrera.
Macarena Lemos, ella era una tres. Una perfecta chica de medidas perfectas con su cabello rubio. Se notaba un tanto seria en el viaje, casi no participaba en las conversaciones de las chicas. Tenía en sus manos un libro, no alcanzaba a leer el tema de este. Pero eso sí, siempre que escuchaba su nombre ella se volteaba para responder a la pregunta o agregar un comentario. Por su forma de hablar se notaba que tenía una preparación bastante severa. Tal vez su familia eran profesores en alguna escuela de la nación.
Todas las chicas tenían en su mirada una gran emoción por estar en ese lugar. Para varias era la primera vez que estaban viajando en avión.
—Si quieres me puedo marchar para que estes a gusto con tus pensamientos.
El reprendo por parte de mi mentor hizo que me mis mejillas se pusieran de color rojo. Aparte la mirada de todas las chicas para concentrarme en todos los papales que tenía en mis manos.
—Lo siento mucho, no quise faltarle al respeto.
Sir Pablo soltó un suspiro.
—No lo haces... de manera consiente. Pero debes de saber que enserio tienes que poner atención a esto. Tienes la mirada de todo Illéa en ti, eres el centro de varios comentarios. Por lo que necesito que te comportes como lo que ahora eres. Un dos.
—Pero soy un seis...
—Eso nunca volverá a ser verdad.
Quise preguntar algo o en realidad protestarlo, pero aquello solo quedo en una idea en el momento en que vi la mirada de Sir Pablo. Decidí que lo mejor era tenerlo de amigo en esta corta estadía. Al final del día. Esto sería una anécdota graciosa para contar a mis hijos en el futuro o a mis sobrinos. Lo que llegara primero.
