El sonido de una falsa libertad

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Este suceso dio un gran cambio en mi vida, el hecho que estaba en un orfanato junto a otros niños ocasiono que me volviera mucho más tímida, el que yo esté en ese lugar nuevo género, una sensación un tanto rara en mí, el observar un espacio mucho más triste y opaco a mi hogar, el cual veía cada día, el no tener el aroma frutal del perfume de mi madre o el extraño, pero agradable olor que salía de la oficina de mi padre, mi mamá mencionando que era el olor de libros y conocimientos e historias redactada, la incómoda sensación que sentía en mi piel cada vez que ellos me miraban, los cuales evolucionaron a manchas de colores rojizas, moradas y rosáceas.

El sentimiento de que nadie vendría por mí, escuchada en boca de los mis compañeros, donde expresaban palabras que engañaban a un pequeño corazón, que era protegido por los recuerdos vividos con sus padres, un sentimiento de esperanza que albergaba y le daba fuerzas para que ella estuviera fuerzas para avanzar y despertar cada día. Ya que por palabras de alivio temporal de aquellas personas que observaron tal situación, no sabía cómo expresarle a la pequeña niña que alguien tan importante no regresaría por ella. Solo dándole una pequeña ilusión de que pronto volverían por ella.

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Hubo un momento el cual abrió una brecha en mi vida, fue días después de haber llegado a ese lugar tan lúgubre, estaba sentada en la sucia y dura cama, el cual fue establecida como mía en el tiempo que estaría en ese horrible lugar, todas las niñas se reunieron alrededor mío y varios niños se asomaban por la puerta para presenciar tal escena.

— Oh, pero miren a quien tenemos aquí – comento ella con una sonrisa sínica en su rostro, la niña que género que cada vez que escuchara su voz mi corazón se acelerara, el miedo corriera por mi cuerpo y que no mi voz no tuviera la valentía necesaria para alzarse – la chica que mato a sus padres, oh bueno eso fue lo que escuché de los guardias que la trajeron – dijo con un tono de burla en su voz, generando un golpe de realidad en mi entorno, dándome a conocer que ellos jamás volverán, que por mi intranquilidad no estarán conmigo, mi vista nublada por un mar que deseaba salir, una piel que se volvió fría en el momento que aquellas desastrosas palabras taladraron mi cerebro.

— solo de... seo que no digan eso – dije en un leve murmuro que se escapó de mis labios como un suspiro, un anhelo de mi alma con la esperanza de que dichas palabras fueran falsas.

— ¿por qué llora la bebe o acaso no sabías la verdad? – se burló la niña de cabello castaño, siéndose orgullosa por mencionar y ver la reacción que ocasiono en aquella infanta, sonriendo igual que el gato de Alicia en el país de las maravillas, viendo a la próxima víctima el cual desquitaría esos rencorosos sentimientos y aliviando dichos recuerdos que perturban cada día sus sueños, ocasionando que los demás niños también rieran, solo sentía que me estaba ahogando entre esas 4 paredes, la respiración me fallaba, las paredes se encogían con el pasar de los segundos, el hecho del destino que me deparaban en aquel lugar los cuales eran la habitación donde dormía la mayoría de las niñas.

— Cállense que eso no es verdad – mencione con en un hilo de voz, el nudo de mi garganta no me permitía decirle, gritarle, que se callaran, solo en mi mente se repetían dichas palabras, cállense, hagan silencio, cierren la boca, dejen de reírse de mí, pero solo era eso, mi voz en mi mente, el cual buscaba dejar de escuchar las crueles risas y burlas de los demás niños, lo cuales decían

— Ella mató a sus padres – menciono una voz.

— ella está maldita – menciono con cierto tono de odio y burla el niño.

— tus padres no te querían, por eso ellos prefirieron morir a estar contigo – rio la niña más alta.

La situación se volvía más descontrolada, las risas aumentaban en volumen, mi cabeza ya no podía callarlas o aminoraba, gritaba, pero mis labios estaban sellados cuál tumba, mis oídos más perceptibles a los ruidos del exterior a mí, mi piel sentía ese fuerte rechazo hacia mí y mis aún no manejados poderes queriendo descontrolarse gracias al momento tan agobiante sentido.

Un recuerdo que marco y género pesadilla durante una larga temporada inicia en una tarde soleada donde estaba sentada en el patio trasero del instituto debajo de un árbol, el cual era su momento favorito, donde se alejaba de aquellos quien la perseguía y lastimaban con sus palabras, ya que estos momentos los adultos nos obligan estar fuera del lugar con la excusa de que debían de resolver ciertas cosas, pero sabíamos que deseaban estar lejos de esa bola de revoltosos y abandonados engendros, palabras dichas por unas de nuestras cuidadoras.

Aunque este momento para mí era mucho más que tranquilidad, este era donde me sentía más cerca de casa, sintiendo ese aroma a bosque, escuchando el movimiento de las hojas, arrullándome como lo hacía cada noche en Ohio, la frescura que estaba oculta en la tierra, así como los sentimientos de aquella niña, donde debías de escarbar un poco para ver a una curiosa e imparable niña escondida en una cobertura de timidez y miedo, siendo perpetuado por las voces que se fueron acercando al lugar donde estaba.

— Así que aquí estabas escondida – dijo la niña mirándome con enojo mientras se tronaba los dedos, tales palabras provocaron que en mi cuerpo recorriera una sensación fría, congelándome en ese lugar sin poder reaccionar a tales acciones – mira lo que nos costó encontrarte en este sitio, pero ya verás tonta – esta hizo una señal, lo cual, dos niños me tomaron de los brazos, sujetándome fuertemente, creando una fuerte prisión donde para mi pequeño cuerpo se le haría difícil salir.

El observar las intenciones de la niña, una lágrima tras otra salían de mis ojos como único reflejo del dolor sentido en ese momento, Louise aprovecho para golpear mi cara y cuerpo, sintiendo como esto generaban dolor, pateando mi estómago y obligándome a tragar la tierra que anteriormente había hecho una casa, acallando y encerrando a un pequeño pájaro que solo quería un momento tranquilo en su pequeño de libertad disfrazada de otra cosa, garganta desgarrada por el intento de callar tales lamentos, ojos ciegos por la angustia y miedo sentido en ese momento vivido en ese momento, el cual género traumas en la mente de una pobre niña inocente.

Está hasta no verme en un estado deplorable, no se detuvo, aunque los niños que la acompañaba le decían que se detuviera, pero ninguno fue capaz de intervenir con tal de no salir igual de lastimado. Pero al observar estos momentos, lo único que pensaba es que, ¿Cuál fue el mal que hice para pasar por estos momentos? ¿Si fue por no hacerle caso a mamá? ¿Fue el no lavarme los dientes? O ¿el jugar con las botellas de ensayo de papá imaginado de igual que él cuando grande?

Estos momentos no se detenían, se llegaban a robar mi comida, mencionado a los adultos que yo se la daba, arrestándome por el cabello al momento del baño, fuertes palabras, recordándome una y otra vez los desechos que es mi vida, solo abarcando tristeza y soledad en mi cuerpo, sintiéndome como si fuera la peor persona del mundo y que no debía de estar aquí.

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Luego de tal suceso busque la mejor manera que mi cerebro pudo encontrar para evitar ese tipo de situaciones, se fue resguardo en lugares fríos y oscuros, donde la bruma lastimaba sus oídos, pero su piel se aliviaba, ya que allí no llegaban por ella, estos fueron al principio sitios donde la encerraban y dejaban al abandono tanto los niños para volverla más temerosa de esos espacios y de los adultos, cuando era inculpada injustamente por las travesuras de las demás niñas con la finalidad de que las castigasen.

Llegaba a la cocina en tiempo anterior o continuos de cada comida, para que me pueda alimentar adecuadamente, encerrándome en un mundo creado por mi mente, para no romperme aún más de lo que estaba, de conservar aquella pequeña niña, dándome la seguridad que anteriormente era los abrazos de mi madre y la sonrisa de mi padre, pero ahora solo era un húmedo armario, lleno de estorbosos abrigos, grande e incómodos.

A los seis meses de mi llegada a ese horrible lugar, escuché que había llegado una mujer al orfanato con las intenciones de adoptarme, solo a mí, esto gracias a las encargadas de la cocina que oyeron la conversación entre el director y la fémina, aunque me preocupé, ya que mi padre, solo había tenido una hermana y esta falleció mucho antes que yo naciera y mamá no tenía hermanos, porque fue hija única.

Pero al verla supe que no correría más peligro, esa fue la mujer que me acompaño al hospital luego del accidente. Su cabellera tan oscura como la noche y sus ojos azules, el cual refleja la tranquilidad y paz que constantemente pedía, la señorita Prince, la observaba desde lo lejos, atrás de una pared que dividía el vestíbulo del orfanato con la oficina del director de dicha institución, el verla hablando con el encargado del lugar creo una esperanza en mí.

Hope and night - Dick Grayson (Robin)Where stories live. Discover now