Reencuentros en el armario

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—Estoy bien, deja de preocuparte tanto —aseguró Calem, acariciando a Anpan y despidiéndose de ambos en la puerta de su edificio

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—Estoy bien, deja de preocuparte tanto —aseguró Calem, acariciando a Anpan y despidiéndose de ambos en la puerta de su edificio.

—Te lo devolveré mañana, dile chau a papi, hoy toca finde con mami —bromeó Joey, cargándolo en brazos y movió la patita del perro a modo de saludo.

«Espero no sentirme muy solo sin Anpan hoy» se dijo Calem y suspiró viéndola partir.

Un relámpago resonó a lo largo y ancho del vecindario, haciéndolo dar un sobresalto.

Entró rápido al edificio, evitando el agua que parecía estar por caer a cántaros.

—Solo queda ver alguna serie o drama para evitar pensar en mi realidad —sentenció sin ánimo, ya dentro de su departamento.

Se colocó un remerón grande mangas largas y un short corto, su ropa vieja más cómoda, para maratonear toda la noche, aprovechando que era viernes y al día siguiente no trabajaba.

Buscó en su habitación un ungüento para el dolor en su piel sensible por la prótesis y la metió en el bolsillo de su short.

De repente recordó sus chocolates, que guardaba recelosamente en el último cajón de su estante, se agachó, los tomó y acarició esa exquisita superficie tallada con cuidado hasta el mínimo detalle.

Tan hermosa como lo fue esa cita, de principio a fin, era su mayor tesoro porque albergaba su mejor recuerdo juntos.

No quería comerlos todos, como si eso todavía lo uniera a Stefan de algún modo.

Después de suspirar guardó todo en su sitio y regresó al comedor, pasó por la cocina y buscó unas cervezas, dejándolas en la mesita ratonera frente al televisor.

Se quitó la protesis, dejó la loción a un costado y estiró ambas extremidades, respirando hondo una vez libre.

Miró a su izquierda y recordó a Stefan sentado en ese mismo sillón, viéndolo de costado con sus ojos endemoniadamente atractivos, con esa picardía y seducción que lo caracterizaban.

«Quizá sea lo más difícil que me he propuesto hacer, pero estoy decidido: arreglaré esto. Me niego a perderlo, ya he perdido suficiente como para dejarlo ir sin luchar»

—Lo extraño —admitió en alto.

De repente toques fuertes y secos en la puerta llamaron su atención ¿Joey olvidó algo? ¿Quién le abrió abajo? Bueno, seguro alguien de otro piso la reconoció y dejó pasar.

—¡Hey! Voy, no pasaron ni cinco minutos que... —hablaba a medida que se ponía la prótesis sin cuidado y daba sancadas hacia la puerta, petrificandose al instante que la abrió.

Esa imponente figura que su cuerpo recordaba perfectamente, pero al parecer su cerebro no tanto, ya que por un instante se encogió y petrificó ante el gigantesco ser que representaba Stefan allí de pie, con su brazo apoyado en el marco de la puerta, el cabello húmedo igual que la ropa y su rostro ligeramente inclinado hacia él, dándole una postura todavía más intimidante.

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⏰ Last updated: Jan 14 ⏰

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EN EL ARMARIO (+18↔GAY)Where stories live. Discover now