Capítulo 35: Golpe sorpresa

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En cuanto vi avanzar a Beatrix con varias bolsas, alejé mi rostro del suyo y rebusqué en las bolsas los pares de gafas de sol, lo hice inclinarse de nuevo y se las coloqué para luego ponerme las mías. —¿Crees que somos pareja para combinar esto?

—Calla y solo sigue la corriente—le coloqué la gorra y me puse la mía—. No te hagas el difícil, sé que te encanta combinar atuendos—le guiñé un ojo y avanzamos por el centro comercial.

¡Eso perra, ya lo tienes domado el día de hoy!

—A todo esto, ¿no tienes que trabajar?

—En realidad tenía que ir, pero me tomé el día por enfermedad, mentí por ti diciendo que tenía un resfriado.

—Nadie te pidió seguirme… además—me detuve—, ¿por qué un resfriado? Pensarán que nos acostamos o compartimos saliva para tener el mismo “síntoma”…

—Me vale poco lo que piensen y en verdad, nadie lo creerá, somos el correcaminos y el coyote, tú eres el depredador que no puede alcanzarme—me mostró la lengua con burla—. No confío en lengua bífida, ella me da mala espina.

—¿Quién?

—La guapa, la apodé como lengua bífida—fruncí el ceño—, es una pequeña cobra.

—¿La guapa? —cuestioné al acelerar el paso.

—Debo admitirlo, es bien linda—arqueé las cejas e intenté dejarlo rezagado, pero, es imposible cuando sus piernas son largas—. Eres bien celosa, ni siquiera puedo decir si alguien se ve bonita… debes compartir los halagos, debes tener en cuenta que no eres la única hermosa.

Me crucé de brazos sin dejar de caminar. —Puedes decirlo si te da la gana, yo sé que soy preciosa y maravillosa sin importar que veas a otras bonitas, eres tú quien se pierde de esto—giré como cual modelo y continué mi caminata.

—La dominante Xia Slora 1, Malik el terco Sallow 0.

Estamos realizando otro viaje en taxi, porque ella salió a quien sabe donde, en el centro comercial debería tener todo lo que necesitaría para su cita, pero al parecer no fue suficiente. Mis ojos están posados al frente, analizando cada segundo la placa del coche de adelante, mientras que mi acompañante, se encuentra en el asiento trasero tonteando e inspeccionando mis compras.

—Malik concéntrate y ayuda en algo—reprendí que incluso el conductor se sintió regañado.

—Bella dama, yo solo vine en plan de guardaespaldas… —el sonido de las bolsas siendo trasteada vuelven a retumbar en mis oídos—oye, el blanco debes ponértelo para tu próxima entrevista, te hará resaltar ante las cámaras… Slora—se alarmó y guardó con rapidez algo en la bolsa—, ¿a quién le vas a modelar eso?

Me giré hacia él y sonreí. —A ti cuando te decidas—le lancé un besito y su rostro comenzó a teñirse de un tenue tono rosado.

—Slora por favor, hay personas escuchando tus barbaridades—se escandalizó y no pude evitarlo que terminé riendo sin sosiego por su lado “conservador”.

Descendimos a una cuadra de su casa y estaba por volver al lugar en el que estuve en la mañana, no obstante, mi “guardaespaldas” desapareció de mi vista. Avancé dos cuadras más y me detuve al verlo muy cómodo sentado dentro de un local, comiéndose un emparedado y bebiendo una taza de café con felicidad.

Inicié una grabación con mi celular al verlo todo contento meneando con levedad su cuerpo por tener el café. —Quien lo viera no creería que es bien gruñón y antipático, evidencia de que Malik Sallow es él mismo cuando nadie lo ve.

Ingresé al local luego de guardar mi grabación y ordené algo ligero, en cuanto obtuve mi pedido me senté a su lado, lo miré con ojo crítico y este me ignora por completo, fingiendo que la decoración vintage del lugar es novedosa. —Mi “valiente guardaespaldas” me abandona por la primera comida que lo seduzca—realicé un sonido de ardilla a modo de desaprobación.

Los pasillos tienen oídos/Operación: no te enamores de CupidoWhere stories live. Discover now