Xia
20 de septiembre
Beatrix Bell fue encontrada anoche guindada en su celda, bueno, su nombre real ni siquiera era ese, se llamaba Audrey Steven, quien en realidad no era siquiera enfermera, solo tomó un curso para pasar desapercibida y colarse en el hospital, incluso su currículum fue maquillado. Malik cree que ella fue quien ayudó al tipo ese a robar las llaves del casillero de Yarah y también a escabullirse por aquí para lanzar la maceta y agregar las cuchillas en las cajas de jeringas.
—¿De quién te escondes? —indagó Yarah, levanté la mirada y sonreí. Estoy agachada detrás de la recepción.
—De Malik…
—Ah, de tu querido profesor, ¿no querías tenerlo cerca?, ¿por qué le huyes? Yo no los entiendo, él dice que no te quiere cerca y te anda persiguiendo, tú lo quieres cerca y te la pasas huyendo la mayor parte del tiempo, sus palabras realmente no coordinan con sus acciones.
—Ya no lo quiero cerca, me está torturando, me hizo ver una operación ortopédica de principio a fin del Dr. Hughes y terminé vomitando—chillé horrorizada—, es un psicópata, incluso me hizo suturar su brazo ayer cuando tuvo el incidente con uno de los familiares de un paciente y yo apenas estoy aprendiendo.
—Pero si dice que lo haces bien, lo escuché presumiéndole a Daehyun y Claude que su estudiante sutura bien.
—Está loco, me dijo que como no siga sus instrucciones se hará pasar por paciente para que lo opere.
—Es la mejor motivación que he escuchado en toda mi vida—se rio—, ese idiota tiene buenas ideas, es muy astuto, sabe como sacar provecho de las cosas.
—¿Provecho? Que diga que me odia y me está torturando hasta finalmente matarme…
—Eso es muy básico, tengo mejores planes para ti—mis rodillas cayeron al suelo al escuchar su voz, me levanté con calma y lo miré, para luego correr a toda velocidad—. ¡Slora, ven para acá!
Hui por todos los pasillos, incluso corrí por las escaleras de emergencia, no puedo creer que realmente mis piernas estén aguantando tanto. Terminé en la terraza, con él amagando para apañarme, mientras no deja de reírse como una hiena roñosa.
—Ven pequeño hámster.
—No quiero, psicópata—expresé y aceleré el paso de nuevo, más me tambaleé y terminé de cara en el suelo por culpa de algo que golpeó mi espalda—. Será mejor que corras—advertí al acariciar mi nariz.
—¡La violencia no es buena! —vociferó al escapar de mí por todo el hospital, hasta finalmente terminar en el estacionamiento, donde se fue de cara contra la calle.
—¡Mi espalda! —se quejó y observó el artefacto a su lado—, ¿¡de dónde mierda sacaste esa escoba!?
—La tomé en el camino—caminé hacia él y lo capturé de la bata, se levantó a medida que tiraba de su prenda hasta estar erguido—. Tiburoncin, necesito un descanso, ¿quieres que enloquezca? Desde que te ofreciste a ser mi profesor no me has dado chance ni de respirar, me descuido y tengo que aprenderme demasiados términos de la montaña de libros que dejas en mi escritorio, las prácticas de sutura ahora son dos rondas de 30 minutos en diversos transcursos del día, me dices como debo tratar a los pacientes para que no me vean la cara de tonta y sin contar la cantidad de intervenciones quirúrgicas que he visto… ¡y solo van dos días!
—Pero estás aprendiendo, en el modo difícil, pero lo estás haciendo.
—Deja de ser tan malo.
—Si no te presiono no harás nada, te conozco, te rindes fácil en este tiempo—se zafó de mi agarre y me tomó de la bata como si fuese un muñeco—. Vamos a seguir con la práctica hasta que seas mi copia, serás un poco más humana, pero bueno.
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Los pasillos tienen oídos/Operación: no te enamores de Cupido
RomanceEn el siglo XXI hay un fenómeno que está arrasando en todo el mundo, todos aquellas desafortunadas almas solitarias que desean el amor, acuden a Cupido, sin embargo, solo son atendidas aquellas historias, cuyo sentimiento pueda desbordarse por medio...