En cuanto esos dos se fueron de la habitación, Malik y yo egresamos del armario, tengo mi pecho cubierto con mi brazo por si alguien más ingresa, necesito colocarme esa cosa de nuevo.
—Ven—llamó y me acomodó el top, abrochó los ganchos del interior, me hizo girar sobre mi propio eje y sonrió como antes, mientras acomoda mi cabello despeinado—, no queremos que se den cuenta de que algo ocurrió…
Por favor, quiero hablar contigo, tengo muchas preguntas.
—¿Estás bien? —preguntó.
Fingí una gran sonrisa y asentí. —Sí, ¿por qué no lo estaría?
—¿Por qué me mientes? Tu mirada denota tristeza y—lo abracé, aprisioné su cintura con mis brazos y oculté mi rostro en su pecho, no quiero llorar… últimamente me he vuelto una llorona, yo antes no era tan débil—, está bien, no preguntaré—musitó al palmear con delicadeza mi espalda.
—Te extrañé—murmuré y me separé para mirarlo.
—¿Quieres que te responda? —lo miré con desconfianza y rio bajo, sus manos apañaron mis mejillas—, solo ten presente por el momento que me gustas en un 75%, todavía no es enamoramiento, solo es gustar y ese sentimiento se puede desvanecer rápido. Nos vemos pequeño hámster—me robó un beso de los labios y se marchó como si nada.
Luego de unos 10 minutos regresé al patio donde el espectáculo de fuegos artificiales continúa, me uní un poco rezagada y a mi lado se colocó Carty. —¿Cómo te fue?
—Diría que bien—susurré y pasó su brazo alrededor de mis hombros.
—No entiendo porque las personas se complican la existencia—expresó con un poco de resignación—. Malik—llamó y tiró de su amigo, dejándolo a mi lado—… iré por algo de comer—informó y prácticamente se esfumó.
Lo miré de reojo y me relamí los labios al ver los suyos, sacudí mi cabeza para eliminar esos pensamientos pecaminosos que invaden mi cerebro.
Ay linda, el mal de tu cerebro soy yo y tengo muchos pensamientos pervertidos en este momento.
Bajé la mirada al sentir algo rozar mi mano, Malik está haciendo cosas peligrosas, ¿por qué me toca la mano? Su dedo meñique atrapó el mío y silbó. —Que bonitos los fuegos artificiales, ¿todavía te gustan?
—Sí—susurré—, alguien puede ver eso—dije entre dientes.
—Los amigos hacen estas cosas—respondió con diversión—, por cierto, ¿cuántas sentadillas haces al día?
—Por qué tengo el presentimiento que te saldrás con algo totalmente vulgar…
Solo sonrió con orgullo, se adelantó un paso y se volcó hacia mí. —Te lo dejo de tarea—me guiñó un ojo y se encaminó con el resto, quienes están más adelante, en el epicentro de todo.
Se unió a los chicos y comenzaron a bromear, mi celular vibró y miré por encima el mensaje que ese idiota me envió.
—Mantente en mi radar que todavía no confío en estas personas y por cierto, te ves maravillosa—leí bajo y sonreí al mirar en su dirección, sus ojos se posaron sobre mí y aparté la mirada al sentirme tímida.
Al día siguiente
—Te digo que los vimos…
—Y ustedes qué hacían encerrados en un armario—indagó mi amiga y se paró en seco, se cubrió la boca y me miró anonadada—, no puede ser, se estaban besuqueando—murmuró sobre su mano—, espera, ¿se acostaron?
—Pudo haber sucedido—murmuré al juguetear con mis dedos.
—Amiga—chilló al darme un golpecito en el brazo—, andabas de golosa en un cuarto oscuro—reí al ver sus muecas—y todo se arruinó por culpa de ese cabeza de paleta, siempre de inoportuno y la diabla otra imprudente, que manera de arruinar la reconciliación del año—renegó—. Yo quería que mis sobrinos estuvieran ya aquí—sus manos comenzaron a acariciar mi abdomen y me alejé alarmada.
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Los pasillos tienen oídos/Operación: no te enamores de Cupido
RomanceEn el siglo XXI hay un fenómeno que está arrasando en todo el mundo, todos aquellas desafortunadas almas solitarias que desean el amor, acuden a Cupido, sin embargo, solo son atendidas aquellas historias, cuyo sentimiento pueda desbordarse por medio...